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Colombia es el segundo país, después de Brasil, donde se presentan más casos de leishmaniasis cutánea, con cerca de 18.000 contagios por año. En Medellín, el Pecet, Programa de estudio y control de enfermedades tropicales de la Universidad de Antioquia, ha desarrollado una pomada que podría ser la solución para una enfermedad olvidada y que según la OMS es la segunda causa de muerte entre las infecciones parasitarias.
La pomada, que se llama Anfoleish, se encuentra en la fase 2 de su desarrollo y ya ha superado los estudios en animales. Se espera que el próximo año finalice esa etapa y pueda pasar a la tercera en donde se espera ensayar en países como Marruecos, Guatemala y Brasil.
“A la fecha, Anfoleish superó todas las pruebas en animales, además, se usó en 30 pacientes con leishmaniasis cutánea y mostró muy buenos resultados en cuanto a eficacia y seguridad (tolerancia, efectos adversos)”, asegura un informe del Pecet.
La pomada cuenta con el apoyo económico para los estudios clínicos de Dndi, una ONG Suiza, quienes consideraron que esta pomada es el medicamento más promisorio en el mundo para tratar leishmaniasis.
“Todavía no cantamos victoria hasta no terminar todo, hasta ahora la cosa va muy bien. Va a ser un producto muy barato, que se conseguirá en todas las farmacias. El compromiso es que la Ong Suiza la repartirá en los 45 países más pobres del mundo y después, a través de la OMS, pasaría a ser distribuida en los 99 países que tienen leishmaniasis en el mundo”, asegura Iván Darío Vélez, director del Pecet.
La pomada Anfoleish, que tiene entre sus componentes un principio activo contra los hongos, comenzó a desarrollarse desde 2010, aunque son más de 30 años que desde la Universidad de Antioquia se ha venido estudiando esta enfermedad en el país y en la que poco se ha avanzado en las últimas décadas en el ámbito internacional.
Contra la leishmaniasis el tratamiento que se utiliza en la actualidad en muchos países, incluido Colombia, es el de sales de antimonio, el cual se utiliza desde hace 70 años sin que existan más avances para su tratamiento.
“El tratamiento actual es demasiado tóxico, daña el corazón, hígado, páncreas y entonces a veces la persona no lo soporta y puede fallecer. No es ético que una persona que tenga una enfermedad que no mata, se muera consecuencia del tratamiento, eso es contra toda lógica”.
“Los riesgos que conlleva el tratamiento son uno de los motivos para que las personas que contraen la infección, sobre todo en las zonas rurales, no vayan al centro hospitalario y prefieran tratar la enfermedad con plantas”.
“Nosotros en el Pecet, empezamos a buscar alternativas de tratamiento, una fue mirar las plantas que tenían los indígenas y campesinos para ver si tenían actividad contra el parásito y hemos encontrado que sí hay plantas que sirven para matar este. También buscamos en la forma molecular del parásito la sustancia que lo pueda matar y ya hemos encontrado varias”.
Este proyecto de la pomada contra la leishmaniasis cuenta con el apoyo de Colciencias, de Ruta N y la farmacéutica local HumaxPharmaceutical, lo que demuestra, según el director del Pecet, que este trabajo en conjunto es un ejemplo para próximas investigaciones.
“En Colombia no hay cultura de sacar productos médicos y la industria farmacéutica no invierte en investigación, por eso, este desarrollo, es reorientar la forma de hacer investigación para tener un producto y motivar a la industria farmacéutica, y demostrar que es posible desarrollar productos con la capacidad que tenemos en el país”, asegura Vélez.
Aunque todavía quedan meses para por fin poner en el mercado la pomada contra la leishmaniasis, para el director del Pecet, de confirmarse los resultados, este desarrollo médico sería un gran logro para realzar la labor científica en el país.
“Va a ser el aporte más importante que haga el país al tema de enfermedades tropicales. No hay ningún medicamento que haya sido desarrollado en Colombia y también eso le va a dar un renombre internacional a la Universidad”.
Hay tres formas principales de leishmaniasis: visceral (la forma más grave de la enfermedad, a menudo conocida como kala-azar), cutánea (la más común) y mucocutánea. La leishmaniasis es causada por un protozoo parásito del género Leishmania, transmitido por la picadura de flebótomos infectados.
La enfermedad, que afecta a las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos. La leishmaniasis está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización. Se estima que cada año se producen 1,3 millones de nuevos casos y entre 20.000 y 30.000 defunciones. (Fuente OMS).