De 8:00 a.m. a 2:00 p.m. se disputarán hoy en el coliseo Rodrigo Pérez Castro las fases de eliminación directa y las finales del Festival de Tenis de Mesa.
Son ocho minutos en moto los que debe recorrer dos veces al día, de ida y regreso, entre su casa en la vereda Cuchillas de San José y el casco urbano de Rionegro, donde está la Institución Educativa Técnico Industrial Santiago de Arma y las tres escuelas deportivas en las que ocupa el resto de su tiempo: tenis de mesa, ajedrez y fútbol.
En ese viaje lo acompaña diariamente uno de sus papás, don Ricardo Antonio Otálvaro o doña Yolanda Yhenit García, pero si las circunstancias no se los permiten, entonces él toma una buseta hasta Rionegro que lo deja muy cerca de cualquiera de sus destinos.
Y lejos de ser un inconveniente, Federico lo encuentra agradable. Nació y vive en esa vereda y “ni siquiera hemos pensado irnos” de un lugar en el que encuentran la tranquilidad y el sosiego que tal vez no tengan en otra parte.
“Ahí estamos bien, tranquilos, el desplazamiento no es problema porque en la moto es muy fácil”, cuenta el estudiante de 11 años que ganó tres medallas en la categoría sub 13 del Festival de Tenis de Mesa que se juega en el coliseo Rodrigo Pérez Castro.
“Gané dos oros en mixtos y dobles, y bronce en equipos”, comenta mientras ojea a sus posibles clientes y las dos cajas de golosinas que lleva a todas partes como “un recurso para ayudarme con los gastos y algo de ahorro. Vendo gomitas, sapitos, chocolatinas y toda clase de dulces”, una labor que “aprendí de mi mamá, que se la rebusca cuando yo necesito”.
De cartera en cintura y cocas plásticas en mano con el surtido del día, Federico aprovecha cualquier descanso en la competencia para recorrer las tribunas del escenario, una y otra vez, y asegura que “esto me ha dado buen resultado, me ha dejado buenas ganancias de las que ahorro una parte y la otra la utilizo para comprar mis implementos deportivos o pagar inscripciones en torneos en los que participo”. De hecho, piensa “crecer el negocio” que empezó “con una cajita de sapitos” y ahora ofrece más de seis productos.
Es que Federico Otálvaro García no pierde tiempo. Hace dos años practica ajedrez en el Club Gari Kaspárov, un legado de su mamá, asidua practicante del deporte ciencia, pero también asiste a la escuela de Fútbol Bienestar y Ejercicio, aunque definitivamente “lo que más disfruto es el tenis de mesa”.
Sin embargo, este año el incansable Federico tiene pensado hacer uno de esos deportes cada semana y no dedicarse tanto a uno solo, “porque estoy en un proceso de formación y crecimiento, y eso me va a ayudar a madurar”, pues quiere estar listo para en el futuro tomar las “mejores decisiones, tanto en el deporte como en la vida”.
94 muertos dejó terremoto de magnitud 6,5 en Indonesia