Nuevos libros sobre la Revolución Rusa

Autor: José Alvear Sanín
8 noviembre de 2017 - 12:09 AM

La identidad de pensamiento y acción entre Lenin y Stalin se refleja en una trilogía monumental

En mis comentarios del pasado 4 de octubre sobre la edición española de la Revolución Rusa, de Richard Pipes, señalaba la escasa aparición de libros sobre ese acontecimiento en el año de su centenario. Mi fuente era The New York Times Books Review, guía insuperable para asomarse al mundo editorial angloparlante. Para cada libro importante esa página ofrece extensas y autorizadas reseñas.

Esta situación ha cambiado, porque el pasado 22 de octubre, esa publicación nos informa de la aparición de nuevos y apreciables libros sobre la revolución de octubre y sus dos principales figuras.

  1. Anne Appelbaum, autora de una historia del Gulag y de varios libros sobre las democracias “populares” este-europeas, acaba de publicar Red Famine, Stalin´s War on Ukraine (Dubleday, 461 pag.), donde se ocupa no sólo de la ofensiva para aplastar la cultura la lengua y la nacionalidad ucranianas, sino de enfocar el hambre provocado deliberadamente para eliminar los campesinos prósperos (kulaks), con el fin de colectivizar la agricultura. La hambruna causó entre cinco y siete millones de muertos, pero en 1942 Stalin elevó esa cifra, en charla con Churchill, hasta diez millones.

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  1. En Lenin, the Man, the Dictator and the Master of Terror (Pantheon, 569 pag.), Victor Sabesteyn retoma la tesis de Robert Service según la cual “los campos de trabajos forzados, la prohibición de elecciones libres y populares (…) la eliminación del disenso interno en el partido (…) no fueron inventados por Stalin (…) Por algo este se ufanaba como discípulo de Lenin”.

 

  1. La identidad de pensamiento y acción entre Lenin y Stalin se refleja en una trilogía monumental. Su segundo tomo, Stalin, Waiting for Hitler (1929-1941), de Stephen Kotkin (Penguin, 1154 pag.), continúa lo tratado en el primero, especialmente lo relativo a la gran hambruna y la colectivización de la agricultura. A partir de 1930, Stalin está preocupado por la amenaza alemana para la revolución y, sin descuidar las purgas de 1936, que llevaron a más de 1´600.000 cuadros civiles, militares y de espionaje a la cárcel, trabajos forzados y ejecuciones masivas, el dictador encuentra la manera de aliarse con Hitler para repartirse Europa Oriental. La tercera parte se ocupará de la guerra y el ocaso del tirano.

 

  1.  Otros dos estudios sobre la brutal tiranía de Lenin (1917-1924) son Crime and Punishment and The Russian Revolution (Bellknap, 351 pag.), de Tsuyoshi Hasegava, y Lenin 2017 Remembering, Repeating and Working Through (Verso, 186 pag.), edición coordinada por Slavoj Zizek.

 

  1. En este mismo número del 22 de octubre de la NYT Books Review ,aparecen tres interesantes artículos comentando libros sobre la Revolución Rusa, firmados por Condoleeza Rice, Strobe Talbott y Martin Amis.

 

Me detengo en el de Amis, escritor inglés bien conocido por un libro espeluznante, ya clásico, Koba el Temible. La Risa y los Veinte Millones (Barcelona: Anagrama; 2004), sobre el psiquismo de Stalin. Martin Amis cita una serie de obras sobre el horror de aquella revolución. Se detiene en una parte del famoso The Unknown Lenin, de Richard Pipes, puntual recuento de las actividades y conversaciones del fundador del Estado soviético.

 

La inicial ofensiva de Vladimir Ilich ya había ocasionado aterradora hambruna. A comienzos de 1922 comenta el dictador: “Es preciso ahora y solamente ahora, cuando en las hambreadas regiones hay gente comiendo carne humana y cuando centenares, sino millares de cadáveres yacen en las carreteras, cuando debemos, y por tanto tenemos que continuar: (…)”

 

¿Y qué es lo que hay que continuar? —Se pregunta Amis--. Cualquiera pensaría que en remediar esa tragedia, pero en cambio Lenin continúa: “Con la confiscación de la propiedad eclesiástica, con la energía más salvaje e inmisericorde (…) precisamente en este momento hay que dar batalla al clero sin la menor merced y vencer su resistencia con tal brutalidad que no lo olviden en décadas (…) Mientras mayor sea el número de representantes del clero y la burguesía reaccionaria que logremos ejecutar, mejor”.

En ese año, 1962 monjes, 2691 sacerdotes y 3447 monjas fueron ejecutadas…

6.    Lo anterior,  debería servir de reflexión a la jerarquía colombiana ,porque infiltrada por la teología de la liberación, es culpable en gran parte, y no solo por omisión, de la entrega del país al comunismo.

Sebesteyn considera  que la mayor invención de Lenin fue la de una religión secular en la que la salvación no es trascendente, sino que es “aquí y ahora”; y lo mismo ocurre con la condenación, para quienes no aceptan la revolución,,que afecta a millones, también aquí y ahora, encarcelados, esclavizados, ejecutados.

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Hablando del terror, Sebesteyn recuerda: “Desde sus primeras horas como amo de Rusia, sentó los fundamentos del régimen del terror. Al segundo día censuró la prensa. El 7 de diciembre de 1917 estableció la Checa “para combatir contrarrevolución, especulación y sabotaje”; abolió el sistema legal, con la justicia revolucionaria, que legitimó todas las perversiones jurídicas (…) Advertía (Lenin): “Para nosotros todo está permitido (…) dejemos que haya sangre (…) La victoria no es posible sin el más cruel terror revolucionario”.

Las terribles palabras anteriores resuenan para explicar la inevitabilidad de la JEP en el programa marxista-leninista del partido Farc, en un país donde profesores alérgicos a estas lecturas llevan a cabo la indoctrinación en las universidades, repitiendo las eternas monsergas del partido comunista.

                                                                                              ***

El nuestro, según Santos en Canadá, es el país del futuro, dando así la razón a Pastrana cuando advierte que el futuro de Colombia es el presente de Venezuela.

                                                                                              ***

Si hay necesidad de pagar $ 17.000 millones de bonificaciones, para perder $ 140.000 millones en UNE, ¡qué tal que esa empresa diera utilidades!

                                                                                               ***

La candidatura del Timochenko aleja los reflectores del verdadero candidato de las Farc, para que quienes voten por De la Calle (o Fajardo) piensen que lo hacen por alguien sin compromisos con el eje Raúl- Juanpa- Timo.

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