Se hicieron mundial e inmortalmente célebres por lo único que tenían derecho a ser: cortesanas
Es este mundo, hay de todo para todo, y hay quienes dicen que los derechos lógicos adquiridos por la mujer en estos últimos tiempos son “fuente de inmoralidad”.
¿Uds. creen? Pues de todas las épocas que ha atravesado la humanidad desde las grandes civilizaciones antiguas hasta nuestros días, ésta época podría considerarse la más moral...
En efecto cuando las mujeres no tenían derecho a nada, ni a pensar, ni a opinar, ni a intervenir, ni a trabajar, ni a ganar, ni a manejar su dinero, ni a salir a la calle, siempre se las arreglaban para obtener y hacer lo que querían por medio de trucos como la explotación de sus propios “encantos”.. Y cómo ensalzar los del Otro.
Quiero mostrarles algunos hechos de la historia de la humanidad que prueban que mientras menos derechos se tengan, mayor inmoralidad habrá...
La civilización griega, cuna de toda esta civilización occidental que es la nuestra, floreció hace veintiséis siglos, cinco antes de Cristo. Miremos a la Atenas de entonces, bastante distinta de nuestra “Atenas Suramericana”, y sepamos que en ella las mujeres eran consideradas, como hasta el año treinta entre nosotros menores de edad aunque tuvieran ochenta.
Lea sobre la historia de las mujeres
No tenían ningún derecho. Escasamente salían a la calle. No podían comer con los hombres. No iban a fiestas ni a ceremonias con los maridos; ni asistían a las Asambleas como sí lo hicieron luego las romanas, segunda civilización occidental. Vivían recluidas en una pieza especial de la casa, que hasta tenía nombre propio, “Gineceo”: cuarto de mujeres. El resto del universo era para los hombres y en él podían hacer cualquier cosa, desde coronarse de laurel, dizque para que no los matara el rayo, hasta inventar democracias u oligarquías según su gusto.
En aquel famoso siglo (V A.C.) llamado de Pericles, en el que brillaron arquitectura, escultura y pintura, las mujeres, no se mezclaban con los hombres, sino para servirles de modelos y para lo que ustedes se imaginan. Por eso han quedado numerosas Venus, de Milo y de otras. Victorias de Samotracia y algunas aladas, otras sin alas y hasta están las Cariátides sosteniendo edificios en la cabeza.
Muchos griegos famosos, de esos que ni siquiera necesitan apellido legaron su nombre a la posteridad y a la fama: Homero, Hesíodo, Anacreonte, Píndaro y Esopo en la literatura. Herodoto, Tucídides y Jenofonte en la historia. Galeno e Hipócrates en la medicina. Arquímedes en la Física y Pitágoras en la matemática.
Licurgo y Solón en las leyes. Sócrates, Platón, Aristóteles, Demócrito, Diógenes, Epicuro y los Siete Sabios, en la Filosofía. Y Fidias, Praxiteles, Apeles, Zeuxis y Parrasio en las Artes.
Y algunas mujeres pasaron a la historia con mucha historia. En aquella época en que no tenían derecho a ser ni a hacer nada, se hicieron mundial e inmortalmente célebres por lo único que tenían derecho a ser: cortesanas. Así tenemos a la inteligente Aspasia, amiga de Pericles, el hombre del siglo. Tenemos a Safo, la poetisa, bastante vagarosa, que después de sus aventuras terminó despeñándose roca abajo, en la isla de Lesbos. Tenemos a Helena, que con sus veleidades desencadenó la guerra de Troya. Lo que prueba además que las mujeres aun cuando no tengan ningún derecho siempre es que rigen el mundo y están detrás de TODO lo que resuelven los hombres.
Tenemos a Friné, modelo de Praxiteles para sus estatuas de Venus. Tan disipada era que fue acusada de impiedad ante los jueces. Y esto confirma la teoría de que si somos bonitas todo se nos perdona y si somos feas, no se nos perdona nada, y que mientras no hayamos adquirido el derecho de ser tranquilamente feas, no habremos obtenido ninguno. ¡Debemos saber que Friné, llevada ante los jueces por impiedad, fue absuelta por ellos -cuando se desvistió- y vieron su extremada belleza...! ¡Para que sepamos!