La historia de ZZ y HH

Autor: Carlos Alberto Gómez Fajardo
6 febrero de 2018 - 12:10 AM

¿Para qué se hace esta clonación de primates tan similares a los humanos? ¿Hacia dónde nos dirigimos?

Se han clonado primates: los técnicos responsables del proceso, en Shanghai los han llamado ZZ y HH. Cualquier curioso puede ver sus simpáticas fotografías en la web con estas referencias. En la revista Cell (j.cell 2018.01.020) ha sido publicada la experiencia de la clonación de macacos, primera exitosa de esta especie de primates, tan próxima genéticamente a la nuestra. Los pasos efectuados básicamente son los mismos de la célebre clonación de la oveja Dolly en 1996 y se pueden resumir así: enucleación de óvulos -se retira el material nuclear de los óvulos, gametos femeninos obtenidos de hembras donantes-, introducción del material nuclear de una célula somática en el interior del óvulo mencionado, obtención de embriones clonados en condiciones de medios de cultivo celular, y luego, transferencia de los embriones a úteros subrogados previamente preparados para el efecto, utilizando madres sustitutas. Finalmente –incluyendo la realidad numérica de la pérdida de decenas de embriones por cada uno de los dos obtenidos como recién nacidos vivos- nacen ZZ y HH, los individuos-clones, ejemplares que comparten características genéticas similares, derivadas de las células somáticas originales; apenas se diferencian en la cantidad mínima de DNA de origen materno dependiente del citoplasma del gameto utilizado. No son demasiado complejas las condiciones de laboratorio que se requieren para esto. Desde inicios del siglo XX se ha conocido mucho acerca del proceso de cultivos celulares -los primeros cultivos fueron con fibroblastos, células con alto potencial de crecimiento y diferenciación-, las mismas de las cuales se obtuvo el material genético para “crear” a ZZ y HH. Nada que en realidad sea muy diferente a las tecnologías de reproducción en mamíferos a la cual la gente parece haberse acostumbrado como si se tratara de un logro o de un proceso más en lo que aparentemente es una imparable carrera del ser humano hacia el progreso y el mejoramiento.

No obstante, es imposible no recordar algo que comentaba Kierkegaard hace siglos: “Las ciencias naturales no han hecho ningún descubrimiento en el campo de la ética”. A pesar de las actuaciones de los técnicos en reproducción de primates, la afirmación del danés sigue vigente. No se debe hacer todo lo que se puede hacer. La cuestión ética no debe dejarse de lado si se acepta el hecho de que la investigación tecno-científica se vincula a la honradez de quien investiga. ¿Para qué se hace esta clonación de primates tan similares a los humanos? ¿Hacia dónde nos dirigimos? Argumentan los autores que para mejorar el aprendizaje sobre los mecanismos de algunas enfermedades, especialmente neurodegenerativas: esta idea es algo forzada, dócil a una simple voluntad de poder, de interés y de dominio.

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Hay que reconocer que no es este el caso. La manipulación genética de embriones aún no ha conducido a situaciones verdaderamente terapéuticas. No existe una “clonación terapéutica” en el estado actual del saber. Si hay una compleja pasión por el “poder hacer”. Se ha convertido, en el campo de los humanos, en la imposición de la mentalidad eugenésica, abortista y comercial que se encuentra de modo radical vinculada con la dinámica de las tecnologías de reproducción asistida en humanos. De lo sucedido en Shanghai a que allí o en cualquier parte del mundo se continúe manipulando impunemente embriones de nuestra especie hay mínima distancia. Mueren deliberadamente miles de ellos con fines supuestamente altruistas: sabemos que una vez convertidos en cuestión comercial, los procesos técnicos se ponen de moda y la gente no quiere preguntarse demasiado por sus implicaciones. Se evitan las preguntas incómodas y se quiere vivir como si no existieran.

También hay que recordar en cambio que la manipulación de células de origen no embrionario, las llamadas iPSc (células pluripotenciales inducidas) cuyo uso no comporta la deliberada destrucción de embriones, tiene un sentido ético diferente y unas potencialidades eficaces para el desarrollo de la investigación básica con tejidos y con células en fases iniciales de diferenciación. Esperemos a ver qué sucede con ZZ y HH, quizás no sea algo muy diferente a lo de la oveja Dolly que tuvo que ser sacrificada relativamente joven por enfermedades degenerativas presentadas de modo precoz. Lo que unos técnicos en el laboratorio “puedan” hacer -cualquiera que sea su motivación o intencionalidad- no quiere decir que esto sea lo que se “debe” hacer. Lo que está en entredicho en esta cercanísima frontera de dominio y poder de manipulación es la degradación máxima de lo humano y el retorno a los totalitarismos eugenésicos que muchos creen equivocadamente son cuestión de un superado pasado en la historia del hombre.

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