Elecciones en Francia: entre extremismos, novedad y tradición

Autor: Mariane Lacombe Betancur
23 abril de 2017 - 02:04 PM

El domingo 23 de abril, los franceses votarán, en la primera vuelta, entre once candidatos a la presidencia de su país.

Francia

François Hollande, presidente de Francia, acabó sus cinco años de mandato con una decisión inédita en la historia de la quinta República (desde 1958): por primera vez, un presidente saliente no se presentará para un segundo período. Además, su facción política, el Partido Socialista, acabó profundamente dividido. Otros puntos importantes del balance de Hollande fueron la Ley Laboral, el matrimonio para todos, o su gestión ante los múltiples ataques terroristas cometidos por el Estado islámico. Ahora bien, los franceses deberán escoger uno de los once candidatos para sucederle.

Estas elecciones se destacan por dos razones: primero, Marine Le Pen, líder del partido de extrema derecha, Frente Nacional (FN), alcanzó a ser la favorita quince años después de su padre. Segundo, su principal adversario no es de ningún partido tradicional, sino que es Emmanuel Macron, fundador de su propio movimiento, ¡En Marcha!, y exministro de Economía del Gobierno de Hollande. Por consiguiente, está clara la crisis del bipartidismo que había reinado desde 1981, entre el Partido Socialista y Los Republicanos (antiguamente Unión por un Movimiento Popular). 

La seguridad, gran tema de campaña
La amenaza islamista es más alta que nunca: en la última semana antes de las elecciones, arrestaron en Marsella a dos individuos que estaban planificando un atentado. También ocurrió un ataque en los Campos Elíseos en París, que dejó un policía muerto. A raíz de eso, varios candidatos decidieron cancelar los eventos que tenían previstos en el último día de campaña. Marine Le Pen también condenó profundamente los actos y denunció la incapacidad del Gobierno actual, al que acusó de “laxitud”.

Desde 2012, empezó una ola de ataques terroristas con Mohamed Merah, que atacó a militares y niños judíos, causando varias muertes. Desde entonces se contabilizaron decenas de atentados,siendo 2015 el año más mortífero con ocho casos. Antes, los crímenes eran cometidos, en su mayoría, por grupos extremistas neonazis e independentistas regionales de Córcega, Bretaña y del País Vasco. La candidata que se apropió más que todo ese problema, es Marine Le Pen, quien propuso cerrar todas las mezquitas radicales y cortar los financiamientos estatales de los lugares de culto. También abogó por la creación de 40.000 espacios en las cárceles y expulsar más fácilmente  del país a personas con “ficha S”, consideradas como amenazas a la seguridad del Estado. Macron también defendió la protección de las fronteras mediante la creación de una policía especial, más no quiere caer en el aislamiento total. La mayoría de los candidatos quieren aumentar la cantidad de policías e incluso el presupuesto de la defensa a 2 o 3% del PIB. 

La situación del inmigrante 
En relación con el tema de la seguridad, el debate público se orientó también hacia la situación de los inmigrantes en Francia. La integración del extranjero ha sido el objeto de polémicas desde hace varios años. En el país, las comunidades de origen europea, asiática y árabe son de las más importantes en términos de extranjeros según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos, Insee. De hecho, el Ministerio de Interior francés explicó en su informe anual que, en 2016, la mayoría de las 3.074.601 visas fueron concedidas a chinos.

El Frente Nacional es el que tiene posiciones más radicales, ya que está convencido que reduciendo la inmigración, se reduciría la amenaza terrorista. Entre sus propuestas: prohibir la doble nacionalidad a aquellos ciudadanos no originarios de la Unión Europea. Si esto llega a ocurrir, un ciudadano que tiene las nacionalidades colombiana y francesa debería renunciar a una de ellas. A razón de las convicciones del Frente Nacional, se está prometiendo cuotas de inmigrantes legales a 10.000 por año (según Eurostat, llegaron 363.869 inmigrantes de larga duración en 2015 y el Ministerio de Interior afirmó que 227.550 extranjeros obtuvieron un permiso de estadía por primera vez el año pasado).

Además, se promete la supresión del derecho de suelo que le otorga la nacionalidad francesa a aquellos que nacen en el territorio aunque sean de padres extranjeros. François Fillon tiene una política similar en cuanto a ese tema, pero en un ámbito menos radical. Por su lado, Emmanuel Macron no tiene pensado realizar cambios profundos en los flujos migratorios. Lo que sí propone, es facilitar la llegada de “cerebros” y la integración. Esta política selectiva ya fue adoptada por países como Canadá, donde se intenta atraer profesionales calificados del mundo entero. No obstante, también cree que se debe proteger las fronteras, creando una policía especial. 

El peso de la corrupción 
Algo que afectó profundamente las elecciones presidenciales desde su comienzo, fue el tema de la corrupción política. Nicolas Sarkozy había intentado presentarse nuevamente, pero perdió frente a Fillon en las elecciones primarias de la derecha. El expresidente fue investigado por múltiples casos. Le Pen también está involucrada en seis investigaciones por empleos  ficticios, uso del dinero europeo para los intereses de su propio partido y también la difusión de fotografías representando combatientes del Estado islámico y sus víctimas decapitadas, infringiendo el derecho a la integridad de las víctimas. 

Fillon se vio involucrado en las revelaciones de empleos ficticios: su propia esposa tenía un contrato en el Parlamento, sin verdaderamente cumplir sus funciones. También hubo escándalos por préstamos dudosos de 50.000 euros y regalos de lujo: unos trajes de 13.000 euros.

En el último debate televisivo, las polémicas sirvieron al candidato Philippe Poutou, obrero en una fábrica Ford : « el FN se dice anti sistema, pero se protege gracias a las leyes del sistema con su inmunidad parlamentaria y no quiere ir a las citaciones de la Policía», declaró, y agregó que “nosotros, cuando la policía nos convoca, no tenemos inmunidad obrera”. En la opinión de François Pétry, politólogo de la Universidad de Laval, “los casos jurídicos tienen poco efecto en los partidarios convencidos. No afectan realmente la popularidad de Le Pen o Fillon. (...) La publicidad negativa (los “casos”) tiene como consecuencia reforzar el espíritu partidario ‘ellos contra nosotros’ en vez de debilitarlo”. 

¿Frexit o Unión Europea?
Las elecciones también son la ocasión para los candidatos, de debatir sobre la relación de Francia con la Unión Europea. Después del Bréxit, la política francesa está considerando un Fréxit, es decir, la salida de Francia de la UE. ¿Por qué? Algunos candidatos, como Le Pen, Jacques Cheminade o Jean-Luc Mélenchon, consideran que el peso de la organización le quita demasiado poder al Gobierno francés. Además, están convencidos que el retorno al franco favorecería la economía.

Otros son más moderados: optarían más bien por un cambio de la estructura de la UE. La verdad es que si Francia llega a solicitar la salida de la Unión, hasta Le Pen tendría que pasar por un referéndum para darle paso a la medida. Para Pétry, este escenario no es absurdo: “es probable (que ocurra). Los sondeos parecen indicar que la mayoría de los encuestados están a favor de un Frexit.” declaró. El verano pasado, 45% de los Franceses estaban en contra  y 33% a favor, acorde con una encuesta de TNS Sofres OnePoint. Pero la agencia Moody’s reveló que los pro Frexit estaban aumentando.

Si esto llega a ocurrir, la identidad de la organización se enfrentaría a un profundo cuestionamiento. No obstante Francia es uno de los miembros fundadores de la Unión, cuando se conocía como la Comunidad Económica del Carbón y del Acero. La iniciativa surgió después del trauma de las dos guerras mundiales. Francia y Alemania eran enemigos históricos y ya se habían enfrentado también en los siglos pasados. En la posguerra, Jean Monnet y Robert Schumann, dos de los padres fundadores de lo que se volvería la UE, propusieron una colaboración con Alemania, para controlar los principales materiales usados en la guerra: el carbón y el acero. Desde que se firmaron los Tratados de Roma, se pudo garantizar la paz. Luego llegaron los temas del mercado común, de la cooperación económica y las políticas conjuntas. Si Francia renunciara a la Unión Europea, se fragmentaría su esencia.

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