Cuba celebró ayer por primera vez sin Fidel Castro un nuevo aniversario de la Revolución cubana y los 60 años del Ejército Rebelde con un masivo desfile militar dedicado al fallecido líder, y presidida por su hermano, el presidente Raúl Castro.
Con un guiño a la juventud y al relevo generacional, la Cuba oficialista encabezada por una cúpula ya octogenaria lanzó ayer, en forma de masiva parada militar, un mensaje en el que proclamó la vigencia de una Revolución que quedó marcada por la muerte de su líder, Fidel Castro.
Miles de personas, marcharon ayer por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas y pancartas de recuerdo a Fidel, bajo la mirada de su hermano, el presidente Raúl Castro (85 años), acompañado en la tribuna por la cúpula política de la isla.
La movilización tuvo también carácter de misiva soberanista hacia Washington, a pocos días de que tome posesión el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abiertamente contrario a la política de acercamiento impulsada por Barack Obama.
Antes de que marcharan las masas -bautizadas por los organizadores como “pueblo combatiente”- lo hicieron representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en un desfile que oficialmente conmemoraba las seis décadas de vida del actual Ejército de Cuba y los 58 del triunfo de la Revolución.
Pero la ocasión, dedicada este año a la juventud y al fallecido líder cubano, fue aprovechada para enviar un mensaje al mundo: Fidel habrá “desaparecido físicamente” pero la Revolución permanece, con el relevo generacional asegurado.
No por casualidad, el único discurso estuvo a cargo de la diputada Jennifer Bello, presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y miembro del Consejo de Estado.
La joven dirigente afirmó en su alocución que Cuba “no cederá en la defensa de sus principios revolucionarios y antiimperialistas” y que tampoco olvidará su historia y símbolos, ni renunciará a sus “compromisos”.
“A nuestra juventud, heredera y continuadora de las luchas y victorias de nuestro pueblo, dedicamos este aniversario”, proclamó.
También aludió al proceso de normalización de relaciones entre Cuba y EE.UU., y aseguró que la isla no dejará de reclamar el levantamiento del embargo que mantiene ese país sobre la isla, así como la devolución del territorio de la base naval de Guantánamo.
Cuba “tampoco dejará de exigir el fin de los programas subversivos e injerencistas, dirigidos a provocar cambios en el orden político, económico y social que nuestro pueblo escogió soberanamente”, advirtió Bello.
Estas palabras suponen la primera mención oficial desde Cuba al proceso de deshielo con EE.UU. en las últimas semanas, cuya continuidad está en suspenso por la llegada a la Casa Blanca de Trump.
Sin embargo, el protagonista indiscutible de la jornada no fue el volátil político estadounidense, sino el recién fallecido Fidel.
Castro, omnipresente en fotografías, citas y consignas, de las que la más coreada fue la misma que durante los fastos fúnebres por su muerte hace poco más de un mes: “Yo soy Fidel”.
El desfile, que se dividía en bloques histórico, militar y popular, inició a las 07:00 a.m. hora local (12:00 GMT), con 21 salvas de artillería y el himno cubano.
Entre el público invitado se encontraba el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), Rodrigo Londoño, alias timochenko, y también pudo verse a la viuda de Fidel Castro, Dalia Soto.
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