La Reconciliación: otro punto de vista 

Autor: Pbro. Emilio Betancur
10 septiembre de 2017 - 07:02 PM

Si este texto no nos sirvió en el conflicto, nos urge en el mal llamado postconflicto, debido a las secuelas de un proceso con falencias como la polarización, la invisibilización de las víctimas y el cuidado primordial con los victimarios

Medellín

Pablo de la experiencia de sentirse amado por un crucificado-resucitado sacó entre otras conclusiones la que narra en la Carta a los Romanos, (hacia el año 57, segunda lectura de hoy “No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley… todos los mandamientos se resumen en éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’, pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, cumplir perfectamente la ley consiste en amar”.
La misma experiencia pascual de Pablo fue asumida por la comunidad de Mateo, cuyo evangelio fue escrito hacia el año 80 del siglo 1 d.C en Antioquia de Siria, posterior a la destrucción de Jerusalén, año 70 d.C.; se trataba de una comunidad en tensión con los miembros de la comunidad judía local; negándose a aceptar los valores, compromisos y objetivos del imperio romano. Eran dos mundos diferentes. El Papa Francisco la llamaría hoy “una comunidad de fronteras”, pobres, excluidos, alternativa a la sociedad de ese momento; aunque apenas si comenzaba a ser creyente por el modelo alternativo de inclusión por el perdón y la reconciliación, a imagen de la comunidad de discípulos y respondiendo a los sentimientos de Jesús. El evangelio de Mateo legitima una identidad para una nueva manera de vivir.

Lo invitamos a leer: Qué hacemos ante tanto sufrimiento 


Pasos para la reconciliación


El capítulo 18 del evangelio de Mateo relata el perdón como culmen del amor; precedido siempre del dialogo y la escucha fraternal, con parábolas, como signo de dignidad y respeto para quien ha sido débil con el mal. Con el diálogo debería tenerse la exigencia de actitud de niño; como quien asume el pecado del otro como experiencia de la cruz. Queda la impresión que se resalta más la reconciliación en público y con testigos que el pecado particular. En la reconciliación la iniciativa la lleva el ofendido, la víctima; a lo mejor por aquello de que Él, Jesús, nos amó primero. Se trata de un proceso:
1 –“Ve y repréndele cuando estés a solas con él”; reprender no para hacerlo poner triste por su falta sino para ayudarle a avanzar en su camino de conversión; además porque sólo así se recupera, se gana de nuevo al hermano
2- Los “testigos” en la comunidad servían para el reconocimiento de la falta, inicio de la reconciliación, sin la divulgación del mal. “Si te escucha habrás ganado a tu hermano”; a diferencia de oír, escuchar entraña deseo e importancia del asunto; ofendido y ofensor van a restablecer la comunión fortaleciendo la comunidad.
3-Siempre, por tratarse de la condición humana, hay que dejar un espacio, la posibilidad de escuchar para escoger otro camino: “Toma contigo unos dos para que cada palabra pueda ser confirmada por dos o tres testigos” (autoridad de la comunidad y deseo de comunión)
4- “Pero si aún no hace caso, díselo a la comunidad o asamblea” (mejor que Iglesia para no confundirla con jerarquía), alternativa a las asambleas ciudadanas y paganas del imperio que se reunían para condenar
5– “Si no hace caso” el ofensor se ha puesto al margen del perdón de la comunidad; por lo que puede ser considerado como un gentil o un recaudador de impuestos, es decir pecadores públicos pero amigos de Jesús a quienes también hay que ganar para la comunidad. Por ahora la comunidad no sentencia ni condena, sino que con lástima constata que ese hermano temporalmente ya no le pertenece.
6- Quedan para la comunidad el amor y la oración como puentes de recuperación. Así se ponen “tierra y cielo” al servicio de la reconciliación.

Un ejemplo que puede servirnos.
Ezequiel un profeta llevado al exilio (597 AC) por Nabucodonosor a causa del desastre político-social y religioso de Israel, nunca perdió la esperanza del retorno como signo del perdón de Dios para la reconciliación de Israel; esa era su misión: “Cuando escuches una palabra de mi boca tú se la comunicarás de mi parte a Israel” “Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre, porque es malvado y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su vida. En cambio, si tú lo amonestas para que deje el mal camino y él no lo deja, morirá en su culpa, pero tu habrás salvado tu vida” (primera lectura).

Para que sirve el perdón
En el perdón no realizamos solo una obra humana, sino que perdonando nos asemejamos a Jesús continuando la obra de la creación de Dios tanto en quien perdona como en quien es perdonado. Al final una promesa que no depende del perdón humano pero sí la hace creíble y eficaz, el perdón de Dios por la presencia de Jesús en medio de la comunidad que ora: “Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre Celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”. (Evangelio).
Si separamos este texto del perdón reducimos la fe a pedir cosas; muchas de ellas que queremos, pero no necesitamos. La fe no es para pedir cosas, nunca; la fe en este texto es para pedirle a Dios la eficacia del perdón y la reconciliación por su presencia en la comunidad creyente; y en el interior de cada hombre. Sin la oración comunitaria y particular no se cae en cuenta que Dios está actuando por el perdón para la reconciliación y la paz.

Puede interesarle: Dichosos los que procuran la paz



Texto de conflicto y posconflicto
Si este texto no nos sirvió en el conflicto, nos urge en el mal llamado postconflicto, debido a las secuelas de un proceso con falencias como la polarización, la invisibilización de las víctimas y el cuidado primordial con los victimarios; además de los conflictos éticos como la cobertura de la corrupción.
Este texto trata del problema más urgente que no se puede suponer resuelto, el perdón y la reconciliación para la paz.
Tiene la ventaja de ser un texto razonable, ante la irracionalidad de cualquier violencia; incluso puede ser pilar de una ética civil u otro tipo de espiritualidad más cercana al evangelio que a la cristiandad. No le haríamos ningún daño al texto si lo leyéramos en términos de dignidad humana para la convivencia ciudadana. Para la comunidad cristiana este texto constituye su criterio primordial de evangelización, su misión. Es lo que le corresponde a la Iglesia con la certidumbre de no caer en riesgosas equivocaciones; que aún requieren de perdón y reconciliación. La posibilidad para todo el país y particularmente para la Iglesia es providencial (un kairós) la visita del papa Francisco. Por este viaje pastoral del papa Francisco podemos decir con el Salmista “Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres” (Sal 125)

LECTURAS DEL DOMINGO 23º DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A
Domingo, 10 de septiembre de 2017

Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (33,7-9):


Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida».

Palabra de Dios

SALMO
Sal 94,1-2.6-7.8-9


R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R/.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):


A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.

Palabra de Dios

EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor

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