¿Somos ricos o pobres?

Autor: Diana Sofía Giraldo
24 febrero de 2020 - 12:04 AM

La inquietud aumenta cuando las primeras interpretaciones de la buena nueva indican que apareceremos en las listas de los ricos, pero seguirán pagando nuestros productos como a pobres

Bogotá

¿La verdad? Para ser francos todavía no sabemos si somos ricos o pobres. Y al parecer pasaremos mucho tiempo sin saberlo.

Lea también: Craso error político

Por lo pronto, las noticias generadas por la mejor calificación con que empezarán a tratarnos en el ámbito económico mundial despertaron una cadena de reacciones ambivalentes. Van desde la alegría desbordada porque la prensa dice que autoridades internacionales de indudable respetabilidad declararon que somos ricos, hasta los lamentos por la pérdida de los tratamientos preferenciales con los que nos beneficiaba la comunidad internacional, mientras nos consideraba un país en vía de desarrollo.

Los anuncios, sin embargo, despiertan cierta preocupación pues la gente aun trata de descifrar las declaraciones que nos califican como ricos, y la inquietud aumenta cuando las primeras interpretaciones de la buena nueva indican que apareceremos en las listas de los ricos, pero seguirán pagando nuestros productos como a pobres.

Por lo demás, siguen recordándonos que somos un país de grandes desigualdades, uno de los peores en la distribución del ingreso. Ahora, como ricos, debemos apresurarnos a eliminar los desniveles, pues los otros ricos, los que tienen el manejo económico de tantos años, nos lo reclaman a diario.

Ya cambió la clasificación oficial. Salimos del grupo de los que se catalogan como desarrollados insuficientemente. Ahora nos homologan como ricos pero desiguales y la subida en el escalafón significa que sí tenemos con qué buscar la igualdad. En resumen, aumenten los impuestos. “Los ricos tienen con qué pagarlos”.

La inquietud no sería tan grande si las medidas económicas igualadoras no significaran golpes seguidos contra la clase media. Es curioso, pero prácticamente todas las disposiciones que se suponen llevan a la igualdad en la distribución del ingreso, conspiran contra la movilidad social.

Persiste la contradicción entre los discursos sobre igualdad y robustecimiento de esta clase y las embestidas a las familias que la integran. Las amenazan con atacarles directamente los ingresos pensionales pintan como demonios sobre ruedas a los automóviles particulares, atacan el subsidio familiar, uno de los mecanismos de mejoramiento social más útiles para la extensión y consolidación de las capas medias de la población, advierten sobre la inevitabilidad de más impuestos

Todo esto, precisamente, cuando atravesamos la peor coyuntura para hablar de impuestos. En un ambiente social tan agitado, como el que vivimos, cuando ingresamos a la liga internacional de marchas callejeras, no es sensato regarle al incendio la gasolina de nuevos gravámenes. Menos, con un aparato estatal incapaz de controlar los niveles de corrupción. Primero, es preciso limpiar el gasto, lo cual, por sí solo, equilibraría el presupuesto. Después vendrá la eficiencia de la ejecución, pero lo esencial es que no se roben los impuestos de la gente.

Le puede interesar: Desplumando la gallina

Antes de darle rienda suelta a las manifestaciones de alegría porque nos llamaron ricos, vale la pena medir las consecuencias, si no queremos regresar a la calificación de subdesarrollados. Quedémonos con todo lo bueno que significa el reconocimiento internacional de nuestro progreso y, ¡por Dios!, ni se nos ocurra creernos el cuento completo, ni mucho menos comportarnos como nuevos ricos.

 

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Transporte público Bogotá
Columnistas

El don de la inoportunidad

La venta de este privilegio es una medida plutocrática, que coloca, a la administración, que la tome, en el peor sitio, del peor momento.

Lo más leído

1
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
2
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
3
Columnistas /

¿Glorieta, rompoi o romboi?

@ortografiajuanv explica las interrelaciones de culturas y la formación de nuevas palabras
4
Justicia /

Precluye investigación contra Ronal Geovanny Duarte Contreras

En la investigación en contra de presuntos extraditables, el ente acusador determinó que “no existe los...
5
Columnistas /

Ingeniería y ética profesional

La ética en la ingeniería empieza por establecer que la responsabilidad primaria del ingeniero es...
6
Columnistas /

Bendeciste mi alma, ¿o bendijiste?

Como la lengua es del pueblo, no hay que apedrear al que, por alguna razón, se desvía de aquella ruta...