En medio de la grave emergencia del coronavirus, de Trump con sus contradicciones, mentiras y narcisismo y la selva de las redes sociales que confunden, los jóvenes pecan por su falta de solidaridad e irresponsabilidad. Una y otra vez los gobiernos y autoridades sanitarias insisten en practicar el aislamiento como forma efectiva de propagación de la enfermedad. Ese aire de invulnerabilidad de los adultos jóvenes comienza a pasar factura. En Italia y Francia donde la pandemia es la más grave, este grupo poblacional sufre el mayor número de infecciones lo que se traduce en un incremento significativo de contagios.

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Según los estudios iniciales del Centro para el Control de Enfermedades-CDC de los Estados Unidos, encontró que el 40 por ciento de los pacientes hospitalizados tenían edades entre los 20 y 44 años. Lo anterior contradice la idea según la cual las personas de la tercera edad eran las de mayor riesgo. En China cerca del 80 por ciento de los fallecidos sobrepasaban los 65 años y un dato muy preocupante, 4 de cada 5 personas en ese país que no tenían síntomas terminaron transmitiendo la enfermedad. 

“Los datos preliminares también demuestran que la afección severa que conduce a la hospitalización, las unidades de cuidados intensivos y posteriormente la muerte, puede darse en adultos de cualquier edad que sufren del covid-19”. Los expertos en salud afirman que es muy difícil comparar la cantidad de casos por edad y países, debido al bajo número de pacientes examinados y también por las diferencias relacionadas con el ambiente, estilos de vida, demografía y los factores relacionados con el virus mismo.

En varias regiones de Francia, por ejemplo, se especula que la posibilidad de contraer la enfermedad se deba a los altos porcentajes de jóvenes fumadores. O que muchos enfermos con afecciones crónicas con edades inferiores a 30 años en Holanda, igualmente demuestren un ascenso. Quizás algunos adultos menores que fueron examinados casualmente vivan en ciudades donde los niveles de polución sean un factor susceptible de causar serias afecciones respiratorias. Por ser una pandemia sin precedentes, todas las posibles razones son valederas.

Ahora bien. Las nuevas generaciones, millenials y parte de la Y (nacidos entre 1995 y 2019) con ese ímpetu que cree desafiar todo a su alrededor, son el futuro del mundo. Por esa misma razón la actual coyuntura les exige un compromiso con la comunidad que muchos no parecen o no quieren entender.

Una afrenta ver a miles de jóvenes en las playas de Florida con ocasión de las vacaciones de primavera desafiando el llamado para que el distanciamiento social fuera acatado. Una total desconexión con la realidad que vive el resto de la sociedad. Los millenials no pueden convertirse en los multiplicadores del virus por su obstinación y sentido de invencibilidad.

Súbitamente el mundo entero se ha paralizado con unas secuelas psicológicas, sociales y económicas jamás vistas. En muchos sitios el crimen y la delincuencia están a la baja mientras la generosidad y solidaridad son los valores que impulsan a amplios sectores a salir del letargo y ver que las circunstancias nos obligan a ver el mundo con otro prisma.

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Las espontaneas expresiones de arte y música desde los balcones están llenando el vacío que deja la ausencia del contacto personal. Nos obligaron a separarnos para sentir la cercanía. Luego de que todo esto pase, bueno sería preguntarse ¿por qué toleramos tantas divisiones y diferencias?