Recientes declaraciones de la economista venezolana Pilar Navarro a la televisión alemana DW señalan que la deuda externa del sector público de su país, en cerca del 60% corresponde a deuda con tenedores de bonos (34% de la Nación y 26% de Pdvsa). Del total de la deuda externa del Gobierno Central, que asciende a 46.763 millones de dólares (Mm USD), a Rusia le corresponden 2.950 Mm USD; por su parte, la deuda con China representa un 20% de las deudas externas del sector público. El 20% restante corresponde a la estatal petrolera Pdvsa y a la deuda con proveedores.

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Desde que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela, Rusia se convirtió en su principal aliado, lo que permitió que los dos países firmaron contratos millonarios para la producción conjunta de petróleo en la faja del Orinoco, donde se encuentran las mayores reservas mundiales de crudo, mediante la empresa de capitales mixtos Petromiranda y además acordaron que la empresa rusa Gazprom participara en la exploración de gas en las costas de Venezuela. A partir de 2006 la petrolera estatal rusa Rosneft le ha prestado a Pdvsa por lo menos 7.000 Mm USD.

En la última década China le ha facilitado financiación a la República Bolivariana por 65.000 Mm USD, de los cuales adeuda 13,7 millardos. De los 10.000 Mm USD que recibió Venezuela de China en 2015, la mitad fue como préstamos al gobierno central para refinanciar su deuda y la otra mitad para Pdvsa, cuyo pago en parte se hará con petróleo, lo cual parecería beneficioso para ambos países cuando el precio del petróleo estaba por encima de los 100 dólares por barril, no así con precios del orden de 40 dólares para el crudo venezolano, lo que hoy le significa a ese país destinar cerca del 32% de su producción para atender el servicio de la deuda sólo con China.

A primera vista tanto Rusia como China tendrían recursos financieros sobre expuestos en Venezuela, pero la realidad es otra. Por el primer caso, Venezuela entregó garantías a Rusia sobre una refinería y las gasolineras de Citgo, empresa que la primera tiene en EE.UU, a lo cual se suma la concesión de grandes propiedades petroleras y mineras en el denominado Arco del Orinoco, a lo cual nos habíamos referido en una columna anterior.

El Gobierno venezolano tiene potestad para crear empresas mixtas, que reciben aportes de particulares y de otras naciones. Inicialmente estas empresas se enfocaron al sector petrolero, pero esta modalidad se está extendiendo hacia lo que ya se podría calificar como el nuevo sector rentista del país: el Arco Minero del Orinoco, rico en oro, coltán, cobre, hierro, bauxita y diamantes. La recientemente disuelta Asamblea Nacional, de mayoría opositora, controló por unos pocos años los contratos o créditos con organismos o empresas extranjeras, así como la creación de las referidas empresas mixtas, facultad que con seguridad será derogada por la constituyente instalada hace pocas semanas y que ya se ha arrogado funciones legislativas.

Afirmada el gobierno bolivariano con la nueva constitución que viene, se consolidará la entrega del subsuelo venezolano a Rusia y China, como garantía de pago de la deuda y de seguridad para sus inversiones en el vecino país. Esto significa control geopolítico y la necesidad de apoyo de estas dos grandes potencias internacionales a la revolución bolivariana. A lo cual se agrega el apoyo interno incondicional de la cúpula militar, favorecida con contratos mineros y otros negocios menos lícitos en que está comprometida con el actual gobierno venezolano y, como si esto fuera poco, están las milicias bolivarianas entrenadas y armadas para combatir cualquier oposición al régimen, pero sobre todo existe la asesoría de Cuba, que si sabe cómo preservar contra viento y marea una revolución.

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En resumen, la situación geopolítica y los compromisos con Rusia y China, amén de la protección del ejército y de las milicias paramilitares a los actuales gobernantes impiden tener una visión optimista sobre el retorno de la democracia a Venezuela. El Gobierno colombiano debe estar ya preparado para afrontar de manera pragmática los impactos de la crisis venezolana en nuestro país.