Que el proceso iniciado por Chávez está condenado a perecer en las manos de su sucesor, no hay duda
El cruce de señalamientos entre Santos y Maduro, al calor de la movilización social que agita a Venezuela a favor y en contra del régimen, no pudo ser más infantil y dramático. Pero ambos tienen razón. Ninguno de los dos debiera tirar la primera piedra, más bien debieran recibirlas de los colombianos y los venezolanos.
Que el proceso iniciado por Chávez está condenado a perecer en las manos de su sucesor, no hay duda. Venezuela es un país con una participación mayor que Colombia en el PIB global 2017: 0.5% y 0.39% respectivamente. Desaprovechado. El modelo de desarrollo soportado en el petróleo permaneció intacto antes y después del ejercicio bolivariano. En palabras de Edgardo Lander, académico, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela e investigador asociado del Transnational Institute, y dirigente social que con entusiasmo asumió la causa chavista, al responder a Ladiaria.com “–Hace tres años caracterizaste la situación en Venezuela como la “implosión del modelo petrolero rentista”. ¿Ese diagnóstico sigue vigente? -Lamentablemente, los problemas que pueden caracterizarse como asociados al agotamiento del modelo petrolero rentista se han acentuado. El hecho de que Venezuela ha tenido 100 años de industria petrolera y de estadocentrismo girando en torno a cómo se reparte la renta ha conformado no sólo un modelo de Estado y de partido, sino también una cultura política e imaginarios colectivos de Venezuela como un país rico, de abundancia, y la noción de que la acción política consiste en organizarse para pedirle al Estado. Esa es la lógica permanente. En el proceso bolivariano, a pesar de muchos discursos que aparentaban ir en la dirección contraria, lo que se hizo fue acentuar esto. Desde el punto de vista económico se acentuó esta modalidad colonial de inserción en la organización internacional del trabajo. El colapso de los precios del petróleo simplemente desnudó una cosa que era evidente, cuando uno depende de un commodity cuyos precios necesariamente fluctúan” https://ladiaria.com.uy/articulo/2017/3/.
El profesor y columnista de EL MUNDO, Guillermo Maya, recientemente trajo a colación las palabras del estudioso inglés de nuestra realidad James Robinson, ante un nutrido grupo de personas en la U. de los Andes, sobre el “derrumbe parcial” del Estado colombiano para explicar sus dudas sobre los alcances de los acuerdos de paz con las Farc para atacar las causas estructurales del largo conflicto armado colombiano. Recuerda Maya la pregunta que se hace Robinson ¿Colombia emergerá ‘más pacífica y próspera’ del acuerdo del Gobierno con las Farc? Para responder, Robinson trata de resolver dos preguntas: primera, “¿qué causa el conflicto colombiano?”; segunda, “¿el acuerdo que firmó el Gobierno con las Farc va a lidiar con las causas del conflicto, suponiendo que esto es necesario para la paz?”.
La respuesta a la primera pregunta es que “la clave del conflicto es la deficiencia del Estado, su ‘derrumbe parcial’: el ‘elefante en la habitación’ del conflicto colombiano es la forma como el Estado se organiza y funciona –o no funciona–”. “Arreglar el ‘derrumbe parcial’ no es fácil. Es un reto político. (…) Mucha gente en Colombia se beneficia del ‘derrumbe parcial’. Por esto es tan difícil que cambie”. Por ejemplo, “¿por qué un Estado colombiano (…) sería capaz de implementar un ‘desarrollo rural comprehensivo’ cuando ha fallado en hacerlo por décadas? ¿Lo logrará solo pasando más leyes? Pues no se puede confiar”.
“¿Por qué el Gobierno y las Farc firmaron semejante acuerdo que ignoró el elefante en la habitación? Creo que es porque el Gobierno no está interesado en cambiar a Colombia. Las élites políticas colombianas tienen la narrativa de que Colombia es un país exitoso y que han tenido mala suerte”. En conclusión, “si no hay nada mal, no hay nada que arreglar y, por eso (…) no hay necesidad de pagar impuestos si no es necesario transformar el Estado (…)”. Hasta acá el columnista Maya.
James Robinson muestra el “derrumbe parcial” del Estado colombiano como un gana gana de las elites que han usufructuado el poder y que con los acuerdos, a pesar de la oposición cerril del uribismo, matiz ideológico de dichas elites, logran desmontar el conflicto armado con la guerrilla más fuerte, sin arriesgar nada de sus prebendas. El Estado seguirá enclenque, con algo más que no consideró Robinson: incapaz de garantizar el control de todo el territorio, incapaz de proteger a la población e incapaz de ejercer el monopolio de la justicia y de la tributación.
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