La decisión de Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán es para los incautos una muestra de fuerza y motivo de satisfacción. La realidad es bien diferente. Es un error histórico teniendo en cuenta los alcances de este de modo que ese país suspendiera la producción de uranio enriquecido y permitiera inspecciones por parte de la Agencia Internacional para la Energía Atómica. Todo indica que luego de 11 visitas in situ Irán ha cumplido con el acuerdo.

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Las consecuencias inmediatas ya empiezan a sentirse. Los precios del petróleo se dispararon, los aliados europeos sienten que los Estados Unidos han incumplido los compromisos adquiridos y los efectos inmediatos de la retirada de Washington serán la desestabilización del régimen iraní e incrementar el riesgo de una guerra en la región. Con los bombardeos de Israel a las bases iraníes en Siria han comenzado las primeras señales de una confrontación de proporciones impredecibles.

Mientras tanto, en Irán la crisis se acentúa con una economía en caída libre. El rial ha perdido un tercio de su valor, la sequía de 5 años ha golpeado con fuerza a los campesinos y los momentos de confusión y desesperanza son aprovechados por las facciones extremas en cabeza de la Guardia Revolucionaria. La gente pide a gritos un cambio y lo que reciben es mayor represión

El mundo de la fantasía en que vive la administración Trump sólo ha servido para complacer a su base de votantes sin que haya una estrategia articulada hacia adelante. El caos que caracteriza a su gobierno convencido de haber alcanzado el éxito en cada uno de sus disparates, ha aislado a los Estados Unidos y creado un ambiente de desconfianza entre sus socios comerciales y aliados históricos.

Volar en mil pedazos el acuerdo con Irán es atacar a los empresarios europeos quienes tendrán que escoger entre hacer negocios con ese país o los Estados Unidos. El secretario del Tesoro ha anunciado que las licencias para la exportación de aviones Boeing a Irán quedarán suspendidas en un lapso de 90 días. Por su parte, Airbus el segundo más grande productor de aeronaves correrá igual suerte estando obligado a aceptar las sanciones teniendo en cuenta que tiene una planta en los Estados Unidos.

Por otro lado, si el gobierno de Teherán decide demandar a los Estados Unidos ante una corte internacional por incumplir el acuerdo, se habrán perdido los esfuerzos por impedir que ese país insista en la producción de armas nucleares, siendo una realidad la debilitación de un moderado, el presidente Rohaní y el eventual regreso de la línea dura afín a Ahmadinejad.

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La apuesta de Trump en Irán nos recuerda a lo que en su momento hizo Bush invadiendo a Irak en 2003. Los resultados son bien conocidos a un costo enorme. Se avecinan momentos duros para diplomacia. Hay que rescatar lo que queda de los lazos trasatlánticos construidos con esfuerzo y credibilidad.

Todavía hay quienes ven a Trump como el gobernante que cumple sus promesas de campaña. Otros lo ven como el Hitler que en su momento se hizo llamar el portavoz de los desvalidos. Y sabemos muy bien cómo termino la historia.