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El que la pobreza llame a la pobreza, y con ella a la falta de oportunidades y a la mala calidad de vida, es lo que más preocupa a la Administración Municipal de que las familias de estratos 1, 2 y 3 de Medellín sean las que tengan más hijos en la ciudad, según mencionó Ana Catalina Suárez, directora del programa Medellín Incluyente de la Alcaldía, respaldando el comentario realizado el miércoles pasado por el alcalde Sergio Fajardo en la instalación del Congreso de Ciudad.
Fajardo señaló que “entre las 40 mil familias más precarias, que van a recibir el programa Medellín Incluyente, el promedio es de 5.3 personas por hogar, lo que muestra que hay un problema demográfico impresionante, pues el crecimiento demográfico perpetua la pobreza y la desigualdad”.
El Alcalde indicó en su intervención que si no se realiza un control de la natalidad en estos sectores, los esfuerzos de la Administración por hacer colegios, viviendas de interés social y demás obras para mejorar sus condiciones de vida siempre serán insuficientes para la demanda, cada vez más creciente.
Articulando los datos proporcionados por la Encuesta de Calidad de Vida en Medellín en 2005 y los de la encuesta del Sisbén, el subdirector de Metroinformación de la Alcaldía, Carlos Vélez, confirmó que, aunque en la ciudad ya no son comunes las familias de 16 ó 7 hijos, en promedio una familia de estrato 1, 2 y 3 tiene 4.3 integrantes.
La cifra no sería preocupante si estas familias tuvieran estabilidad económica, pero en la mayoría de los casos los padres trabajan en la construcción, en ventas ambulantes o están desempleados, lo que nos les permite ofrecer a sus familias una buena calidad de vida. “Estar en el circulo generacional de la pobreza es algo muy grave, porque la pobreza es causa y efecto de problemas como la falta de acceso a la educación, la baja generación de ingresos, la mala nutrición, la falta de recreación, y de que no se consuman los alimentos adecuados ni en la calidad ni en la cantidad”, mencionó la directora de Medellín Incluyente.
Barrios como el Doce de Octubre, Popular, Santa Cruz y San Javier, los más densamente poblados, serían en los que más se presenta esta situación.
Aún así, dijo Vélez, la mayor parte de la población de la ciudad es adulta, y sólo 159 mil niños están entre uno y cuatro años, y 380 mil entre 5 y 14, mientras un millón 061 mil personas están entre los 15 y 44 años, según una proyección para la población total de Medellín basada en datos del Dane que calculan la población total de la ciudad en 2 millones 116 mil personas.
Los embarazos, problema de educación
Otro factor que mencionó el Alcalde con preocupación, el miércoles pasado, es que una de cada cuatro adolescentes de la ciudad está embarazada. La causa, para Marta Lucía Martínez, psicóloga asesora del centro para jóvenes de Profamilia, es la falta de educación y la pobreza de las jóvenes.
“Está comprobado que mientras una mujer tenga acceso a la educación tiende a aplazar su maternidad, mientras que una chica que no tiene acceso a la educación o que la suspende tiene más tendencia a embarazarse”, precisó la psicóloga.
Para ella, el embarazo en la adolescencia disminuye la calidad de vida de la familia de los menores, porque van a tener menos probabilidades de capacitarse y “con ellas van a tener más probabilidades de ser pobres y no tener una buena calidad de vida”.
Este dato lo confirma la Encuesta Nacional de Demografía y Salud Sexual y Reproductiva en Colombia, realizada en el 2005 por Profamilia, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, el Ministerio de la Protección Social, y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo, que indica que a nivel nacional las mujeres sin educación se casan o unen 3 años antes que aquellas que logran estudiar el bachillerato (18.2 Vs. 21.7 años, respectivamente).
Martínez agregó, que la maternidad ha vuelto a ser un proyecto de vida para algunas jóvenes medellinenses. “Nosotros vivimos en una cultura donde ser madre es sagrado y se respeta ese deseo, entonces por lo tanto muchas chicas de barrios humildes y barrios acomodados están optando de manera consciente e inconsciente por la maternidad durante la adolescencia”, precisó.
La psicóloga indicó además, que a pesar de esta situación, no debe olvidarse que en los últimos años ha aumentado la consciencia de los jóvenes en cuanto a la necesidad de utilizar métodos anticonceptivos, como lo demuestran las 50 consultas diarias que se reciben en el Centro para Jóvenes de Profamilia.
Para fortalecer el trabajo de sensibilización y educación sexual en la población juvenil, manifestó Suárez, la Administración desarrolla el programa de Salud Sexual y Reproductiva, que lidera la secretaría de salud; el programa de Prevención del Embarazo Adolescente; y el proyecto Sol y Luna, en el que el despacho de la Primera Mujer creará 11 centros de atención para adolescentes en toda la ciudad, en los que personal capacitado les brindarán métodos anticonceptivos.
Aún así, continuó la directora del proyecto Medellín Incluyente, es necesario romper el círculo generacional de la pobreza, y para esto es necesario trabajar aún más en el control de la natalidad y en la educación, y realizar planes de comunicación que permitan llegar a las parejas que deben hacerse responsables de su paternidad.