ahora el óleo que la artista Fajardo le va a pintar a Santos está cuestionado sólo porque es para el actual presidente
La primera encuesta Yanhass de 2018, mostró que el presidente Santos cayó al 14% en aprobación de gestión y el 81% señaló que el país va por mal camino. No menos trascendente es el dato de que el 89% de los encuestados consideran que la economía está estancada o en retroceso. Los datos son alarmantes y vergonzosos, pero los colombianos los vivimos, los evidenciamos y damos fe de ellos. Mejor dicho, ninguna sorpresa subyace en estos aspectos. Ese es el óleo que Santos le ha pintado al país.
Por eso, la polémica que se generó acerca de que existe molestia porque se celebró el 11 de enero del año que avanza un contrato con la artista Cecilia Fajardo, por la suma de $ 23,3 millones, para que realice un cuadro donde será retratado al óleo el desprestigiado presidente Santos (sobre lienzo con bastidor) para exponerlo en la Sala de expresidentes de la Casa de Nariño, tiene una sola lectura: es el repudio de los colombianos a todo lo que tenga que ver con Juampa.
En plata blanca, un buen trabajo artístico vale ese dinero, pero como es para reflejar a Santos viene el chillido nacional. No vamos muy lejos, el óleo de Álvaro Uribe Vélez, llevado a cabo por la misma artista, costó $ 18,5 millones en 2010 y no levantó polvareda alguna. Tampoco ha ocurrido con los óleos de los otros expresidentes. Tener en galería a expresidentes es apenas obvio, costumbre que también ocurre en el Ejército, en la Policía y las jerarquías eclesiásticas, por citar solo algunos casos.
Recordemos, así mismo, que en noviembre de 2017 el jesuita Alfonso Llano, celebró un contrato por $ 50 millones con el Departamento Administrativo de la Presidencia como asesor espiritual y consejero-orientador de los funcionarios que trabajan con el presidente Santos. Creo que poco tiene por hacer el teólogo y filósofo Llano, ante el desprestigio gubernamental. Entre otras cosas, este contrato fue vapuleado por quienes enrostran el rubro constitucional de la libertad de cultos y la oposición a la preferencia de un culto.
Lea también: Un Santos (no un santo)
También han recordado algunos medios, las famosas cortinas de la Casa de Nariño, donde se invirtieron más de $ 600 millones (enero de 2016), con el objeto de dar una buena imagen, en otro cuestionado contrato, no sin antes evocar las famosas 400 cajas de almendras que costaron más de $15 millones para darles como detalle por la presidencia a los ilustres visitantes.
La soledad de Humberto de la Calle, hundido en las encuestas, quien a esta altura del partido se lanzaría en solitario a la Presidencia pues no cabe en ninguna coalición, es otro reflejo y coletazo del desprestigio de Santos y de ese malhadado 74% de desaprobación de la gestión del gobierno en cuanto a la implementación del acuerdo de paz logrado con las Farc, que marca en la misma encuesta Yanhass de 2018.
En fin, el óleo gubernamental de Santos que le ha pintado a Colombia es muy deplorable y ahora el óleo que la artista Fajardo le va a pintar a Santos está cuestionado sólo porque es para el actual presidente. Vive un nefasto momento Juan Manuel (su popularidad está por debajo de la de Maduro que es del 17%) y el país aguarda el conteo regresivo de su gobierno.
Puede interesarle: La perdición de los contratos
Como él tiene tan cerca al padre Llano, le puede pedir que le administre el sacramento de la extremaunción (Santos óleos), a ver si levanta un poco su cierre de mandato.