Se cumplió el primer año de la firma de los acuerdos de paz entre el Estado Colombiano y la guerrilla de las Farc-ep; enfatizo que fue con el Estado Colombiano representado por el actual gobierno y no se trató de un acto unilateral de un presidente que se ha empeñado en sacar adelante uno de los logros más extraordinarios de la historia reciente del país.

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Las diferentes opiniones alrededor de los avances logrados en este primer año han utilizado la metáfora del “vaso medio lleno o medio vacío”; en una columna escrita el año pasado, víspera de la consulta popular de respaldo o no a los Acuerdos de Paz, me referí a que ver el vaso medio lleno siempre será una excelente señal de optimismo, lejos de una actitud mezquina que antepone intereses o circunstancias personales al bien de la sociedad en su conjunto.

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Al poner la balanza de lo bueno y lo malo de lo ocurrido en el proceso de paz en este año, se puede apreciar que son más los acontecimientos buenos que los no deseados; dentro de las buenas noticias encontramos el desarme (léase dejación de armas) e incorporación de los guerrilleros de las Farc-ep a la vida civil, lo que también trae como consecuencia la disminución vertiginosa de muertes, secuestros y demás crímenes de guerra con los que el país venía conviviendo en los últimos cincuenta años.

Lo malo lo aporta la clase dirigente, representada por un grupo significativo de congresistas, que está utilizando la desinformación de los ciudadanos para ponerle palos al proceso de reglamentación de los acuerdos, la expedición de leyes y decretos, creando una situación de vergüenza nacional ante la comunidad internacional, enviando el mensaje de que el Estado Colombiano le “hace conejo” a un proceso con el cual se ha comprometido.

También sobre el apoyo a los acuerdos

Independiente de que guste o no el actual gobierno, de que los guerrilleros han obtenido beneficios desmedidos, de que los acuerdos lleven a la impunidad y de que no se contará con castigos privativos de la libertad, o que el nuevo partido de las Farc obtenga curules en el Congreso, lo cierto es que el Estado Colombiano empeñó su palabra y para bien o para mal deberá cumplirla; el no cumplir la palabra empeñada nos ubicará en el ámbito internacional como una nación que no respeta sus compromisos.

Era de esperar que poner en práctica los Acuerdos de Paz en época preelectoral traería las dificultades que se están viendo; la clase política debe reaccionar y no seguir jugando con el futuro del país, con el futuro de los colombianos que aún no han nacido y quienes serán los verdaderos beneficiarios de tener un paz sin conflicto armado que busca consolidar la paz.

Nota: dejo estos datos de la encuesta bimensual de Gallup sobre la imagen de las Farc, los partidos, el sistema judicial y el Congreso:

Farc. Favorable 17 %, desfavorable pasó de 84 % al 79 %.

Congreso. Favorable 15 %, desfavorable 82 %.

Sistema judicial. Favorable 15 %, desfavorable 84 %.

Partidos políticos. Favorable 8 %, desfavorable 89 %.

(*) Profesor Universidad de Antioquia

El paso al borde del abismo