En un emotivo texto publicado en su blog, el abogado constitucionalista Rodrigo Uprimny agradeció a todos los que lo impulsaron postularse para esta Corte y expresó las razones por las que decidió declinar esta aspiración.
El abogado constitucionalista, columnista, miembro del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas e investigador de Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), anunció a través de su blog que renuncia a su aspiración de ser magistrado de la Corte Constitucional.
“Esta decisión de apartarme de este proceso ha sido muy difícil y me ha costado emocionalmente pero no es intempestiva ni está condicionada por hechos de las últimas semanas sino que es producto de una reflexión de meses (…) finalmente me convencí de que en este momento una eventual participación mía en la Corte Constitucional o en la jurisdicción especial de paz no parece una buena opción ni para mí ni para el país”, argumentó Uprimny en su texto.
En la comunicación manifestó que por asuntos personales y eventuales conflictos de intereses en los que podría incurrir si fuera magistrado de esta Corte, decidió descartar su aspiración a este ente del poder judicial.
Por un lado, comentó que ha participado en el debate público sobre temas álgidos como el proceso de paz, los derechos de parejas del mismo sexo, entre otras temáticas de la población LGBTI, y su apoyo decidido al proceso de paz, en el cual ha aportado con críticas constructivas y ha celebrado algunos de sus puntos claves. Adicionalmente, aseguró que esta actividad filosófica, académica y política llevarían a dos consecuencias negativas en caso de ser magistrado.
“Si llegara a la Corte Constitucional tendría que declararme impedido o sería recusado en casi todos los temas relativos a la paz. Y también tendría que hacerlo en otros asuntos importantes, como el injusto referendo sobre la adopción impulsado por la senadora Morales, que he criticado abiertamente. Y no creo que sea bueno llegar a la Corte para tener que declararme impedido durante un buen tiempo de participar en algunos de los temas cruciales que ese tribunal debe abordar, como es la paz. Un magistrado que no puede participar en las decisiones trascendentales del tribunal no parece muy útil para el país”, señaló.
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Además, agregó que “en aquellos temas relativos a la paz en que no tuviera que declararme impedido y pudiera participar en la decisión de fondo, un número importante de colombianos podría dudar de mi imparcialidad para juzgarlos constitucionalmente, debido a lo divisivo que ha sido este proceso de paz y a mi papel activo en su defensa(…) Un juez no debe ser sólo imparcial sino que debe aparecerlo a sus justiciables”.
Otra razón fue su pertenencia como experto independiente al Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales de Naciones Unidas para el periodo 2015-2018, del cual señaló que si bien no hay incompatibilidad jurídica, los tiempos podrían oponerse al ejercicio de ambas funciones y alguien que se compromete a una labor, debe ejecutarla juiciosamente.
Además de esto, el jurista también consideró que “si fuera magistrado tendría que abandonar todas las labores de debate y de litigio de interés público que actualmente realizo. Un magistrado no puede estar representando judicialmente ciertas causas, ni escribiendo columnas polémicas, ni participando en debates radiales o televisivos. Ahora bien, yo creo que la intervención de los académicos en los debates públicos es muy importante para Colombia, tanto a nivel general, como en los temas específicamente constitucionales y de derechos humanos”.
Dentro de su apoyo a una democracia y un estado construido con deliberación y debate público, acompañados por sus colegas de Dejusticia y de la Universidad Nacional, han intentado, según él contribuir a que en Colombia haya una discusión pública más informada y sólida, tratando de llevar los conocimientos y los análisis académicos a la deliberación colectiva, en aquellos campos en donde tenemos alguna experticia.
A la par, Uprimny reflexionó sobre que en Colombia hay muchos académicos y juristas idóneos para la Corte Constitucional que no tendrán sus impedimentos, en cambio, le quedan dudas de que otros investigadores cuenten con las oportunidades y fortalezas como su trabajo y el apoyo en Dejusticia, su acceso a medios de comunicación y la participación en el Comité Desc.
Por esto, “puedo retirar mi aspiración y continuar con la opción que tomé desde hace algunos años: la promoción y defensa de los derechos humanos y de los valores constitucionales desde la sociedad civil y la academia, por medio del litigio estratégico y la discusión pública y ciudadana”.