Editoriales como Norma y Santillana, desde el 2013, comenzaron el proceso de llevar los libros de textos de lo físico a lo digital. Según información de las mismas empresas, esto con el propósito de reducir costos en la fabricación de estas herramientas pedagógicas y de hacer más interactivo el proceso de aprendizaje en las instituciones educativas, puesto que tanto los estudiantes como los docentes actualmente son considerados como nativos digitales.

No obstante, los comerciantes de textos escolares y librerías de la ciudad insisten en que no se oponen a la evolución y venta de los libros digitales sino al monopolio de los mismos por dos o tres editoriales, y las supuestas alianzas y negocios que estas crean con los colegios para ser los únicos distribuidores y obligar a los padres a adquirir con ellos el “paquete digital”.

Orlando Tamayo, dueño de una librería ubicada en el pasaje La Bastilla del Centro de Medellín y tesorero de Avelan (Asociación de Vendedores de Libros de Antioquia), aseguró que “ellos (los vendedores de las editoriales) llegan a los colegios el día de la matrícula y les dicen a los padres que son los encargados de la venta de los libros que hay en la lista de útiles escolares. Ellos pueden tener estas plataformas digitales, vender el pin con el que acceden a la misma para ver los libros, pero lo que nos afecta es que monten el negocio dentro de los colegios y obliguen a los papás a comprar los libros digitales con ellos o por medio de su página web con tarjeta de crédito”.

De acuerdo con la información suministrada por Tamayo, las editoriales realizan convenios o alianzas con los colegios. “Ofrecen a los colegios pintarlos, entregarles computadores y donarles libros para los profesores a cambio de ser ellos los únicos que vendan los paquetes de textos que hay en las listas. Además, junto con los profesores de cada área montan estrategias para que en estas plataformas se publiquen los talleres del curso, obligando así a los padres a comprar o comprar el pin”. 

A la par, Luis Carlos Morales, propietario de una librería en el Centro Comercial del Libro y la Cultura, ubicado también en el Centro de Medellín, explicó que el proceso que utilizan las editoriales es que por cada grado escolar crean paquetes digitales que contienen entre cuatro a seis libros, los cuales se pueden encontrar “en físico, de segunda y a mejor precio del que ellos le quieren vender a los padres. Lo que pasa es que le ponen un nombre a este paquete para que nosotros no identifiquemos los textos que contiene y no lo podamos vender, por ejemplo, para los libros de cuarto grado arman un paquete que se llama ‘fusiones 4’ y no publican el nombre real de los libros impresos, cuando hemos revisado estos libros nos hemos dado cuenta cuáles son, pero muchas veces son difíciles de reconocer porque les cambian hasta la portada y entonces es una obligación compararlo directamente a los colegios”.

Si bien es cierto que la masificación del uso de dispositivos móviles ha desencadenado la necesidad de mejorar e innovar las herramientas de aprendizaje, tales como los textos escolares, el proceso para adquirir los mismos en versión digital parece no gustarle ni a los comerciantes ni a los padres.

“Eso es un negocio de las editoriales, es más económico venir al Centro a buscarlos. Son los mismos libros, están en buenas condiciones y cumplen el mismo fin. Año tras año he venido a comprar los libros de mi hija al mismo lugar, además hay que pensar que no sólo tenemos que comprar libros, también están los cuadernos, los uniformes, los colores y demás materiales, entonces la cuenta se nos sube a más de medio millón de pesos”, precisó María Luisa Vásquez, madre de una niña de 9 años.

Asimismo, Valentina García, hermana de dos menores que iniciarán sus estudios en sexto y cuarto grado el día de hoy, narró que “prácticamente nos obligan a comprar el pin, porque dicen que aunque compremos el libro en impreso los profesores van a poner los talleres y los exámenes en la plataforma. Un pin nos costó $450.000 y si comprábamos los libros en impreso nos hubiera costado $250.000”. 

Desde las secretarías

Al respecto de esta situación, Néstor David Restrepo Bonnet, secretario de Educación de Antioquia afirmó que “estos hechos son los que abren las brechas entre la educación pública y la privada, y lo que tenemos que hacer desde el Estado es ofrecer herramientas que faciliten una educación con calidad. No podemos olvidar que leer en Colombia es costoso, pero no por eso podemos permitir que la lectura o el estudio digital se hagan cada vez más exclusivos y que se conviertan en el privilegio de los colegios privados. Lastimosamente aún la educación pública no puede alcanzar los niveles de inversión que tienen los colegios privados, pero no por ello debemos desistir en la implementación de estrategias que permitan equidad y las mismas oportunidades para todos”.

Por su parte, Jorge Ríos, subsecretario de Educación de Medellín, explicó que por parte de esta dependencia se regulan unos costos básicos por cada colegio para que con estos se planeen las listas escolares. Esto se realiza por medio de una resolución  en la que quedan registrados los costos autorizados.

“En caso de estas situaciones, los padres de familia pueden solicitar al colegio la resolución de costos aprobados por la Secretaría, porque para esto que se está haciendo con los textos escolares no hay ninguna denominación. Para nosotros la educación se basa en la pedagogía, en el buen trato y en la buena utilización de los objetos de enseñanza y toda esta parafernalia  entra en el fuero de la decisión de los padres de familia por comprar o no estos pines. Lo que se quiere dejar claro es que los padres pueden apelar a la Secretaría para que nos cuenten en qué colegios, el acceso a la educación, se encuentra acogido por la compra de estos pines”, precisó el subsecretario.

Si bien, la inversión en la educación privada ha permitido la modernización y la utilización de dispositivos móviles como objetos de enseñanza, se puede decir que la educación pública del país en términos de aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no se ha quedado atrás.

Colombia Aprende, el portal creado por el Estado hace aproximadamente trece años,  además de ser el sitio educativo más visitado del país, es el que tiene el mayor número de contenidos digitales para la formación, puesto que según cifras del Ministerio de Educación, tanto estudiantes como docentes encontrarán en este más de 100.000 recursos didácticos para la enseñanza y el aprendizaje de forma gratuita. 

En la actualidad, este portal cuenta con más de 9.000 videos educativos; 3.000 ejercicios didácticos; 79 libros en línea, tales como El Quijote, La Vorágine o las fábulas de Rafael Pombo, y 500 simulaciones de laboratorios de Física y Química. Asimismo, los estudiantes podrán prepararse para pruebas como Supérate con el Saber y acceder a los contenidos del programa English Please.

Por su parte, los docentes pueden acceder a través del portal a cursos en línea, textos guías,  y tienen además la oportunidad de crear sitios de discusión pedagógica mediante blogs y foros virtuales.

Normativas 

De acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional (MEN), la Ley 1269 de 2008  que modifica el Artículo 203 de la Ley 115 de 1994, establece que los establecimientos educativos deberán entregar a los padres de familia, en el momento de la matrícula, la lista completa de materiales educativos, la cual debe estar previamente aprobada por el Consejo Directivo y no podrán exigir que entreguen estos materiales al establecimiento. Además dentro de la misma norma se señala como restricción “adquirir útiles escolares de marcas o proveedores definidos por el establecimiento y adquirir al inicio del año la totalidad de los útiles escolares que se incluyen en la lista.

Aunque con lo anterior se podría concluir que este “modus operandi” de venta de textos escolares digitales entre las editoriales y los colegios podrían señalarse como irregular, lo cierto es que según información adicional del Ministerio indica que el establecimiento  “puede exigir un texto de un autor y editorial, puesto que esto se desprende de la autonomía que les otorgó la Ley 115 de 1994 para definir su currículo, pero no que se compre a un proveedor determinado. El concepto de textos incluye a los impresos y a los virtuales, teniendo en cuenta que en los casos de los virtuales, cuando incluyan hardware para docentes tales como tableros virtuales, video beams, etc., estos costos deben ser cubiertos por el establecimiento educativo (Art. 2.3.3.1.6.9 del Dec. 1075 de 2015)”.

Prohibiciones

Los establecimientos tienen prohibido exigir y por ende los padres de familia no están obligados a:

- Adquirir para los uniformes de sus hijos prendas exclusivas o de marcas definidas.
- Adquirir útiles escolares de marcas o proveedores definidos por el establecimiento.
- Adquirir al inicio del año la totalidad de los útiles escolares que se incluyen en la lista. Estos pueden ser adquiridos en la medida en que sean requeridos para el desarrollo de las actividades escolares.
- Entregar al colegio los útiles o textos para que sean administrados por el establecimiento.
- Cambiar los textos antes de transcurridos tres años de su adopción. Estas renovaciones sólo se podrán hacer por razones pedagógicas, de actualización de conocimientos e informaciones y modificaciones del currículo.
- El Gobierno Escolar podrá hacer acuerdos frente a las listas, siempre que no incumplan la legislación vigente. 

Ventajas del libro de texto digital

De acuerdo con Aulaplaneta,  sistema integrado de contenidos y recursos digitales que ayuda a los docentes a preparar sus clases, las ventajas que supone pasar del formato analógico (en papel) al digital son:

- Motivación a los alumnos y ayuda en el proceso de aprendizaje.
- Permite la autoevaluación.
- Aumenta la interacción entre el alumno y el contenido.
- Proporciona un entorno personalizado.
- Aligera la maleta.
- Puede consultarse en cualquier momento o lugar.
- Es actualizable.
- Representa un ahorro para las familias.