Hoy: las presidenciales y el quinto elemento

Autor: Alejandro Álvarez
23 mayo de 2018 - 12:06 AM

Tenemos en nuestras manos el poder para darle al país la oportunidad de desarrollarse de manera sostenible en cooperación, en solidaridad, en colaboración

Hoy, el mundo que habitamos es abrumadoramente exigente. Por un lado, porque actualmente somos conscientes de que los problemas mundiales, en general, y de un país como Colombia, en particular, no se resuelven con medidas monotemáticas, sino que requieren una mezcla de estrategias en las que convergen inseparablemente los ámbitos social, ecológico y económico. Hoy, además, contamos con más información que nunca y la ignorancia ya no es excusa. Claro que es necesario seguir buscando la verdad de las cosas y tratando de conocer mejor nuestra realidad, pero ya tenemos suficientes datos e indicios sobre los retos sociales con los que vivimos, las problemáticas ambientales que nos rodean y los desafíos económicos que nos acompañan.

Vea también: Elecciones 2018: educación y los presentes inminentes

Hoy, quien aspire a ser gobernante de Colombia, debe contar con el valor para enfrentar esta complejidad y lograr así encarrilar el desarrollo del país por una ruta en la que se promueva no sólo una sana y pacífica convivencia -caracterizada por la dignidad y la justicia- en la sociedad colombiana, sino también una relación armónica entre esa sociedad y el entorno natural en el que esta habita, para lo cual se necesita una economía con un modelo distributivo justo y que esté soportada en modelo industrial regenerativo y restaurativo. Todo esto, en otras palabras, quiere decir que quien llegue a la presidencia de Colombia, deberá propender por el desarrollo sostenible del país. Hoy no hay justificación para no atender el llamado mundial que hace la Organización de las Naciones Unidas a transformar nuestro mundo en la “Agenda 2030 para el Desarrollo sostenible”. Esta agenda global tiene el fin último de garantizar una vida con sentido para los habitantes presentes y futuros del planeta y no puede, bajo ninguna circunstancia, ser obviada por las personas que ostentan el poder. Allí se proponen cinco áreas de acción. Tres de ellas se relacionan con las tres dimensiones clásicas del desarrollo sostenible, pues proponen trabajar de manera integrada por las personas (la dimensión social), por la prosperidad (la dimensión económica) y por el planeta (la dimensión ecológica). Pero, además, se agregan dos áreas vitales: la paz y las alianzas.

Vea: Elecciones 2018 ¿y el medio ambiente qué?

Sergio Fajardo tiene sin duda la propuesta más robusta para alcanzar ese futuro digno y armónico que garantiza el desarrollo sostenible. Las políticas social y económica son dos elementos sólidos de sus propuestas, basadas en la educación, la equidad y la diversificación. A diferencia de Iván Duque y de Germán Vargas Lleras, sus ideas contienen un tercer elemento vital: promueven el cuidado del entorno ecológico, nuestro mayor tesoro. A diferencia de ellos también, pero de manera similar a Humberto De La Calle y a Gustavo Petro, se compromete con un cuarto elemento esencial: buscará la consolidación de la paz, consciente de que es imperfecta, pero también de que precisamente por eso debe ser afinada con el fin de continuar salvando vidas, de terminar con la barbarie y el derramamiento de sangre. Pero también se diferencia de De la Calle y de Petro, al incluir el quinto elemento, la clave del éxito, ¡las alianzas!: Fajardo se rodeó de un grupo de líderes que reconoce de su mismo nivel, personas que funcionarán como garantes de su gobierno, que le ayudarán a nunca perder el rumbo: el cuidado de la vida digna, la vida justa, la vida en armonía con la naturaleza.

Hace ocho años, con la candidatura de Antanas Mockus, vimos cómo creció la gran ilusión de contar con un gobierno centrado en el cuidado de la vida, promotor de la cultura ciudadana, guardián de la integridad. Y luego vimos cómo la esperanza se esfumó. Vimos cómo venció la corrupción (quizá la mayor enemiga del desarrollo sostenible al ser la manifestación de la ambición desmedida, del individualismo extremado).

Hoy, nuevamente, tenemos en nuestras manos el poder para darle al país la oportunidad de desarrollarse de manera sostenible en cooperación, en solidaridad, en colaboración. Elijamos la convergencia, las alianzas, juntos #SePuede.

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