El debate entre posiciones distintas frente al Fast Track
A finales de Julio el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría y la Corporación Excelencia a la Justicia convocaron en Bogotá junto con otras entidades una reunión para hablar del Fast Track o proceso de vía rápida de los acuerdos de paz.
Este modelo de legislación surgió como alternativa del gobierno ante la votación negativa en el plebiscito, para incorporar los acuerdos a las normas como se acordó con la guerrilla, ya que no podían automáticamente volverse válidos, debido a que se perdió el plebiscito.
Se trataba de reducir el proceso de aprobación de las leyes y reformas constitucionales, para que no se postergue por demasiado tiempo la implementación del acuerdo y se pudiera poner en peligro el mismo proceso.
Al evento fueron invitados miembros del gobierno, que cancelaron un día antes, congresistas a favor del Fast Track, congresistas en contra, y además académicos, funcionarios y empresarios con distintas posiciones.
La gran conclusión del evento es que frente a este tema hay dos grandes grupos: Los que quieren que esta vía rápida se aplique con los menores controles posibles y quienes están totalmente en contra de ella por encontrar ilegítimo que el Congreso y la Corte la permitieran"?.
Hay un tercer grupo, y quien escribe se encuentra entre ellos, que pueden haber apoyado o no el plebiscito, pero que ven como extremas ambas posiciones. Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre, pensamos.
Por supuesto entre nosotros existen personas que realmente pertenecen al primer grupo y se hacen pasar por críticos para tranquilizar a los del segundo grupo, o porque su estilo no es tan combativo, y por muchas otras razones, como por ejemplo por no quedar como gobiernistas o izquierdistas radicales.
Pero también en este tercer grupo hay personas que realmente no están de acuerdo ni con la implementación, ni con el proceso de paz, y algunos ni con la paz misma, y prefieren atacar esta parte del proceso con un lenguaje más conciliador aunque en el fondo quieren que se hunda o que sirva para fines electorales.
Los auténticos tercera vía, consideramos, y se hizo evidente en el foro quienes son, que el proceso de paz era necesario y es necesaria su implementación por un camino especial, pero que ello no significa vía libre a la coalición mayoritaria para hacer lo que quiera, sobre todo después de que perdimos el plebiscito.
La segunda gran conclusión, que resumimos en el último panel, es doble. Por un lado, que hay que llamar a la sensatez en este debate, siendo los académicos los más obligados a promover esto, abandonando nuestras posiciones personales como simples ciudadanos. La segunda y más importante, es señalar que la Corte Constitucional es la que tiene en sus manos todo el asunto, y que a estas alturas lo más sensato justamente es apoyar todas sus decisiones, gústenos o no. Esto significa que si se da vía libre y no me gusta eso, no decir que es ilegítima su decisión, o si frena y a mí me parece bien entonces sí afirmar que es la indicada para ello. Lo que diga.
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Una cuestión adicional fue el señalamiento de que el debate no se ha abierto realmente en el país, por distintos motivos y que debe hacerse, pero al margen de la contienda electoral.