Con esperanza fue recibido el papa Francisco ayer en Cartagena, tal como ocurrió en cada una de las ciudades que visitó en su paso por Colombia. Sus recorridos por la heroíca fueron los últmos antes de abordar el vuelo que lo llevó de vuelta a Roma. En el corralito de piedra el santo padre pudo apreciar una ciudad ávida de sus mensajes reconfortantes.

Los habitantes de la capital del departamento de Bolívar se agolparon simultáneamente en los tres lugares destinados para el encuentro con el vicario de cristo; de esta manera aguardaron con devoción la presencia del santo padre en el aeropuerto Rafael Nuñez, en el humilde barrio de San Francisco y en la Plaza de San Pedro.

llegó a la ciudad amurallada para cumplir el sueño de tener cerca al máximo pastor del rebaño católico, muchas de esas personas se ubicaron en la Plaza de San Pedro desde las 3:00 de la mañana, y otra parte de la multitud prefirió observar el momento histórico del arribo de su santidad en el Rafael Nuñez.

A las 10:00 a. m. aterrizó y conforme se acercaba su avión, la muchedumbre alzaba con más fuerza su voz, "esta es la juventud del papa", gritaba enardecida la marejada humana cuando avistó al obispo de Roma. Con su gesto afable descendió de la aeronave que lo trasladó desde Bogotá, el cielo nublado no disminuyó la calidez de esa recepción ofrecida por los habitantes de la ciudad amurallada.

Al ritmo de una hermosa cumbia, Cartagena le recordó a Francisco que se encontraba en suelo caribeño; distinguido por su alegría pese a las múltiples adversidades que aquejan a ese territorio. Luego de apreciar el ritmo autóctono, el santo padre continuó su camino rumbo al humilde barrio de San Francisco; un área olvidada que alberga a un grupo de niñas afrodescendientes rescatadas de las calles por la misión de Talitha Qum y María Revive.

Mientras se dirigía a San Francisco, los devotos ubicados al lado de las vías agitaban sus pañuelos eufóricamente, es necesario apuntar que su santidad comenzó su ruta hasta el humilde barrio en un carro cerrado y a mitad de trayecto se trasladó al papamóvil. Papelillos blancos flotaban en el aire acompañando el desfile papal hasta la tarima en la cual esperaban por él los miembros de Talitha Qum y María Revive.

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Cuando por fin llegó el anhelado instante de apreciar al sumo pontífice, los músicos encargados de armonizar el ambiente en San Francisco soplaban las gaitas con más ahínco en señal de bienvenida para el vicario de cristo.

“Estamos muy felices con su presencia. Querido papa Francisco, su invitación insistente a salir en búsqueda de los llamados descartados sociales; nos ha impulsado a un grupo de laicos de esta ciudad a caminar junto a los hombres y mujeres que viven en la calle, ellos no tienen oportunidad en la vida para ser felices. Es una realidad de muchas caras y sobre todo de caras ocultas, denos su voz, su aliento y sobre todo su bendición para seguir en este camino de ir al encuentro de quienes han sido excluidos por esta sociedad”, exclamó una líder de la misión María Revive.

Acto seguido, el santo padre recitó una oración por esos grupos que arropan a los menos favorecidos en Cartagena: “Bendito seas, Señor, Dios de misericordia, que en tu Hijo nos has dado un admirable ejemplo de caridad y por él nos has recomendado vivamente el mandato del amor”.

“Dígnate colmar de tus bendiciones a estos servidores tuyos, que quieren dedicarse generosamente a la ayuda de los hermanos; haz que, en las necesidades urgentes, te sirvan fielmente con una entrega total en la persona del prójimo”, agregó el papa.

Aún con la humedad típica del clima tropical, los fieles cartageneros se volcaron a las calles de la Avenida Pedro de Heredia, una de las principales de esa ciudad, en ambas orillas de la vía extendieron sus manos hacia al obispo de Roma con el propósito de recibir su bendición mientras este se desplazaba hacia la Plaza de san Pedro Claver .

Entre esa avalancha de almas su santidad asomó a la mencionada Plaza, en aquel emblemático sitio para la religión cartagenera, estaban concentrados miles de creyentes para escuchar nuevamente las palabras de Francisco, esta vez destinadas a enaltecer al santo que se autodenominó el esclavo de los esclavos.

El papa puso de ejemplo a san Pedro Claver
El papa Francisco rindió homenaje ayer en Cartagena de Indias a san Pedro Claver, el misionero jesuita español que dedicó su vida a defender a los esclavos africanos que llegaban como mano de obra a las costas de Colombia. Este santo le sirvió al sumo pontífice para poner el ejemplo de entrega por los demás a la nueva generación.

Francisco dedicó su discurso al santo en cuestión antes de rezar el Ángelus dominical desde la plaza que lleva el nombre del santo. El llamado esclavo de los negros esperaba las naves que llegaban desde África al principal mercado de esclavos en el puerto de Cartagena, "Muchas veces los atendía solamente con gestos evangelizadores, por la imposibilidad de comunicarse, por la diversidad de los idiomas. Sin embargo, Pedro Claver sabía que el lenguaje de la caridad y de la misericordia era comprendido por todos", predicó su santidad.

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Y agregó en su discurso que “incluso cuando repugnaban, porque pobrecitos venían en un estado terrible, él les besaba las llagas”. Recordó que murió solo, fue criticado por los esclavistas, enfermó y falleció en un estado de total abandono.

Pero su ejemplo sirvió para recordar que “todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y por sus propios derechos”, afirmó el pontífice.

Entonces llamó a “trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad, por aquellos que son abandonados, por los emigrantes y por los que sufren la violencia”.

Después el obispo de Roma ingresó a la catedral de San Pedro para regalar una oración a los restos de Claver y posteriormente solicitó una reunión privada con 70 de sus hermanos Jesuítas de quienes  el papa Francisco es su magno líder.

Al concluir este pequeño comité se dispuso a descansar para luego dirigirse a la Base Naval de Bolívar, allí le dio la bendición a los efectivos de la marina y a sus familias. Una vez entregada la santa bendición a los miembros de la Fuerza Naval, abordó el helicóptero que lo condujo hasta el sitio de la misa campal en Contecar.

Papa Francisco restó importancia al golpe que sufrió en Cartagena

El papa Francisco restó importancia ayer al incidente en el que se golpeó el rostro durante un recorrido en el papamóvil por Cartagena de Indias, e incluso bromeó sobre lo sucedido con el preocupado público y los periodistas presentes.
       
"Me di una piñada (puño o golpe), estoy bien", dijo el sumo pontífice a un periodista de Caracol Radio al salir de la casa de Lorenza, una humilde mujer a la que visitó en el barrio San Francisco de la urbe caribeña, según se ve en un video de esa emisora.
       
Francisco sufrió un pequeño golpe en la ceja y el pómulo izquierdo al intentar saludar a un niño durante el recorrido en el papamóvil por dicha barriada, lo que desató la histeria entre los feligreses que temieron por la salud del obispo de Roma.
       
Tras haberse golpeado con el cristal del vehículo y que una gota de sangre le manchara la esclavina o muceta, el papa recibió asistencia médica por parte del comandante de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani.
       
En la casa de Lorenza le aplicaron hielo en las dos heridas y le lavaron la esclavina que se veía aún húmeda al momento de abandonar la vivienda de donde salió sonriente y con una pequeña venda blanca en la ceja izquierda.
       
"Estoy contento. No lo siento", dijo el papa al referirse el golpe.