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Foto: EFE
“La ‘Plegaria muda’, de Doris Salcedo, es un grito de dolor contra la violencia”, publicó el portal italiano sobre la muestra www.arte.rai.it luego de su apertura en Roma en 2012. |
Las realidades de Colombia no son ajenas para Doris Salcedo, una de las más importantes escultoras colombianas, quien se ha dedicado desde mediados de la década del ochenta a utilizar diferentes elementos para centrar su mirada en lo que pasa en su país. Ella ha convertido en esculturas con significados profundos una petición al pueblo, para que observe sus realidades. Una plegaria que le huye al silencio, que quiere escapar del dolor aunque viva en su oscuridad fría y estremecedora.
Por eso, luego de varios años de ausencia, Salcedo rompió su silencio y lo hizo en la Galería Flora Arts + Natura de Bogotá, donde expondrá una muestra de nueve de las 166 piezas que conforman su obra “Plegaria muda”, hasta el 29 de marzo.
“El proceso de investigación comenzó en el 2004 con un recorrido por los ghettos de Los Ángeles y el hecho que en un informe oficial se habla de más de diez mil muertes violentas de jóvenes en un periodo de veinte años. Centré mi atención en la violencia generada por las pandillas juveniles y especialmente en esa relación gris que se establece entre el rol de la víctima y el del victimario, roles que se intercambian con una facilidad asombrosa. Después de reflexionar al respecto me di cuenta que este intercambio perverso y fluido en los roles era posible debido a que ambos habitaban una zona indefinida, que algunos autores han denominado como la de ‘muerte social o muerte en vida’”, explicó Salcedo en el texto curatorial que ella misma escribió para la muestra.
La idea de dolor que podía concebir la artista al conocer estos datos de la realidad estadounidense, la llevaría de nuevo a su lugar común, ese en el que ya ha explorado muchas veces, sin caer en la repetición; al que no ha dejado de regresar: una Colombia que vive el dolor.
Sí, ese dolor que ella había relatado en su obra pero que ha evolucionado. Los nombres de los victimarios, al igual que el de las víctimas han cambiado, la escultora supo de los “falsos positivos”, por lo que unió su trabajo a la realidad colombiana.
“En ‘Plegaria muda’ intento articular diferentes experiencias e imágenes que forman parte de la naturaleza violenta del conflicto colombiano. También deseo conjugar una serie de eventos violentos que determinan la imparable espiral de la violencia mimética y fratricida que distingue los conflictos internos y guerras civiles en todo el mundo”, explicó la escultora en su producción escrita sobre esta obra.
“De Doris Salcedo hay que decir que es una artista colombiana muy seria, cuidadosa con su trabajo, con gran reconocimiento internacional. En las nuevas generaciones ella es una representante muy importante del arte colombiano, su obra es muy conmovedora sobre la violencia, ese ha sido un tema recurrente para ella, al igual que el del silencio”, con estas palabras el decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, Francisco Londoño, se refirió a la artista.
Una idea que se conecta a lo que publicaría el 20 de febrero de 1993 el historiador, escritor y curador Charles Merewether sobre la obra de Doris Salcedo, luego de que esa misma semana “las autoridades de España destruyeron una de sus obras en busca de droga”; en un texto para la exposición “Ante-América”, publicado en la sección cultural de EL MUNDO.
“En respuesta a la experiencia de vivir en un país sujeto a la violencia indiscriminada y al terrorismo, el proyecto estético de Salcedo se basa en el convencimiento de que, para articular una conciencia ética, el arte debe dirigirse a la representación como tema político”, aseguró.
El autor se refería a su obra “Atrabiliarios”, en la que para la mirada de este curador: “Los objetos se convierten en el lugar de la experiencia de las desapariciones y la muerte, así como en sus mudos testigos”.
Una visión fundamental de lo que es su trabajo, que se hace necesaria para conocer las construcciones de sentido que hace Salcedo, quien en “Plegaria muda”, retoma esas reflexiones, desde la actualidad, con esa máquina del tiempo que se lo permite como lo es el arte contemporáneo.
“‘Plegaria muda’ busca enfrentarnos al duelo represado y no elaborado, a la muerte violenta cuando es reducida a su total insignificancia y que forma parte de una realidad silenciada como estrategia de guerra.
También responde a un hecho particular que tuvo lugar en Colombia entre los años 2003 al 2009 cuando 2.500 jóvenes provenientes de zonas marginales fueron asesinados por el Ejército colombiano sin motivos aparentes (…)”, relató Salcedo quien además evidenció el dolor del otro lado, el de aquellas que sufrían por sus hijos, que esperaban volver a verlos, sus mujeres.
Para Salcedo, Colombia es el país de la muerte sin sepultura, en el que los vestigios mortales de los hombres tuvieron que conocer las fosas comunes, en las que además muchos muertos no poseen siquiera un nombre, son desconocidos y anónimos.
“Esta exposición está conformada por unas mesas construidas en madera, que tienen unas dimensiones similares a los de los ataúdes, en ellas cabe el cadáver de una persona, ella las apila y las une con una mezcla de tierra en la que siembra una grama, elemento que a su vez tiene un doble significado: el de los sitios abandonados y solitarios donde crece la grama como un invasor de los espacios, además de ser un símbolo de la vida, como diciendo que la vida nace en cualquier espacio”, explicó Londoño.
Y es que esos ataúdes también reflejan la vida, puede ser la vida que se va o la que queda en la esperanza de las mujeres que sueñan con ver de nuevo a sus seres queridos, aquellos que pudieron no ser culpables de nada, pero nacieron con la culpa de un país lleno de realidades mortales.
“Durante meses entrevisté a un grupo de madres acerca de la búsqueda de sus hijos desaparecidos, y del terrible proceso de reconocerlos en las fosas donde habían sido enterrados por los asesinos. Posteriormente, estuve con ellas en el doloroso y arduo proceso de elaboración del duelo y vano intento de lograr justicia, ante la barbarie cometida por el Estado.
La muerte de cada joven genera una ausencia y cada ausencia demanda una responsabilidad con respecto a los ausentes, ya que su única posibilidad de existir es dentro de nosotros, en el proceso mismo de la elaboración del duelo. Plegaria muda es un intento de elaboración de dicho duelo, un espacio demarcado por el límite radical que impone la muerte. Un espacio fuera de la vida, un lugar aparte, que recuerda a nuestros muertos”, relató en sus letras Salcedo.
Londoño agregó que la muestra permite analizar que la creadora “hace un tipo de obra con más énfasis en el contenido, sin olvidar la formalización, es una artista que se mantiene en un equilibrio muy importante entre el tema y la obra. Trabaja con espacios habitables, a escala humana es muy íntima y singular”.
Doris Salcedo estudió Bellas Artes en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Sus obras han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, MoMA, en el Tate Modern de Londres, en el Centro Pompidou de París y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, entre otras plataformas internacionales.
Sobre su obra fue publicado en el año 2000 el libro Doris Salcedo (2000), de la editorial Phaidon.
Entre 1987 y 1988 dirigió la Escuela de Artes Plásticas del Instituto de Bellas Artes de Cali. Fue becada por la Fundación Guggenheim y Penny Mc.Call, además de ser reconocida por la Galería Camargo Vilaça, São Paulo.
Es recordada también por su reciente intervención “Shibboleth”, realizada en la Tate Modern de Londres, en la que una grieta gigante sobre el suelo hizo que la escena internacional y la crítica de arte de diferentes geografías se centraran en su obra.
El Museo de Arte Moderno de Medellín, Mamm, iba a ser el lugar en el que hace algunos años comenzaría esta exposición itinerante de la artista colombiana Doris Salcedo. Por motivos técnicos, Juliana Restrepo, para entonces directora de la entidad, debió cancelar la muestra ya que no podría hacerse realidad el proyecto.
“Cuando nosotros planeamos la exposición el Mamm iba a ser la primera sede, no podíamos estimar en lo que se tenía qué hacer en términos de adecuación. La obra requería unas condiciones específicas de temperatura y humedad y la idea era tener todas las piezas, no una muestra parcial como la que hay en Flora, requería unas medidas específicas. Identificamos los requerimientos, pero requeríamos montar un sistema de temperatura y humedad y los tiempos no nos daban, por ello con toda la responsabilidad y el mayor pesar debimos cancelarlo”, le dijo Restrepo a EL MUNDO.