El guerrero de la cultura popular

Autor: Redacción
16 julio de 2017 - 02:02 PM

Chucho Mejía, uno de los líderes culturales más destacados de Medellín, recibió un homenaje recientemente por parte de la Cooperativa Confiar, durante su Bazar de la Confianza, con motivo de su fallecimiento, este 2017.

Medellín

Marcos Fidel Vega Seña

El destino de Jesús Antonio Mejía Ossa estaba sellado por la rebeldía.  Nada en su vida fue convencional, pues desde que tuvo uso de razón escogió la lucha por las reivindicaciones sociales de las personas que el sistema político colombiano considera problemáticas. A lo largo de su existencia organizó huelgas, participó en paros y marchas; acompañó un sinnúmero de jornadas sindicalistas y agitó la bandera libertaria de los derechos humanos.  Cada etapa de su vida fue una reivindicación de ese carácter revolucionario. Yolanda Betancur Bermúdez, la mujer con quien casó Jesús en 1970, cuenta, con la nostalgia de su partida, pero con la alegría de sus 46 años de amor compartido, pasajes anecdóticos que hablan realmente de quién era Jesús.

Lea también: Mitos y realidades del Museo Casa de la Memoria

Uno de esos hechos fue el matrimonio. Los casó el sacerdote belga Daniel Hubert Gillard, que, de acuerdo con el relato de Yolanda, se rebeló contra la iglesia y como castigo lo enviaron a Cali. Un informe de la Revista Semana explica que en 1985, el cura se desplazaba en un campero y sin previo aviso recibió cinco heridas de bala en un  retén montado por las autoridades.  Debido a este incidente y otros más, los dos entendieron que su sino estaba marcado por esas causas sociales. De ahí, que la ética y el temple con que Jesús llevó su vida y su obra cultural, deben ser referentes y su memoria deber ser presencia en un país en que sus propias culturas y artistas no valen nada. 

En Chucho, como cariñosamente lo llamaban sus amigos y allegados, se conjugaban, además de la pasión por la política, su vocación pedagógica y académica. La de maestro fue una de sus facetas más interesantes, pues ese don innato con que ejerció la enseñanza será ejemplo y paradigma para quienes apenas se asoman a la difícil pero apasionante tarea de educar. Fue portador de cualidades, la paciencia fue una sus virtudes proverbiales. Esta virtud la enlazaba con una alta dosis de solidaridad y mística por su oficio. Varias generaciones le deben la comprensión del mundo, sus fenómenos, sus contradicciones y, especialmente, entender nuestra condición humana. Así lo conoció Yolanda, ya que fue su profesor, en la Casa Episcopal, de donde ella egresó como guía turística. Más tarde lo acompañaría en el oficio magisterial. 

Como político, acometió con ética y valentía la defensa de los derechos de las comunidades invisibles, desposeídas o despojadas. Nunca renunció a decir, en su verbo urticante, lo que pensaba sobre el atropello cultural y las acciones contrarias al respeto de los pueblos a su emancipación y autodeterminación para escoger libremente su propio destino. Los indígenas, los negros, los campesinos, los trabajadores de la cultura, los sindicalistas, y en fin, los que luchan por causas sociales, contaron, en forma desinteresada, con su adhesión y apoyo. Jesús no claudicó, no renunció a sus ideas, no cedió un ápice, no se dejó envolver por los cantos de sirena del capitalismo salvaje y su voz se levantó, a veces solitaria, para increpar la barbarie y el absurdo desangre de este país y del planeta en general, amenazado por los carniceros, a los que le han dado patente de corso los pusilánimes gobiernos occidentales, para destruir y masacrar a sus comunidades sin un átomo de remordimiento, tal como él lo concebía. 

Pero sin duda, la faceta más emocionante de Jesús es la del ilustrado. Como el personaje del sabio catalán de Cien años de soledad, no mezquinó su sabiduría para repartirla y compartirla con sus condiscípulos. Su profundo conocimiento de todos los aspectos de la humanidad, hacían de él una biblioteca andante, pero con la complementariedad de su calidez humana, sencillez y buen tino para acercarte datos y más datos, libros y más libros, autores y más autores. 

Su amor y dedicación por el arte  popular fue uno de los elementos que lo distinguió en el ámbito del conocimiento, donde fue respetado y acatado. Su defensa por el folclor, lo terrígeno, lo propio, por lo de acá, hicieron de su trabajo un apasionante ejemplo para aquellos, que aún siguen, como en los tiempos de los españoles, engañados con los deslumbrantes espejitos de la bobería y la cursilería. 

La lucha libertaria lo llevó a ser un trotamundos.  Recorrió este país con la pasión y la paciencia de quien no espera nada a cambio; los escarpados caminos y laberintos de Colombia escucharon su voz como el bálsamo de  esperanza, con la sentencia “no todo está perdido”. Eso lo retrató en una dimensión insoslayable, que lo hizo ancestral, pero a la vez posmoderno, pues Jesús fue de aquí, pero también fue de allá; de la tierra, pero también un ciudadano de todos los mundos; conjuró el tiempo y lo sempiterno, como el errante profeta que llegaba donde lo necesitaban. 

Lea también: Usted no sabe quién soy yo: hago trabajo sexual

A Medellín arribó en 1958, como fundador del tráfico aéreo y cofundador del Periódico El Radar. Había dejado, hacía unos años, su natal Santuario, en Risaralda, y había acometido, con ímpetu, la tarea de docencia, en los campos de este departamento cafetero. Con estas comunidades emprendió su lucha social por los derechos campesinos y aprendió con ellos el verdadero sentido de lo que significa ser un colombiano sin abolengos.

Un instructor para la cultura 

En su calidad de observador meteorológico participó en la organización sindicalista de esta comunidad, cuyo lema “trabajar por una aviación colombiana, propia, próspera y mejor”, calibraron las posibilidades de una larga contienda ideológica, que aún no termina. Esa huelga se la cobraron; destituido de su cargo, se fue con su lucha para otra parte. 

Lo acoge el Sena, como instructor de cultura, en 1962. Allí emprende una etapa de acercamiento a la Colombia que nadie de sus dirigentes quiere, por ser la mestiza, la triétnica, la campesina, la folclórica y la “patirrajada”. La literatura nacional, la historia sociocultural colombiana, la danza y la proyección artística, fueron tratadas con la profundidad y seriedad investigativa que la academia se ha negado a darle. 

Pero nuevamente, unos años después, la lucha lo vuelve a llamar, y los docentes emprenden acciones porque el Servicio Nacional de Aprendizaje los declara “empleados públicos”, es decir, de libre nombramiento y remoción, contraviniendo sus propias reglas y los asomos de aquella figura, que hoy es muy recurrida por las universidades: docente de cátedra. 

Para esos tiempos, empresas de viejo raigambre industrial, como Coltejer y Tejicóndor se preocupaban por el desarrollo cultural de sus empleados y posibilitaron la creación, al interior de sus empresas, de grupos artísticos, especialmente de danzas, en los cuales varios compañeros de causas y el mismo Jesús, contribuyeron a su desarrollo y consolidación. También le cobraron lo del Sena y sin mediación alguna, él y 500 empleados más salieron de esta institución. 

El embrión de la Escuela Popular de Arte, EPA. 

Pero nada de esa represión logró doblegar el espíritu del guerrero de las mil batallas de la cultura popular. Se embarcó, junto con otras figuras de la cultura, en un proyecto que años después daría mucho de qué hablar. La Escuela Popular de Arte, EPA, nació en el seno del Instituto Popular de Cultura, IPC, en 1970. Los estudiantes obreros del IPC tenían la oportunidad de estudiar cultura. A ese empeño contribuyeron el malogrado Héctor Abad Gómez y el fallecido dramaturgo y director Gilberto Martínez, entre otros.

Estos hechos, además de ser corroborados por Yolanda, Jesús me los había contado alguna vez, sentado en una silla plástica, de una tienda, ubicada en cercanías de “Agripina con Tenerife”, como llamaba jocosamente el sector donde habitó, publicados en la Revista Porro y Folclor de la Corporación Recreando. De acuerdo con su relato, la EPA se inició en el centro de la ciudad, por un sector de la Plazuela de Zea. Era un apéndice del Instituto Popular de Cultura, IPC, que se inició con tres núcleos básicos: música, danza y teatro. Acompañaron el inicio de este proceso, entre otras figuras, Jairo Aníbal Niño (acotó Jesús, que una vez fallecido el escritor, nadie ha reivindicado su lucha política. La literatura infantil “opaca” a lo demás), Martha Herrón y Pedro Betancur; los hermanos Tapias, en danza y Miguel Ángel Puerta Quintero, en música.

Para esos tiempos las decisiones se tomaban al calor del pensamiento político, influido por lo que sucedía en el continente, en el cual la experiencia cubana era mirada como el arquetipo del “sí se puede” contra el imperio.  Las contradicciones al interior del naciente instituto no se hicieron esperar. Teatro decide separarse y funcionar en un espacio cedido por el Pablo Tobón Uribe. El grado de compromiso con las causas populares trajo esa división; los teatreros fueron considerados europizantes y se conformó como un colectivo. Los actores empezaron a escribir sus experiencias en una revista, que tuvo 20 números. Entre los protagonistas de esta historia están el fallecido Carlos Medina y el asesinado José Manuel Freidel. 

La descolombianización 

La disputa entre el teatro y el folclor dejó unas cuantas deudas de aclaración conceptual, frente a lo que los primeros no consideraban importante en la lucha de los segundos. En el fragor de estas discusiones apareció el hijo de un empleado del municipio, pues a la EPA iban los vástagos de los funcionarios para que aprendieran cultura popular. Se trataba de Oscar Vahos Jiménez, quien más tarde emprendería el reconocimiento académico y coreográfico de la lúdica y la danza colombianas. Infortunadamente, Óscar partió primero que Jesús y en su memoria quedó la Corporación Canchimalos, que en medio de la estulticia de esta ciudad, lucha por mantener viva la obra de Vahos Jiménez, quien fuera el gran investigador de la lúdica infantil de Colombia. 

En su preocupación por lo nuestro, Jesús consideró el valor del folclor como “integración de las Ciencias Sociales para el conocimiento y para la lucha de las necesidades y deseos de las comunidades, junto a la producción simbólica y los rasgos distintivos de este mestizaje que es de carácter tridimensional y universal”. 

Para él, la cultura colombiana era vital,  pero, según sus palabras “está enajenada por los medios de desinformación y por quienes practican el vicio para degenerar la creatividad popular. Sesenta y tantos años de guerra contra las diversas comunidades y contra el ecodesarrollo, vienen ejerciendo tres ejércitos en una trampa mortal por acabar lo poco que nos queda de dignidad: el oficial de la oligarquía, el narcotráfico y el insurgente; en un plato de trigo comieron tres tristes tigres... y se atragantaron. Los grandes países nos quieren descolombianizar, quien nos descolombianizare, nos desnarizaorejará y se irá”. Así, con humor asumía su lucha. 

En esa ocasión el maestro habló de una lista de publicaciones relacionadas con la taxonomía de nuestro folclor. Pero, como siempre, esta clase de proyectos necesitan dolientes para llevarse a cabo. Y en estos momentos, en que las preocupaciones de los grupos culturales y de las entidades a su cargo, andan en otras órbitas, es difícil que alguien o alguna institución se le mida a esta iniciativa, interesante, primero por venir de quien viene, y segundo, por su contenido, que consigna un legado para que su memoria siga vitalizando el trabajo cultural tan maltrecho en nuestro medio. 

Sin embargo, en respuesta a esto, varios trabajos, marginales como iniciativas de amigos y allegados, se vienen proponiendo para no olvidar el aporte que Jesús Mejía Ossa hizo a la cultura colombiana, de acuerdo con lo que relata Yolanda. Por ahora y para siempre, sus cenizas navegan en las aguas del río Cauca y transportan su espíritu libertario, bendecido, en un ritual digno de su vida, por los mamos del resguardo de Cristianía, del municipio de Jardín. Por sus ondulantes aguas y por sus agrestes paisajes se escuchará eternamente el silbido de alegría que caracterizaba a este “indiecito” de la cultura universal. 

Compartir Imprimir

Comentarios:


Destacados

Carlos Vives
Columnistas /

Para adelante y para atrás

El Mundo inaugura
Columnistas /

EL MUNDO fue la casa de la cultura de Medellín

Mabel Torres
Columnistas /

Firmas y responsabilidad

Guillermo Gaviria Echeverri
Columnistas /

La desaparición de EL MUNDO

Fundamundo
Columnistas /

Mi último “Vestigium”

Artículos relacionados

Macbeth
Palabra & Obra

Macbeth en Hora 25: “nada es lo que es, sino lo que es”

El Teatro La Hora 25 tiene en temporada su obra Macbeth, cuya estética teatral es analizada por el profesor Óscar Jairo González.
Cuevassupo hacer parte de la historia
Palabra & Obra

Cuevas supo hacer parte de la historia

A propósito del fallecimiento del artista plástico José Luis Cuevas, el pasado 3 de julio, el escritor Félix Ángel comparte detalles de su cercanía al pintor,...
José María Villa
Palabra & Obra

José María Villa Villa, el hombre adecuado

Semblanza del ingeniero José María Villa Villa escrita por Luis Fernando Múnera López para su libro El Puente de Occidente y la integración de Antioquia.

Lo más leído

1
Derechos Humanos /

La JEP abrió convocatoria para 51 magistrados

Entre el 24 de julio y el 2 de agosto se escogerán los 51 magistrados que integrarán el Tribunal Especial...
2
Urbanismo /

Washington D.C., imágenes del abandono

El artista Félix Ángel recorrió el desolado Centro de su amada ciudad de Washington. Este reportaje...
3
Columnistas /

Cómo expresar los años y los siglos

No es correcto decir: el año veinte veinte. La RAE recomienda la modalidad española: año dos mil veinte.
4
Urbanismo /

Basuras de Medellín, un problema de todos

Los residuos sólidos, escombros y demás basuras que se ven constantemente en las calles de Medellín no...
5
Palabra & Obra /

El seductor: Una Coppola más madura y llena de vitalidad

Presentación de la nueva película de la joven, pero ya madura, directora Sofia Coppola, y de su banda sonora
6
Territorio /

Nuevas condiciones para reanudar aspersiones con glifosato

La Corte Constitucional planteó este jueves nuevas condiciones para poder retomar las aspersiones con...