El cielo puede esperar

Autor: Álvaro González Uribe
23 septiembre de 2017 - 12:09 AM

No, pues qué dicha para el cielo tan lleno de angelitos… No. Queremos a los niños aquí en la Tierra, el cielo puede -debe- esperar

Aterra que el tema de esta columna sea el mismo de hace apenas cuatro meses (“Perdón, Sarita”) cuando me referí al aberrante caso de Sara Salazar de tan solo tres años quien falleció en Ibagué luego de soportar traumas de todo tipo, abuso sexual, desnutrición y hasta amputación de un dedo en Armero Guayabal, Tolima. Maltratos por los que fueron capturados sus padrinos, quienes la ‘custodiaban’.

Lea también: Perdón Sarita

Pues mal. La semana anterior el bebé Miguel Ángel Rivera de dos años (¡Dios!) murió en una clínica de Medellín adonde fue llevado agonizante por su madre. El director del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Carlos Eduardo Valdés, confirmó que el pequeño murió debido a asfixia por sofocación: “Le fueron obstruidas sus vías aéreas, boca y nariz. La manera de la muerte es violenta tipo homicidio, se hallaron signos de maltrato infantil agudo y además signos de violencia sexual sobre el menor”. La madre y el padrastro de Miguel están sindicados del crimen. (EL MUNDO, 19/9/17).

Miles de casos similares, unos más llamativos que otros aunque todos execrables, siguen sucediendo en toda Colombia. Pero, aunque quizá algunos de mis lectores se cansen, yo no me cansaré de comentarlos. No podemos permitir que se vuelvan titulares de prensa que leemos por encima como si nada. Como si estas ignominias ya no nos importaran perdidas entre tantas noticias vertiginosas sobre política, corrupción, tragedias naturales, acuerdos de paz, el trino de Uribe, el vestido de Tutina y notas de farándula y fútbol.

Hay que repetir, comentar y condenar hasta el cansancio lo que sigue pasando con nuestros niños. Quien esté aburrido cambie de columna, bien pueda, pero si algo me motiva a escribir son los niños y niñas, aunque solo me lea uno que otro amigo cuando me refiero a esta tragedia continuada.

Tragedia continuada, sí. El doctor Valdés dice que es muy grave la situación de los niños en el país y que la violencia, respecto al año anterior, aumentó en un porcentaje del 1,8: "Es mucho más grave cuando las estadísticas muestran que los primeros agresores son las madres; los segundos los padrastros; los terceros los padres; y los cuartos los hermanos. Esto es una situación que debe llamar la atención de todo el país, todos los estamentos, no solo al sector justicia. Los homicidios de menores se registran en el marco de la violencia intrafamiliar y la violencia sexual. Preocupa que las edades más afectadas son entre 4 y 9 años". (El Tiempo, 20/9/17).

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Según la directora del Icbf, Karen Abudinén, en los ocho meses de este año se han presentado 29 casos diarios de maltrato infantil en Colombia: “En 2016 ingresaron a Bienestar Familiar 10.951 casos de maltrato, es decir, 30 casos diarios en promedio. De ellos, 7.699 corresponden a maltrato por negligencia, 2.615 a maltrato físico y 572 a maltrato psicológico”. En 2017 “de enero a agosto se registraron en la entidad 7.106 casos de maltrato infantil en todo el país, es decir, un promedio de 29 casos por día”. En cuanto a violencia sexual “la cifra alcanzó el año pasado 10.715 casos, mientras que en el periodo comprendido entre enero y agosto de 2017 se reportaron 7.540 casos en toda Colombia, con un promedio de 31 casos diarios”. (Portal RCN Radio, 18/9/17).

Colombia es un cuento infantil de terror. Y vino el papa hace apenas dos semanas. Y dijo que hay que proteger a los niños. Y todos emocionados. Pero el papa ya se fue… Y en el funeral del pequeño Miguel Ángel sus fotos en gran tamaño, flores y globos blancos con su nombre. Asistió una multitud entre la que se encontraban miembros de la Policía de Infancia y Adolescencia y autoridades municipales (llegaron como tardecito…). Hubo música de la banda marcial del jardín donde estudiaba, llantos y ¡‘un angelito más en el cielo’!

No, pues qué dicha para el cielo tan lleno de angelitos… No. Queremos a los niños aquí en la Tierra, el cielo puede -debe- esperar. “Dejad que los niños vengan a mí" expresó al sacerdote que celebró la misa, que “duele mucho esto de despedir a un ángel. No sabemos cuánto sufrió". (El Espectador, 19/9/17). Gracias padre, uno entiende sus buenas intenciones. Pero padre, es que ya se gastaron esas palabras en toda Colombia. Y el papa ya se fue…

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