Educación, espiritualidad, cultura y civilización

Autor: Empresarios por la Educación
5 mayo de 2017 - 12:07 AM

Análisis de la Fundación Empresarios por la Educación sobre las perspectivas de la educación en la construcción de una cultura nacional sustentada en valores

 Alberto Espinosa López*

La espiritualidad es una dimensión propia del ser humano que complementa lo físico y lo mental, le permite comprender su existencia, la vida y la muerte y darle sentido a sus actos.

En El camino, la verdad y la vida, K. G. Dürckheim afirma: “La finalidad de todo educador debería ser la manifestación de lo divino en la formación de una persona, formar a un ser humano a través del aprendizaje, de manera que lo que sabe hacer sirva para lo que debe llegar a ser… La espiritualidad forma y transforma al ser humano, potencia su capacidad de cultivarse para avanzar hacia ser totalmente humano, inspira y orienta, ayuda a comprender el universo y la correlación entre las partes y el todo, a encontrar la misión y a hacer la tarea”.

Nuestra comprensión del universo, la naturaleza, el hombre, la vida y la muerte se constituye en la principal fuerza motivadora para actuar y las diferentes culturas y personas conciben la vida de distintas maneras. Por ejemplo, un musulmán, un ateo, un budista, un católico o un calvinista tienen una actitud ante la vida, la divinidad y el trabajo totalmente diferentes: le dan importancia a cosas distintas, se relacionan con los otros en forma propia y logran resultados en las áreas que son importantes para cada uno.

Wayne Dyer, en Magia Real plantea:

“Volvernos seres espirituales con cuerpo material…

Un ser espiritual reconoce que hay más que los cinco sentidos, mira hacia adentro, tiene conciencia de su ser.

El ser espiritual está conectado con los demás, sabe que su relacionamiento con los demás es la clave de su vida.

La meditación diaria, permanente, lo acerca a la realidad”.

La espiritualidad, por lo tanto, es vivencial. No se trata solo de pensamientos o creencias. Lo que transforma a una persona es la vivencia, su introspección para hacerse las grandes preguntas de la vida.

Además, la espiritualidad, ligada a nuestras experiencias personales y culturales, puede ser percibida desde el arte, la música, la pintura, la poesía o cualquier otra expresión humana.

La cultura ha sido definida como el cultivo del espíritu humano, la formación de la mente o el conjunto de saberes y conocimientos acumulados por la humanidad a lo largo de su historia… Como la forma en que las sociedades manifiestan visiones de mundo o ideologías, creencias, valores, costumbres, leyes e instituciones, el lenguaje, los rituales y las normas de comportamiento. También se ha dicho que civilizar es sacar a alguien de un estado bárbaro o salvaje, instruyéndole en las artes de la vida, de modo que pueda progresar en la escala humana...

Pero progresar en la escala humana, claro, no implica solo aumentar el ingreso per cápita, eliminar la pobreza absoluta o satisfacer necesidades básicas. Se trata de ser más humanos, de reflexionar sobre nosotros mismos, de hacernos responsables de nuestra vida y nuestro futuro, de ser capaces de soñar y construir un mundo mejor en el que se pueda aprender, crecer, mejorar y convivir en armonía.

La educación es el proceso mediante el cual las nuevas generaciones aprenden y asimilan conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores; y crean y transforman lo que reciben para enriquecerlo y mejorarlo, definir sus propias creencias, valores y formas de actuar.

En Colombia necesitamos reflexionar sobre cuál cultura nacional, que aglutine las culturas regionales, queremos impulsar y fortalecer. De qué identidad colombiana o conjunto de creencias y valores orientadores de actitudes y comportamientos nos sentimos orgullosos.

Ese es nuestro reto y responsabilidad como líderes sociales: si queremos un mejor país debemos comprometernos con una educación de calidad que cultive y civilice, lo que implica llegar a acuerdos, definir metas, estrategias y acciones que conduzcan al logro de esa gran transformación. Semejante tarea comienza por cada uno de nosotros siendo ejemplo de cultura y civilización para todos los que nos rodean.

*Miembro de la Fundación Empresarios por la Educación, una organización de la sociedad civil que conecta sueños, proyectos, actores y recursos para contribuir al mejoramiento de la calidad educativa.

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