Elisa Mújica, brillante escritora colombiana, precursora del feminismo

Autor: Lucila González de Chaves
8 marzo de 2020 - 12:11 AM

En el Día de la Mujer, un homenaje de la maestra y escritora Lucila González de Chaves a una escritora pionera

Medellín

La colombiana más representativa del siglo XX en el campo de las Letras, –según sus biógrafos– maestra en los diversos géneros literarios que cultivó y en los temas tratados.

Al llegar de su natal Bucaramanga a Bogotá, Elisa Mújica (1918 – 2003) empezó a trabajar a los 14 años, hecho que la puso en contacto con las realidades sociales de cada día. Trabajó en la Caja de crédito agrario de Sopó, luego fue bibliotecaria de la Caja Agraria. Una mujer sencilla y silenciosa que se enfrentó a la vida con una valerosa sonrisa. Al recibir su pensión de retiro, se dedicó exclusivamente, a su vocación de escritora y en sus obras, pulió de manera especial personajes femeninos con características trascendentes, como la lucha por los derechos sociales de la mujer.

En 1942, en su viaje al Ecuador como asesora de la Embajada, conoció y asimiló el ideario marxista al que estaría adherida hasta su conversión al catolicismo en la década de 1960, atraída por la figura y los escritos de Santa Teresa de Jesús (Teresa de Ávila).

En 1981, ingresó a la Academia Colombiana de Lengua como Miembro correspondiente, pero el alcance y la amplitud de su producción literaria la llevaron a ser la primera mujer Miembro de Número de dicha Corporación. Su trabajo de ingreso lleva por título: Los avances del cuento popular en Colombia.

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Presencia de sus obras

La vida de Elisa Mújica cambió con las lecturas detenidas que le hicieron amar y admirar a una santa andariega, Teresa de Cepeda y Ahumada, la que andaba por el mundo – según uno de sus biógrafos – “llevando a cuestas su amor a Jesús, la poesía, la fe militante, la milagrosa alegría”.

El mejor y más lúcido ensayo es el libro La aventura demorada, fruto de aquella experiencia. Un ensayo con vislumbres líricos, biográficos, filosóficos, nacido de su peregrinación a España en busca de las huellas de Santa Teresa de Jesús, y de sus profundas y lentas reflexiones a medida que va siguiendo el camino de la Santa, que va leyendo cuanto de ella se ha dicho, y mira y observa todo cuanto en los espacios le habla de la Santa. ¡Admirables, tanto lo que escribe de Santa Teresa como sus personales e íntimas reflexiones!

Elisa Mújica

La preocupación de la autora es que se olvide la historia y que la edad moderna quiera borrar el pasado.

De tan valioso estudio extraigo estos apartes que, creo, son antológicos:

“Un temperamento como el de Santa Teresa requería ratos de soledad para beber en las fuentes de la unidad y cobrar fuerzas, única manera de reanudar los quebradizos lazos con los seres humanos”. (p. 27).

“…siendo genial Santa Teresa, su realización como tal no se marcó con los atributos del genio masculino que son los conocidos, sino de una manera típicamente femenina. De ahí el desconcierto, pues no existe cartabón con qué medirla ya que se trata de un caso único en la historia”.

En esta, hay sí otras mujeres consideradas como geniales, pero cuando lograron actuar con libertad plena, había muerto en ellas algo femenino característico, lo cual no sucedió con Santa Teresa”. (p. 46).

“Comunicarse no es otra cosa que darse. Santa Teresa no tenía ningún obstáculo para hacerlo a través de sus páginas, pues, desde que empezó a orar de acuerdo con un anhelo que no podía negarse cuando estaba a solas, no necesitaba ocultar nada. Una persona que vive como piensa, al escribir, entra fácilmente en relación con sus lectores, lo cual le produce placer, que a su vez engendra satisfacción en ellos. Ese sería el secreto de muchos escritores y en todo caso lo fue de Santa Teresa”. (p. 94)

“Hay una característica importantísima en las producciones de la Madre carmelita: se hallaba convencida de la utilidad de lo que ejecutaba. De lo contrario, su alegría mientras redactaba no hubiera sido tan grande ni tendría además la cualidad preciosa de su sentido de actualidad, que vuelve todo presente en ella, inclusive sus recuerdos”. (p- 95).

El último capítulo de este libro, La aventura demorada, lleva por título: “De marxista a católica” y es la confesión de su vida; un capítulo que se constituye en la constancia del recorrido del camino que llevó Elisa Mújica al catolicismo. Veamos algunas de sus confesiones:

“En el año de 1949, yo era filocomunista... Durante la época en que permanecí en el Ecuador me tocó conocer de cerca un grupo de intelectuales y dirigentes políticos, la mayoría afiliados al partido comunista. Eran escritores y artistas de vanguardia; unos pocos de ellos dedicados a un trabajo penoso en favor de los indios”. (p. 135)

“Mi esnobismo era tan grande que no solo prefería los testimonios de gentes extrañas a la religión católica, sino que tampoco me había interesado seriamente por las obras de una Santa Teresa, un San Juan de la Cruz, un San Agustín, ni siquiera desde el punto de vista literario...

Comencé a leer la vida de la Madre Teresa escrita por ella misma...

La Santa carmelita se había convertido para mí en uno de mis personajes entrañables, como únicamente son aquellos a quienes veneramos por su superioridad incuestionable, pero en los que a la vez presentimos una secreta e increíble afinidad”. (P. 141)

Los ensayos de Elisa Mújica son joyas de apreciación estilística, lo mismo que de investigación.

Los dos tiempos, la primera de sus novelas que fue impresa por Ediciones Espiral. En 1949, la escritora Mújica mostraba en esta obra una conciencia latinoamericana; sus personajes están vinculados con acontecimientos políticos y sociales que suceden más allá de las fronteras colombianas.

Ángela y el Diablo, incomparable reunión de sus mejores cuentos, libro publicado en Madrid en 1953 por Editora Aguilar; entre ellos se encuentra el más importante por conmovedor: Una mañana a las siete, sobre la hecatombe de Hiroshima en la mañana del 6 de agosto de 1945 cuando la bomba atómica cayó sobre el Japón. En esos cuentos es transversal la lucha por los derechos sociales de la mujer, y por el respeto a su idiosincrasia.

En 1962 el Jurado calificador del Premio Literario Esso dio un puesto de honor a la novela Catalina “como tributo de admiración a la mujer colombiana”.

La crítica literaria ha dicho que es una de las mejores muestras de novelas sobresalientes, por la construcción y las finas descripciones de la realidad; sus personajes tienen gestos desafiantes y burlones.

La preocupación de la autora es que se olvide la historia y que la edad moderna quiera borrar el pasado y dar la espalda al compromiso de buscar raíces en una tradición común a todos, que conlleve valores comunitarios...

Los cuentos fantásticos y las crónicas

En 1972 publicó Árbol de ruedas. Cuentos en los que lo fantástico y la realidad se mezclan equilibradamente para soportar el gran valor escritural de sus narraciones.

La Candelaria, libro revelador de la Bogotá de entonces. Sus maravillosas postales salidas de las descripciones, casi fotográficas, de casas solariegas como la del pintor Vásquez de Arce, la del temido doctor Russi, la del arzobispo Antonio Caballero, la de la Expedición Botánica, recrean y enseñan cómo mirar con ojo de artista y cómo escribir con lenguaje de verdadero valor literario.

En 1985, con el título Pasado y Porvenir de la Expedición Botánica, el Instituto de Cultura Hispánica publicó una edición con reproducciones de los dibujos de la Expedición y el relato de Elisa Mújica, José Celestino y el Dragón, cuyo hilo conductor es la vida del sabio José Celestino Mutis.

La Tienda de Imágenes, publicada por el Fondo Cultural Cafetero.

La destacada crítica literaria Montserrat Ordóñez

De los detenidos estudios y profundos ensayos de la estudiosa y crítica literaria, Montserrat Ordoñez, sobre la escritora Elisa Mújica, selecciono – a saltos – algunas de sus percepciones:

“En la novela Catalina, uno de los ejes claves es: El camino que ha de recorrer toda mujer para transformarse de objeto en sujeto de cualquier conglomerado.

En este marco, Catalina es sin duda el aporte de Colombia a la literatura latinoamericana. […] No propongo una lectura de nostalgia, como si Catalina fuera un mundo perdido, sino una lectura que nos ayude a entender nuestros procesos, porque recuperar esa escritura es recuperarnos. Con frecuencia tratamos de hablar todos a la vez, buscamos voces que nos ayuden a reconocer nuestra historia degollada, individual y social, y sin embargo estamos sordas y sordos a trabajos que nos proporcionan toda clase de claves sobre nuestro entorno”.

Catalina

Pulió de manera especial personajes femeninos con características trascendentes, como la lucha por los derechos sociales de la mujer.

“Vencer el silencio se convierte, como en tantas obras contemporáneas, en un claro objetivo que permitirá la recuperación de la historia, propia

y ajena. El silencio es la fuente de todas las soledades y todas las

Incomprensiones, y en Catalina, es el rasgo de una actitud de sobreviviente: cuando trata de hablar, o no la oyen o traicionan su confianza”.

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“En la obra Bogotá de las nubes, explora un espacio y una historia muy distintos aunque una vez más la protagonista, Mirza, es testigo de un momento histórico que sólo puede presentar a través de su experiencia personal. Ofrece una "versión de la personalidad femenina sufriente y doblegada".

"Un texto para relatar el curso de unas vidas en una pequeña ciudad de provincia, donde la única novedad es el adulterio, la única entretención el chisme y la única certidumbre el tedio".

 

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