La verdad y De Roux

Autor: Hernán Mira Fernández
31 diciembre de 2017 - 12:08 AM

Tenemos que trabajar por una cultura que permita salir de la violencia a la que nos llevó el olvido del ser humano, cuando nos perdimos en la negación de nosotros y los demás.

“Se trata de la verdad de todas las víctimas, a partir del dolor general, porque no hay colombiano que no haya sufrido en sí mismo o en su familia, amistades, organizaciones, el golpe de la violencia. No es una comisión contra nadie. Es contra la mentira.” Francisco De Roux

En buena hora un grupo muy representativo de empresarios del Valle publicó una carta de apoyo al jesuita Francisco De Roux. En el texto dicen: “Los suscritos ciudadanos, comprometidos con el desarrollo del país bajo los principios de la propiedad privada, de la libre empresa y de la convivencia pacífica entre los colombianos, declaramos que conocemos al padre Francisco De Roux desde hace muchos años y respaldamos su nombramiento como cabeza de la Comisión de la Verdad dentro del proceso derivado de los Acuerdos de La Habana”, con lo cual contradicen todo lo que se ha dicho y escrito señalando al sacerdote con toda clase de improperios e insultos como “mamerto”, termino preferido para descalificar a quienes apoyan y apoyamos el proceso de paz, comunista y hasta de “cura guerrillero”.

En otro aparte los empresarios aclaran que la Comisión no es entidad judicial: “su propósito es propiciar la reconciliación entre todos los colombianos y por ello confiamos en que el liderazgo y la idoneidad moral del padre De Roux, su rechazo a toda conducta violenta y su aceptación de los principios mencionados, como pilares que son del sistema democrático, permitan lograr en forma acertada el objetivo de la Comisión.” Bien pertinente esta aclaración de los “cacaos” pues los malquerientes de De Roux han insistido en que este se dedicará juzgar y condenar a opositores de los acuerdos y a favorecer a los ex guerrilleros

La idoneidad moral con la que califican al jesuita, es el mejor argumento para desvirtuar tanta maledicencia sobre él. Sobre esto traigo a la memoria las palabras con las que lo presenté en la Cátedra de Formación Ciudadana Héctor Abad Gómez. Tener valor, esa primera virtud defendida por los griegos y que Héctor Abad Gómez recogía pidiendo “recuperar el valor del valor”, es la gran estirpe de luchadores como el P. Francisco De Roux. Pero no solo tener valor, sino valores y entregarse a ellos libremente, desinteresadamente y sin medir consecuencias. Así son los héroes morales, seres humanos autónomos que cumpliendo ideales de la más alta moralidad, deciden vivir con irrenunciable fidelidad a ellos y al servicio de los demás. El héroe es un reformador y renovador social, moral, ético y político que aspira a transformar la realidad en aras de su ideal. Ese ideal para De Roux,  ha sido siempre el servicio a los demás, en sus mejores formas de abnegación que no buscan honores personales. Ponerse frente a un héroe moral amplia la percepción de las propias debilidades, las luchas internas y amplía los puntos de vista. 

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En una carta en la que rechazaba los señalamientos que le hiciera algún periodista de ser cura guerrillero, testaferro de los paramilitares y hasta uno de los “amanuenses del demonio”, el jesuita dijo: “Me da mucho dolor que nos señalemos entre nosotros, colombianos, y que pensemos que los demás son para nosotros una amenaza…mi fe me lleva a luchar por la dignidad humana de todos y de todas…es posible la paz y convivencia construidas en la verdad y el respeto a las diferencias, en justicia y sin violencia contra el ser humano”. En su escrito, el sacerdote jesuita, reitera sus principios y valores morales con los que ha merecido un lugar indiscutible como líder moral de esta sociedad, que necesita siempre de estos guías que indiquen y acompañen en el  camino duro y muy riesgoso de la recuperación moral de la nación. 

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La dignidad es la conciencia que tenemos del valor no negociable de nosotros mismos y de los demás, y del que somos totalmente responsables. La dignidad no tiene nada que ver con el egoísmo, la fama, el dinero o el poder, ha planteado. Al contrario, es la esencia de nosotros en la que nos reconocemos en libertad, igualdad de derechos y deberes, en radical solidaridad. Tenemos que trabajar por una cultura  que permita salir de la violencia a la que nos llevó el olvido del ser humano, cuando nos perdimos en la negación de nosotros y los demás.

CODA. Una Feliz Navidad y lo mejor en el 2018 para el periódico, lectores, amigos, y que en el año que viene construyamos todos una mejor ciudadanía.

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