Las grandes paradojas y encrucijadas de la covid-19

Autor: Nacho
22 abril de 2020 - 06:24 PM

Reflexiones del dirigente Eugenio Prieto Soto desde el recogimiento personal que adelanta y que aprovecha para formular ideas y soluciones, como también para avanzar en su doctorado en sostenibilidad.

Medellín

El dirigente público y político Eugenio Prieto Soto no habla de aislamiento o de confinamiento, sino de recogimiento inteligente, preventivo, social, obligatorio y multipantalla.

Por eso se diferencia de muchos políticos parroquiales y hasta nacionales, toda vez que permanentemente está estudiando, capacitándose, analizando los acontecimientos sociales, ambientales, económicos, las angustias de las gentes y proponiendo ideas para facilitar la convivencia y la cotidianidad.

Y obviamente desde su recogimiento residencial, viene observado todos los impactantes fenómenos que en la humanidad, en Colombia, Antioquia y Medellín está ocasionando la pandemia viral con los desafíos que le está imponiendo al hombre y a la mujer, a los gobernantes, a los ricos y pobres y a todos los seres humanos de este siglo XXI.

El contador, especialista en comunicaciones, exdiputado, exgerente del Idea, exsenador, exgobernador, profesor, excandidato, líder liberal y hasta hace casi cuatro meses director del Área Metropolitana del Valle de Aburrá hizo una pausa en estas reflexiones y también en la elaboración del proyecto de investigación para el doctorado en sostenibilidad que cursa con la Cátedra Unesco en la Universidad Politécnica de Cataluña, España, para dialogar mediante el control remoto virtual con elmundo.com y expresar las gigantes paradojas e encrucijadas que está dejando al descubierto la pandemia en la sociedad, pero también para manifestar preocupaciones sobre la salud, la crisis ambiental, el replanteamiento de los planes de desarrollo territorial, contribuir con propuestas respetuosas en lo regional y local y sentar su posición en torno al papel que debe cumplir la política en la actual gravísima emergencia.

¿Doctor Prieto, saludes virtuales y quisiera comenzar preguntándole por las lecciones o lesiones que está dejando al descubierto esta pandemia en pleno siglo XXI?

La covid-19 está desnudando realidades y paradojas ambientales, económicas y sociales que pareciera no quisiéramos ver o que mirábamos de soslayo.

El virus nos alivia. Es una de las tantas paradojas de esta pandemia. Las medidas de aislamiento preventivo tomadas en casi todo el mundo han impactado en la disminución de emisiones contaminantes, logrando temporalmente -lo que parecía imposible desde las miradas de soslayo-, ciudades, territorios y países con cielos, ríos y mares limpios.

El covid-19, por tanto, devela y hace más visible la crisis climática y socioecológica de un planeta que se quema, se asfixia y se ahoga en su propio “progreso”.

Hemos descuidado la conservación y preservación y hemos perdido valiosas riquezas y recursos naturales. Hemos privilegiado como fuentes de energía los combustibles fósiles, que con tecnologías demasiado contaminantes, aceleraron el cambio climático, ahogan y asfixian nuestro planeta y afectan cada vez más nuestra biosfera, la vida, la biodiversidad, la salud, el agua, el suelo, el aire, la calidad ambiental, nuestro hábitat.

Es la paradoja y la crisis de los modelos extractivistas, de ocupación y crecimiento acelerado de los territorios, de producción, de movilidad y de hábitos de consumo. De sistemas económicos que generan riqueza, pero no la redistribuyen, la acumulan y la concentran. Sistemas que no logran cerrar las enormes brechas existentes y por el contrario, exacerban la pobreza, la exclusión, los fanatismos, el marginamiento y las inequidades.

Esta pandemia ha develado multitudes de barrios sin nombre y ciudadanos sin ciudadanía en las aglomeraciones urbanas. América Latina y Colombia desde hace décadas ocupan los primeros lugares del mundo en desigualdad e inequidad.

¿También se ha originado el gran debate mundial entre privilegiar la vida o salvar la economía?

Sí, es cierto, la vida o la economía es la encrucijada mundial de hoy en cada país. Compleja, única e histórica. Tanto, como complejas y difíciles han sido las decisiones que se han tenido que tomar en esta encrucijada que afrontamos todos, los países, los gobiernos, los territorios, la sociedad en general.

En mi opinión, no obstante que todavía hay temas supremamente complejos por ajustar, las decisiones han sido acertadas. Se han tomado con fundamento en las recomendaciones epidemiológicas. Se ha protegido la vida. ¡Se han salvado muchas vidas!

¿Ese debate mundial de la vida o la economía, lo estamos resolviendo bien en Colombia?

Esta pandemia del covid-19, no es un problema del Presidente, de los gobernadores o alcaldes o de las corporaciones públicas, es una problemática que nos incluye a todos como nación, regiones o municipios.

Considero que sin cálculos políticos o de cualquier otra índole, debemos rodear a nuestros gobernantes. Y ellos a su vez, deben promover con espíritu abierto y participativo, espacios físicos o virtuales de diálogo y concertación con los diferentes sectores y actores, en especial con los científicos y la academia. Con esos laboratorios vivos, abiertos, científicos y sociales que son las universidades.

La economía se desacelera y la recesión no será leve. Tal vez podríamos haber iniciado la gran recesión del siglo XXI. Ante las realidades económicas será imposible mantener por tiempo prolongado el aislamiento social. Mientras llegan los momentos pico de la pandemia; mientras se encuentra, prueba, produce y masifica la vacuna, más empresas estarán en quiebra, más personas se quedarán sin empleo y sin ingresos, habrá más hambre, más pobreza.

¿El debate también debe incluir buscar el equilibrio entre la vida y la economía?

Lograr el equilibrio entre la vida y la economía será complejo y difícil, pero debe ser el ideal de todos. Debemos preguntarnos si regresaremos a la “normalidad”. El Presidente Duque ha propuesto el aislamiento inteligente. En mi opinión, así ha sido desde el inicio, y ahora gradualmente comenzarán a reactivarse sectores. Esta propuesta del Presidente Duque requiere de políticas económicas fuertes que puedan ayudar a superar la pandemia y enfrentar la gran recesión, pero además y fundamentalmente, requiere de sistemas de salud fortalecidos.

¿Y qué más está desnudando esta crisis mundial?

Precisamente desnudó la crisis de los frágiles sistemas de salud en la mayoría de los países del mundo y hasta los países más “poderosos” se han doblegado ante el gigante virus.

Sin un sistema de salud fortalecido no podemos garantizar mejores condiciones de bioseguridad y dignidad para los profesionales de la salud y sus familias y sin masificación de pruebas, sistemas de información integrados, agiles y oportunos, con inteligencia de datos y de ubicación para controlar los focos de contagio, nada que hacer en los momentos críticos, seremos incapaces de responder en el pico más alto de la pandemia con eficiencia y resultados. ¡Perderíamos muchas más vidas!

Eugenio Prieto web

La política en tiempos difíciles tiene mucho que aportar, dice Eugenio Prieto

¿A usted que le duele tanto Antioquia, su capital y el Valle de Aburrá cómo ha observado el desarrollo de la crisis en estos territorios, que usted ha ayudado a gobernar?

En lo regional y local, como lo dije con el Presidente, valoramos la voluntad, compromiso y decisiones acertadas del Gobernador, los alcaldes de Medellín, del Valle de Aburrá y de Antioquia para gestionar la crisis con fundamento en las recomendaciones epidemiológicas, salvando vidas.

Usted ha dicho que se deben ajustar los proyectos de los planes de desarrollo a las nuevas realidades ¿Es posible?

Claro que es posible, pero además es fundamental ajustarlos o si se quiere, actualizarlos a las nuevas realidades. Tenemos todos en la deliberación y aprobación de los planes de desarrollo una oportunidad clave. Aunque el voto es programático y los planes obedecen a los programas de gobierno de los mandatarios ungidos con el voto ciudadano, el debate en la campaña no contempló realidades como las de hoy. No obstante, Antioquia y Medellín se adelantaron con la declaratoria de la emergencia climática.

Esta declaratoria se hace hoy más valiosa ante la crisis por el covid-19 y ante la urgencia de la emergencia climática y de la transición socioecológica.

Las decisiones desde lo local serán fundamentales en el cambio y transformación de nuestros modelos ambientales, económicos y sociales. Debemos dar un giro de 180°.Descarbonizar nuestra economía, avanzar hacia un modelo sostenible, en el que siempre esté en el centro la naturaleza, el ser humano, la vida, la biodiversidad, la justicia social, la generación de riqueza con redistribución, la inclusión y la equidad.

¿Usted formularía algunas propuestas a los gobernantes antioqueños para ayudar a paliar la crisis y hacerle frente a la situación post-pandemia?

Muchos serán los temas de deliberación para avanzar en la recuperación, la atención de la emergencia climática y la transición socioecológica.

En este momento, entre múltiples posibilidades público privados, considero en especial, instrumentos probados, que por planificación e integración de actores, sinergias e impactos, sean solidarios y resilientes. En tal sentido, podría reactivarse y ser eje articulador de diálogo y acuerdos, la Alianza de Antioquia por la Equidad, unida a los 125 municipios y a esfuerzos como el de Proantioquia con Antioquia Sostenible y otros. Con diferentes sectores económicos, académicos y sociales, se podría potenciar por sectores y territorios ambos instrumentos en una alianza de Antioquia por la equidad y la sostenibilidad.

¿Entiendo que usted propone que algunas de las ideas del alcalde Daniel Quintero, no sean sólo del radio de acción de Medellín, sino que tengan una cobertura metropolitana, es así?

Medellín y el Valle de Aburrá son territorios integrados y como tal deben articularse para fortalecer su proceso de recuperación y atención de la emergencia climática y la transición socioecológica, en lo posible deberían estar en la gran alianza de Antioquia por la equidad y la sostenibilidad que proponemos -u otra que ella sea-,y llevar acuerdos a los planes de desarrollo de los diez municipios alrededor de propuestas valiosas en lo ambiental, económico y social, entre otras, la Ecociudad -que podría llevarse al EcoValle de Aburrá-, el Valle del Software y territorios integrados e industria 4.0.

En todo caso, ante esta realidad inobjetable, hoy más que nunca, debemos reinventarnos, desatar el diálogo social que integre lo mejor de cada actor público o privado, de la academia y de la ciudadanía en pro de nuestros territorios. Como ya lo dije, nuestras universidades, -laboratorios vivos de ecología y sostenibilidad-, son los proyectos científicos, sociales y culturales más importantes que tenemos para construir con ellas conocimiento científico, diálogo y acuerdos sociales sobre la crisis climática y socioecológica, sobre la paz territorial, sobre los en dónde estamos y los hacia dónde vamos, los acuerdos de sociedad de largo aliento.

Lea: El presidente se convirtió en legislador

¿Y aunque no le voy a preguntar por política partidista porque no es el momento, si quisiera saber su apreciación si la política debe cumplir un papel en esta crisis?

Claro que sí. Es una obligación moral que este tiempo se tiempo de la política. Qué mejor tiempo para la política que los tiempos difíciles donde se hace fundamental el diálogo social.

Es tiempo de la política, pero no la del insulto, el oprobio, el señalamiento, la injuria y la calumnia, la eliminación del otro.

Es tiempo de construir juntos. Es tiempo de la política que propone con argumentos y coadyuva a tejer los acuerdos, la trama y la urdimbre de la sociedad.

Preguntaría yo ¿Si el aprendizaje de la humanidad en esta pandemia -en todos los países y territorios, en todo el planeta-, no tiene que ver con el ser humano, su esencia y su conciencia -su relación armónica con los otros y con la naturaleza-, el altruismo, la resiliencia, la integración y la solidaridad, entonces cuál será aprendizaje?

Edgar Morin, el brillante filosofo contemporáneo del pensamiento complejo, nos planteaba la semana pasada la paradoja de fondo de este covid-19. “El virus ha desenmascarado la ausencia de una auténtica conciencia planetaria de la humanidad. Un gran mercado planetario que no ha sabido suscitar sentimientos de fraternidad entre los países. En cambio, la pandemia ha mostrado que la humanidad es el único continente y que los seres humanos están ligados profundamente los unos a los otros”.

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