Religión, ateísmo y consenso traslapado

Autor: Alfonso Monsalve Solórzano
30 abril de 2017 - 12:07 AM

Radicales, tanto religiosos como ateos, han convertido sus concepciones en ideologías que deben ser impuestas al resto de la sociedad

El ateísmo se ha puesto, con fuerza, en la agenda colombiana. Alguno, como el exprocurador Ordoñez, a quien respeto profundamente, acusa a uno de sus adversarios, el ministro Alejandro Gaviria, de imponer su concepción del mundo en los desarrollos de sus políticas. Otro, el señor Ricardo Silva Romero, en su columna de El Tiempo, piensa que ser creyente afecta la conducta de las personas, hasta volverlas de derecha, entendiendo por esto, entre otras cosas, oponerse a la ideología de género y al aborto libre.

Uno y otro se identifican en su actitud fundamentalista que no admite que la gente pueda pensar distinto a ellos y, sin embargo, ser razonable.

Si algo nos ha enseñado la historia – y nos lo recordaba el viernes Moisés Wasserman en su excelente artículo en El Tiempo-  es que el uso de la religión para imponer los mandamientos de un credo y dirigir los asuntos de estado, ha llevado a la muerte de millones de personas, como, en Occidente, lo atestiguan, entre otras, las Cruzadas, las Guerras de Religión y la Santa inquisición; y desde la otra orilla, el fundamentalismo islámico de estados como Irán y grupos terroristas como Isis y Al Qaeda, con sus infinitos asesinatos. Aquí en Colombia, en la Violencia, se vivió la experiencia producida por la persecución de algunos sacerdotes contra campesinos liberales; y los muertos, secuestros, extorsiones, voladuras de oleoductos y acueductos por parte de curas guerrilleros y la apología de la violencia y el terror con la que algunos prelados han difundido la revolución a nombre del evangelio

Pero el ateísmo militante tampoco se queda atrás, haciendo valer, como espada en la garganta de millones de creyentes, la expresión de Marx (tomada de Bruno Bauer) de que la religión es el opio del pueblo, como lo atestiguan la persecución oficial de los regímenes comunistas de la extinta Unión Soviética, China, Corea del Norte y Cuba, que ha producido también millones de muertos y perseguidos, por el sólo hecho de profesar una fe, sin que podamos pasar por alto las acciones de las Farc contra sacerdotes católicos y pastores protestantes en los territorios en los que han tenido dominio.

Desde esta perspectiva, radicales, tanto religiosos como ateos, han convertido sus concepciones en ideologías que deben ser impuestas al resto de la sociedad porque piensan que expresan fines intrínsecamente buenos para todos. A como dé lugar, incluso contra la voluntad de los destinatarios, porque a estos hay que obligarlos a salvar su alma, en el nombre de Dios, o a ser felices e iguales a nombre del materialismo histórico.

Los militantes radicales religiosos y ateos tienen una confusión de fondo. Una cosa es que este sea un país de creyentes (de una u otra confesión) y, otra, muy distinta, ser un estado creyente. Veamos.

La inmensa mayoría de los colombianos es cristiana, pero el Estado es laico. Uno de los mayores triunfos de las ideas liberales (ideológicamente hablando) es la de que el Estado no tenga una confesión oficial que imponga a sus ciudadanos, en el entendido de que las creencias son un asunto de la esfera privada, y que el papel de la organización política es permitir que las personas puedan tener las confesión que deseen, las cuales deben ser respetadas y protegidas por el Estado, con el único, pero básico, límite de que no la impongan a los demás, mucho menos mediante el uso de la fuerza. Por eso, no debe profesar confesión alguna, salvo la defensa de los valores de la democracia; es decir, debe ser laico. E igual ocurre con las concepciones políticas: cualquiera tiene derecho a ser profesada y protegida por el Estado, con el único límite, ya señalado, de que no se la imponga a nadie por la fuerza, y mucho menos, que lo haga el sistema jurídico-político.

Esta defensa del pluralismo es la quinta esencia de una democracia, porque de este surge el respeto a las libertades individuales y a los derechos civiles y políticos; y a la inversa, la existencia de ellos, es señal de pluralismo. Esa es la razón por la que el liberalismo de Rawls defiende el consenso como consenso político y no de ningún otro tipo.

Una última reflexión. ¿se puede ser ateo y contrario a la ideología de género o al aborto libre, por ejemplo? Mi respuesta es sí. Los dos temas no pueden abordarse únicamente desde la perspectiva religiosa. Un ateo puede defender el derecho a vivir desde el momento de la fecundación como uno de los elementos de la protección del derecho a la vida de los seres humanos, que es fundamental. Incluso, puede tener una postura radical al respecto. La discusión científica alrededor de cuándo se puede hablar de la existencia de una vida humana todavía está abierta, incluso entre quienes no profesan religión alguna. Y lo mismo se puede decir, desde la perspectiva de la moral y el derecho. baste decir que hay personas profundamente religiosas que defienden el aborto, o, al menos, ciertos tipos de este.

Y en cuanto a la ideología de género. Los derechos fuera de discusión de una sociedad liberal son los civiles y los políticos, junto con un progresivo aumento de cierto tipo de derechos económicos. Los derechos culturales, como los de las minorías étnicas o los de las minorías sexuales, en cambio, son históricamente nuevos y no hay consenso universal sobre ellos. Por ejemplo, no está claro si las comunidades políticas que tienen una tradición cultural propia, como Cataluña o Escocia, tienen derechos de diferenciación frente a la comunidad mayor que los ha absorbido.  Ni siquiera hay consenso de si se trata de derechos de inclusión y de separación.

Igual sucede con las minorías sexuales. Hay quienes creen que la orientación sexual no produce derechos especiales; pero aun entre los que sostienen que sí y entre los activistas, ni siquiera hay acuerdo sobre si se trata de derechos de inclusión, como el matrimonio, o de diferenciación, como propugnan ciertas corrientes homosexuales radicales, que proponen el igual derecho a ser distintos, aun entre el conjunto de grupos que forman parte de la comunidad Lgtbi. Lo que sí hay es un reconocimiento universal, en Occidente, a ser homosexual, con distintos grados de reconocimiento, en cuanto a los derechos que implica serlo.

He llegado hasta este punto para expresar que el consenso traslapado que requiere este país para salir del golpe de estado al que estamos sometidos, debe ser político, ha de centrase en crear el Frente republicano en el que quepan todos los que están contra el régimen, católicos, protestantes, ateos, musulmanes, si los hay; liberales, de izquierda, de derecha, del Centro Democrático, conservadores, líderes sociales y sindicales, etc., con el objetivo de resistir civilmente este periodo y ganar las elecciones en 2018. Pero el Frente Republicano, en sí mismo, no puede ser de derecha, confesional, ni de izquierda o ateo.

 Se me ocurre hay que cerrar, dentro de las filas de la oposición a Santos y las Farc, cualquier disputa interna sobre la ideología de género y el aborto, aplazando la discusión para cuando hayamos resuelto el problema político. Una vez solucionado el problema principal , estaría dentro de lo pactado, se haría una amplia discusión nacional al respecto, basados en lo que dice la Constitución sobre esos dos tópicos y se tomarían decisiones al respecto. Primero, lo primero.

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Lo más leído

1
Columnistas /

Cinco cosas a favor y cinco en contra sobre el comunismo extinto

Los comunistas son tan enfáticos en su convicción que con la mayoría resulta imposible hacer un diálogo
2
Columnistas /

¿Dulcecito o dulcesito?

El elemento que agregamos al final de una palabra para cambiar su sentido se llama sufijo… Este sufijo...
3
Columnistas /

¿Glorieta, rompoi o romboi?

@ortografiajuanv explica las interrelaciones de culturas y la formación de nuevas palabras
4
Religión /

El Papa, símbolo de la unidad entre la Iglesia y sus fieles

266 papas han fungido como símbolos de unidad en la Iglesia católica por siglos. Conozca como se...
5
Derechos Humanos /

Las zonas más afectadas por el conflicto  

Investigaciones de las fundaciones Ideas para la Paz, Insight Crime, Paz y Reconciliación, el Real...
6
Literatura /

¿Qué es un clásico de la literatura?

Para muchos teóricos, la noción podría ampliarse, siempre y cuando se respeten ciertos lineamientos.