Un eufemismo es la palabra o expresión que usamos para suavizar aquello que se nos hace desagradable, agresivo, feo, ilegal, etc.
Ya el viejo y conocido refrán salió de moda. Decirle pan al pan y vino al vino se toma por vulgaridad, constituye una violación de algún derecho o un atentado contra la igualdad o la inclusión. Entonces, y siguiendo el ejemplo de los políticos y del pesado y soso argot administrativo-público (ese que usan los mismos políticos, los empleados de cualquier dependencia del Estado, los maestros cuando hablan en público y otros más), el idioma se ha ido llenando de nuevos eufemismos.
Y escribo nuevos porque existen desde el primer día de la creación, desde que el universo es universo, desde que los perros ladran. Un eufemismo es la palabra o expresión que usamos para suavizar aquello que se nos hace desagradable, agresivo, feo, ilegal, etc. Por ello evitamos la palabra precisa, la que realmente se refiere a lo que nos parece desagradable, agresivo, feo o es ilegal, y elegimos otra o inventamos una para no echarle sal a la llaga.
Por cierto, y esto es un paréntesis, eufemismo es palabra de origen griego (euph?mismós), aunque entró al castellano por la puerta del latín (euphemismus). “Eu” significa “bien”, y está en muchas palabras: eutanasia (buena muerte), euforia (una sensación obviamente agradable, buena), por mencionar dos. La segunda parte de la palabra, phemo, significa decir. Viene siendo, por tanto, “decir bien”, “decir bonito”.
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Decirle “pájaro” al pene es eufemismo (o la palabra que usen: nada tiene más eufemismos que los genitales. Y es lógico: especialmente en el mundo cristiano, los genitales tienen mala fama y lo que se refiera a ellos es pecado. Por ello, es natural que haya tantas palabras para reemplazar a pene, a vagina o al coito).
Cierro el paréntesis. Si un tipo sale en televisión y dice “los negros” en vez de los “afrodescendientes” lo linchan. Hermano, los negros son negros y punto, devolvámosles esa dignidad, ese premio. Yo creo que decirle “afrodescendiente” al negro sí es racismo porque implica que la negrura es vergüenza, y no, claro que no, vivan los negros. Miren esto: no hay un eufemismo para reemplazar a la palabra “blanco” (alguien de piel clara), no tenemos que decir “hispanodescendiente” porque no se entiende como ofensa, porque ser blanco o ser “el mono” no es un problema. Pues ser negro tampoco lo es.
Ya los viejos tampoco pueden serlo: es una persona de la tercera edad. Es una tontería recurrir a una denominación tan larga cuando tenemos un viejo sustantivo: anciano. Un viejo y hermoso sustantivo porque tiene una antigua raíz que significa “el que va adelante”.
Así que devolvámosles a los negros la dignidad de ser negros y a los viejos la dignidad de ser viejos, ancianos.