Suele haber brechas entre el idioma de las academias, el que con algo de petulancia colonial, digo yo, estas llaman “culto”, y el coloquial, el popular (es decir, el del pueblo).
“Usté no se dio de cuenta que ella dijo eso”
Me fascina el idioma de la calle, el que hablamos en la sala de la casa, el que hablamos en el metro (o Metro, cuando es el nombre de la empresa, como ocurre en Medellín, o de uno en específico, como el Metro de Medellín), en el bus. Como soy un buen oidor de conversaciones ajenas, en el Metro (de Medellín) escuché el enunciado que puse arriba entre comillas.
Suele haber brechas entre el idioma de las academias, el que con algo de petulancia colonial, digo yo, estas llaman “culto”, y el coloquial, el popular (es decir, el del pueblo).
El idioma tiene “cierta” lógica (“cierta”, las comillas no las puse por ponerlas, queridos lectores). Pedro se da cuenta. ¿De qué se da cuenta el buen Pedro? Por lo tanto, “usté no se dio cuenta de que ella…” es la construcción que las academias, guiadas por esa “cierta” lógica, consideran correcta.
Me doy cuenta de que algo está mal. Ella se dio cuenta de que la engañó. La secuencia “de que” no siempre constituye un error. Más aún: a veces es obligatoria, como en este caso.
Las palabras tienen historias: náuseas y mareos
Hay pocas sensaciones peores que unas potentes e inevitables ganas de vomitar. Y peor si el individuo va viajando en algún carro, bus, lancha, tren, avión, barco… Resulta que la palabra náusea no tiene relación etimológica con ninguna enfermedad, sino con el mar. Náusea viene de la latina nausea, que a su vez tiene relación con la misma palabra griega que nos dejó la terminación “nauta” (navegante) de palabras como astronauta o cosmonauta (significan lo mismo). También hay que tener en cuenta a la palabra latina navis (barco).
La relación entre mareo y mar es evidente: mareo tiene que ver con la marea, es decir, ese movimiento de subida y bajada de las aguas del mar, producido, por cierto, por la atracción del sol y de la luna.
Tres libros es suficiente, ¿o “son suficientes”?
¿Cómo les suena mejor? Miremos: “tres libros” está en plural. ¿Cómo debe usarse el verbo, entonces? Lo “natural” es concordar en número, es decir, plural-plural, singular-singular. Luego, “tres libros son”, y el adjetivo, por lo mismo, debe estar en plural asimismo: “Tres libros son suficientes”. Otra cosa es decir “con (leer) tres libros es suficiente” porque “con leer tres” es, en estricto sentido, una idea singular, se refiere a un único acto: leer.
Ahora bien, ¿“tres libros es mucha cantidad” o “tres libros son mucha cantidad”? El problema aquí es que el verbo no sabe si concordar con “tres libros” o con “cantidad”. Simple: ambas formas son correctas: son mucha o es mucha cantidad.