El presidente de EE.UU., Donald Trump, prepara la firma de varias órdenes ejecutivas para reducir de forma drástica el apoyo de su país a Naciones Unidas, ratificando así su posición crítica sobre el organismo.
Estados Unidos no siempre ha mantenido las mejores relaciones con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aunque sí reconoce su importancia para el equilibrio internacional desde que esta inauguró su sede en Nueva York en 1952.
Pero ahora, para muchos, con Donald Trump como presidente del país, esas relaciones podrían estar en vísperas de empeorar.
Varios diarios estadounidenses aseguraron este miércoles que el Gobierno de Trump prevé emitir órdenes ejecutivas que, de aprobarse, podrían reducir drásticamente los fondos que EE.UU.
aporta a la organización -de la que es el principal contribuyente-, y a los organismos que tengan a Palestina como miembro de pleno derecho o que tengan programas que financien abortos, entre otros criterios.
“Este nuevo paso que podría dar Donald Trump, al igual que todo lo que ha hecho en estos pocos días de mandato, corresponden a su discurso proteccionista, en el que los dos elementos que más se verían afectados serían: uno, la cooperación internacional y dos, la apertura económica”, aseguró Juan Camilo Velandia, analista internacional y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Sabana.
“Sin embargo, para que Trump pueda poner en marcha esta orden deberá enfrentarse al Congreso que, aunque sea de mayoría republicana, cuenta con el Tea Party, el ala más conservadora de la política estadounidense, suponiendo el primer escollo en su búsqueda por cortar con la financiación”, agregó Velandia.
El mandatario estadounidense se ha caracterizado por ser un duro crítico de las Naciones Unidas desde el inicio de su campaña, al describir al organismo como “un simple club de personas que se reúnen y la pasan bien”, por lo que no debería de extrañar su intención de ‘atacar’ a este ente.
Para Jorge Giraldo Ramírez decano de la Escuela de Humanidades de la Universidad Eafit, la rúbrica de estas órdenes le permitirían a Trump cumplir con su promesa de cambio frente a la ONU.
“Las órdenes ejecutivas dependen fundamentalmente del presidente y, en un principio no cuentan con ningún filtro o mecanismo de control, por eso Trump como presidente tiene la potestad de llevar a cabo esas medidas”, dijo Giraldo.
Para la ONU la implementación de la directiva presidencial supondría un duro golpe que los países del G8 (Rusia -temporalmente excluida por la crisis de Crimea-, Canadá, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y Japón), no respaldarían.
Lo que para muchos no quedaría claro sería, qué país podría ocupar el papel de EE.UU., ya que, “a la hora de la verdad no hay ningún polo de poder que tenga la visión y la capacidad que ha tenido EE.UU. hasta ahora para respaldar a las instituciones internacionales”, concluyó.