¿Unas “nuevas S.S.”?

Autor: Tomás Castrillón Oberndorfer
5 junio de 2020 - 12:00 AM

Ell gobierno actual no ha podido liberarse de la fuerte influencia que tienen los representantes del "Santismo" y el "Samperismo" que están incrustados en todos los niveles de organización del gobierno.

Medellín

Debido a la cuarentena impuesta por la pandemia actual, le surgió al autor de esta columna una inquietud relacionada con su propia existencia. En otras palabras, aplicando el lema de un conocido programa de televisión de chismes: “el que no es mencionado en dicho programa es porque no existe” y también si a uno no lo “chuzan” (le interceptan el teléfono), si no lo “vacunan” (lo amenazan) y si no lo perfilan como está de moda, es ¡PORQUE NO EXISTE! Afortunadamente se sigue cumpliendo el lema de Descartes: “Pienso luego existo” y, en consecuencia, van algunos comentarios “pandémicos”.

Recientemente al cumplirse 75 años del “final de la Segunda Guerra Mundial, hubo muchas conmemoraciones limitadas por las circunstancias debidas a la pandemia que se ha desatado sobre la humanidad. Se recordaron las “gestas heroicas” de los aliados triunfadores y, al mismo tiempo, se recordaron circunstancias muy nefastas como las actuaciones criminales de algunos grupos que operaron en el interior de los países derrotados. Se destacan las formaciones S.S. de la Alemania nazi.

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Muy someramente, cabe recordar que unos pequeños grupos de protección personal, Saal-Schutz, en el idioma alemán, se fueron transformando en escuadras de protección Shutzstaffel y al final resultaron grandes organizaciones con un ala militar: Waffen S.S., y otra política Allgemeine S.S. de muy ingrata recordación. No es una nueva circunstancia la aparición de la letra ese (S) repetida para designar personajes o instituciones como por ejemplo S.S. (Su Santidad) el Papa e instituciones como los Seguros Sociales y los Servicios Secretos con actuaciones tan diversas que han merecido toda clase de análisis y críticas.

En el País parece haber surgido, durante los últimos años, una organización, conformada por los grupos de partidarios de dos expresidentes, con ejecutorias muy cuestionadas puesto que durante sus mandatos florecieron y prosperaron la impunidad y la corrupción y que, aun así, siguen influenciando en el devenir nacional. Se trata del “Samperismo” y el “Santismo”, originadas en el más rancio abolengo Santafereño, que indudablemente vienen influenciando de manera creciente sobre la conducción del País. Dada la repetición de las iniciales de los apellidos de quienes originaron los movimientos, la imaginación popular se pregunta si: ¿no se trata de una “Nueva S.S.”?

El hecho es que: el gobierno actual no ha podido liberarse de la fuerte influencia que tienen los representantes de esas dos facciones que están incrustados en todos los niveles de organización del gobierno. Y no solo del gobierno, sino en muchos de los organismos del sector privado. El reciente episodio del “nombramiento” de un encopetado miembro del “Santismo”, de muy ingrata recordación en Antioquia, como dirigente de una muy importante organización privada, demuestra, como “excepción que confirma la regla”, la influencia de esas presuntas “nuevas S.S”.

“Cambiando de tercio” y pasando al nivel local es necesario referirse a las recientes aprobaciones de los Planes de desarrollo.

Algunos de los que pretendieron hacer un Análisis (Examen detallado) de los farragosos y extensos documentos propuestos por las administraciones, llegaron a la conclusión que más bien se trató de unos listados de necesidades y/o buenas intenciones más no de verdaderos planes de desarrollo.

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La impresión que ha quedado y haciendo un símil con la planeación del funcionamiento de los hogares, que han tenido que ser utilizados forzosamente por la pandemia actual, es como si se confundiera la Lista para el Mercado con un Plan o una Estrategia para el funcionamiento del hogar. Ciertamente el Listado mencionado es una parte fundamental de un verdadero plan.

Para aclarar mejor la inquietud, vale la pena recordar el cuento de un alto exponente de la “nueva clase emergente” (Mafioso, Juanito) quien al “planear” la dotación y surtido para la   biblioteca de su nueva residencia elaboró un listado de libros que constaba de dos grupos básicos: libros de pasta dura y libros de pasta blanda y cada grupo con numerosos subgrupos de colores de las pastas (azules, rojos, verdes, negros amarillos, etc.). La única especificación era para cada grupo: tantos metros de tal color. Es decir, dicho personaje lo que tenía era un listado más no un verdadero plan.

“El que entendió, entendió”.

Como era de esperarse, los “tales planes” fueron aprobados tanto por la Asamblea Departamental como por el Concejo Municipal en forma casi unánime, y, por lo tanto, cabe desear que tal unanimismo no se haya debido a reparticiones de altas dosis de “mermelada”, porque al pretender simultáneamente reformas administrativas, queda la inquietud de que subsiste el clientelismo burocrático propio de la repartición de puestos en épocas en donde debía primar la austeridad.

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