Sin desconocer que la gestión al frente del principal centro universitario de Antioquia tiene desafíos y complejidades, y que llegar a concluir el período completo de una rectoría de por sí tiene mérito, me quiero referir a dos de los logros sobre los que el actual rector de la UdeA, Dr. Mauricio Alviar, ha insistido como principales aportes de su gestión.
El primer logro tiene que ver con la normalización del calendario académico, es decir, iniciar semestres académicos en los meses de febrero y agosto y concluirlos en junio y noviembre, respectivamente. Este logro que menciona el rector surgió como consecuencia de la decisión, adoptada por el Consejo Académico en diciembre de 2015, de cancelar clases y en muchos casos la cancelación del semestre académico 2015-2 de muchas de las dependencias de la UdeA, con ocasión de un paro que afectó la institución por cerca de tres meses. 
Espero que este logro que se adjudica el rector se mantenga en el tiempo y no sea una conquista pasajera. El verdadero logro sería sostener esta condición de normalidad de la UdeA por cerca de una década, lo que involucraría a varias administraciones y la puesta en marcha de iniciativas que busquen aminorar las amenazas aún latentes en el campus universitario.
Dentro de las acciones presentes y futuras que estarían en el camino de la próxima administración para sostener la “normalidad académica y la unificación de calendarios”, respetuosamente sugiero una lectura permanente del estado de la normalidad de la UdeA, la apertura al diálogo permanente con los diferentes sectores (estudiantes, profesores, personal administrativo, trabajadores), que permita anticipar conflictos; en este propósito pensar de manera sería si vale la pena profundizar en iniciativas como la modificación del proceso de admisión a la UdeA o más bien avanzar en propuestas para potenciar las capacidades académicas, ciudadanas y profesionales de los futuros egresados. 

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El segundo logro que menciona el Rector es el relacionado con el incremento en la nómina docente. Dice el Dr. Alviar que en su gestión logró ampliar la nómina en 30 nuevas plazas (dice el Rector en entrevista a un medio regional: “Esa nómina estuvo congelada durante más de 20 años: teníamos los mismos 1.576 profesores del año 90 y estábamos en el 2017”). En honor a la verdad y haciendo un reconocimiento a los rectores que lo antecedieron en las dos décadas pasadas, es preciso decir que en la rectoría del Dr. Alberto Uribe, en dos ocasiones se logró aumentar el número de plazas nuevas; en el año 2011 se crearon 100 plazas y en el 2014 se crearon otras 75 nuevas plazas. En el plan de desarrollo que finalizó, la meta era la creación de 200 nuevas plazas lo que se logró en un estupendo 88%. Las gestiones de los rectores Restrepo Cuartas y Uribe Correa, el primero transfiriendo a las unidades académicas cerca de 200 plazas que estaban adscritas a su oficina y el segundo creando 175 nuevas plazas han permitido que las facultades, escuelas e institutos incrementen su capacidad de gestión de manera importante, aún lejos del ideal.
Durante mucho tiempo se ha vendido la idea de que la nómina de las universidades públicas está congelada y que las universidades no han podido crecer en este indicador; no obstante, el caso de la Universidad de Antioquia desmiente esta afirmación. Los próximos rectores deberán comprometerse con la creación permanente de nuevas plazas, lo que permitirá el aumento del impacto de la UdeA en su zona de influencia; para lograr este cometido las diferentes administraciones deberán gestionar nuevos recursos que hagan base presupuestal para sostener la creación de las plazas docentes y administrativas.

Reconociendo que tres años es un espacio de tiempo reducido para medir la gestión de un rector en la UdeA, desde  mi modesta opinión el próximo rector deberá empeñarse al máximo en recuperar el clima de empatía institucional, que permita conectar a los diferentes miembros de la comunidad académica con iniciativas de Universidad y de país.  

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