Concluyó con éxito el Festival de Natación con una última jornada cargada de emociones y la partícular actuación de Santiago Arteaga, a quien ni siquiera una lesión lo sacó de competencia.
Apoyado en su hermano mayor que no lo desamparó ni un minuto, Santiago se lució en las finales del Festival de Natación con una presentación impecable. Pese a que, fuera de la piscina, tuvo que moverse con dos muletas como soporte, pues una fractura de tibia y peroné le impide caminar desde hace meses con total soltura. “Me fracturé montando monopatín. Fui muy de malas, porque nunca me había subido en eso y preciso me quebré ahí”, cuenta Santiago sonriente y quien asegura no sentir dolor en el agua aunque su hermano lo mira de reojo y lo desmiente.
Pese a la negativa que recibió de sus papás para competir en el Festival, Santiago porfió y pudo más su deseo de estar en el agua.
Y ayer, aun con la incomodidad de no tener su pierna izquierda en plenitud de condiciones, Santiago logró dos primeros lugares en 100 y 50 metros libres, dos segundos puestos en 50 espalda y mariposa y una tercera posición en 200 combinados.
Más que sus múltiples podios, Santiago se ganó la admiración de todos los asistentes. Sus profesores y compañeros no se mostraron demasiado sorprendidos por los resultados; sabían de antemano del talento y la voracidad competitiva del integrante del club Huracanes. Sin embargo, la energía que mostró, sin darle mayor importancia a las molestias de las muletas y a la imposibilidad de desplazarse por sus propios medios, dejó a todos boquiabiertos.
“Es un berraco, en serio, me le quito el sombrero. Hay que tenerle mucho amor al agua para hacer esto”, expresa su hermano Alejandro, quien se convirtió en apoyo fundamental de Santiago no sólo en su lesión sino en sus aspiraciones como nadador. Pues Santiago abandonó paulatinamente su miedo a las piscinas viendo cómo su hermano, cuatro años mayor que él, disfrutaba cada entrenamiento y cada competencia en el agua.
Por eso, aunque no fue el mayor ganador de la jornada, Santiago demostró el verdadero espíritu deportivo que buscaba este Festival de Natación. “En estos eventos y a la edad de ellos, hay que desterrar esa urgencia de títulos. Porque muchos de estos chicos a los 13 años ya tienen 100 medallas, entonces abandonan el deporte porque ya no le encuentran sentido. El triunfo y el reconocimiento deben ser simbólicos, que sirva para que ellos sientan el orgullo y descubran gradualmente que esto es lo que los apasiona”, comenta Wilmar Marín, formador de talentos en natación del programa Cifar.
Y si es así, entonces Santiago demostró que, cuando se trata del agua, nada más importa para él.