José Manuel Arango (1937-2002) solía escuchar en silencio a sus contertulios mientras -con su habitual paciencia- saboreaba con gestos leves un  delgado cigarrillo, siempre atento a los demás pero ensimismado, vecino en esos momentos de un verde que lo acunaba como a un niño ante cada bocanada. Esto pasaba en las tertulias que por el año 98 realizaba en el Jardín Botánico de Medellín, en compañía de amigos, lectores o escritores entusiastas de poesía, quienes se reunían todos los sábados, a las 11:00 a.m, a descubrir nuevos autores o nuevos modos de  poesía. A esas tertulias, por invitación de Gustavo Zuluaga, “El Hamaquero” (una de las personas más cercanas al poeta antioqueño) llegó por esa época César Augusto Montoya, profesor de Cine de la Universidad de Medellín y amante de la literatura.

“Ese era un lugar muy particular y especial pero privado, y no porque estuviera él solo, sino por la atmósfera que se creaba alrededor de él. Yo aproveché, y con su visto bueno, grabé dos o tres sesiones con cámaras Super VHS. También hice el sonido, uno muy primitivo, que me tocó restaurar ahora”, comentó Montoya, quien hoy estrenará su documental La tertulia de José Manuel Arango, el cual creó con material rodado en esos años finales del siglo XX. 

El documental registra momentos captados por la cámara de Montoya en los que Arango desplega su conocida naturalidad para reflexionar y cuestionar la poesía, siempre con sabiduría y amplitud. “En las vacaciones del primer semestre de este año empecé todo el montaje y la posproducción. El trabajo mayor era digitalizar esas grabaciones: pasarlas de lo análogo a lo digital. Fue un trabajo muy personal, con ayuda de grandes amigos como Gabriel Serna, con quien tengo una productora, Valhalla Producciones, y Jorge Montoya, un músico estupendo y profesional, quien me ayudó a hacer un trabajo ‘quirúrgico’ con el sonido”, agregó el director. 

Varios pasajes del documental contienen entrevistas con escritores que asistieron a la tertulia y que fueron amigos y admiradores de la obra de Arango, como William Ospina, Giovanni Quessep y Piedad Bonnett, quienes además de aparecer recitando poesía junto al autor de Este lugar de la noche, dan su concepto sobre la importancia de su obra en el universo poético colombiano. 

“La idea con este trabajo era cuestionarme, desde mi experiencia personal en la tertulia y su legado como lugar de convergencia poética, pero también, por otro lado, mostrar esa faceta del Arango traductor y lector”, apuntó Montoya, quien concluyó que por eso mismo despide el documental con una imagen (que logró grabar con su cámara) muy diciente y que define, para él, lo que era Arango: rodeado de amigos en una finca en Guarne, cotidiano y sensible como lo conocieron, mientras leía con emoción Aviso a los moribundos de Jaime Jaramillo Escobar.