Los nuevos mejores amigos de la Unión Europea

Autor: José Alvear Sanín
4 diciembre de 2018 - 09:05 PM

Lo lamentable es vivir tratando de dar gusto a los extranjeros, en posición supina y subalterna, adoptando sus expresiones y siendo “políticamente correctos” ante ellos

Los países no tienen amigos, sino intereses

Se ha discutido mucho sobre la anterior máxima, atribuida a Lord Palmerston, quien más bien dijo: “Inglaterra no tiene amigos ni enemigos permanentes, sino intereses permanentes”.

Traigo esto a cuento porque me intriga el permanente apoyo de la Unión Europea, empezando por Alemania, de trágica historia reciente, a los movimientos subversivos en Colombia.

Es verdad que, desde hace muchísimos años, en Europa se ha impuesto, por la prensa y las universidades, la visión de una América Latina donde las “oligarquías” y sus dictaduras oprimen ferozmente al pueblo, siendo “les guérrilleros” los campeones de los derechos humanos y el progreso social; y los Castro, los grandes líderes de la liberación, etc. etc…, desde luego, sin parar mientes en la atroz tiranía cubana, el hambre de Venezuela, las matanzas en Managua y la corrupción rampante donde impera la izquierda…

Además: Verdad oficial, obligatoria y coercitiva

Todo eso se resume en aquel apotegma de que le français a le cœur a gauche mais la poche a droite. Por eso los europeos, en general, apoyan la subversión en América Latina, mientras defienden sus inversiones y obtienen más concesiones mineras y petroleras. Quizá por eso, Gómez Dávila decía que al burgués le encanta la revolución en casa del vecino.

En efecto, los gobernantes europeos juegan con éxito mediático ese lamentable juego, lo que explica porque los líderes latinoamericanos viven humildemente pendientes de lo que llaman “la comunidad internacional”.

No sé bien qué cosa sea esa tal “comunidad”, porque hay muchas, contradictorias unas, enemigas otras. Las hay también étnicas o religiosas; hay algunas coherentes y otras heteróclitas, como la British Commonwealth o la Francophonie.

Lo lamentable es vivir tratando de dar gusto a los extranjeros, en posición supina y subalterna, adoptando sus expresiones y siendo “políticamente correctos” ante ellos. Especialmente notorio es el complejo de inferioridad colombiano. Por ejemplo, cuando se decidió entregar el país a las Farc, se buscó el aval de Obama (que envió un “observador”), de la UE (que envió varios mentecatos) y de Alemania (que nos mandó un zonzo). Todos estos diplomáticos, absolutamente ignorantes de Colombia, se pusieron abiertamente del lado de las Farc y en contra del sentir mayoritario de nuestro país, creyendo y cohonestando todo, especialmente el robo del plebiscito.

Ahora bien, ¿cómo se entiende que países democráticos, que han suscrito el Tratado de Roma y reconocido la Corte Penal Internacional, que se ufanan de ser defensores de los derechos humanos y de la ecología, se alineen en favor de terroristas —hasta la víspera listados por ellos como tales—, de violadores de menores, voladores de oleoductos, mineros depredadores y narcotraficantes?, para no seguir enumerando las credenciales de sus nuevos mejores amigos.

Antes, Colombia tenía dos diplomacias enfrentadas: La del Estado y la de las Farc, muchas veces la segunda más eficaz que la primera; pero con Santos, ambas se dedicaron a vender su mutuo “proceso de paz”.

Pues bien, ¿hasta cuándo el gobierno seguirá representado ante la UE  por el señor Sergio Jaramillo Caro, subjefe entregador del país, conspicuo ideólogo de esa infamia, que logró rápidamente que la UE levantara la calificación de terroristas para los individuos del Secretariado? ¿Y hasta cuándo el ministro Holmes Trujillo seguirá haciendo amables guiños en Europa a todos los que abusivamente se entrometen en nuestros asuntos para exigirnos “cumplirles a las Farc”?

En todo caso, si la UE no tiene amigos sino intereses permanentes, sería bueno saber cuáles son, porque es bien dudoso que su apoyo a las Farc sea desinteresado.

Le puede interesar: Y cien años después ¡cayó Colombia!

                                                                       ***

¿Cómo es posible que Alemania, país que mejor que ninguno otro sabe la clase de gobierno que ejercen delincuentes fanáticos y politizados, nos recomiende  la JEP, la impunidad y el narcotráfico, pilares del “acuerdo de La Habana”?´

 

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