El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Analicemos, una vez más en detalles aquel dictamen de Marx que tanto se cita sin comprenderlo: la historia se da dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Napoleón Bonaparte se hundió después de haber sufrido destierro, incomprensiones y de haber fracasado militarmente en la batalla de Waterloo. Veinte millones de soldados franceses murieron en sus guerras, parte del pueblo que lo amó. Aquí nace, como recuerda Hegel, el hombre histórico y la idea de la Historia como el reino de la infelicidad. En el cuadro de Louis David lo vemos rodeado por la gloria en su momento de coronación, su imagen melancólica en el destierro de la isla de santa Elena figuró como cromo en los interiores de muchos republicanos en Colombia. Su fracaso fue la medida de su sueño de apertura de la política hacia la razón. En esto reside lo trágico. Napoleón III como farsa ilustró lo que supone para un país el hecho de que su clase política se convirtiera en una caricatura social: los burgueses de ese remedo de República se disfrazaban de patricios romanos, en el Foro los políticos creían dirigirse no a los ciudadanos sino “a la Historia”. De ahí surgió el estilo Imperio tanto para hombres como mujeres, pues Luis Napoleón se llegó a creer un emperador romano y no un dirigente de la república. La farsa los llevó a imponer como su estilo arquitectónico un neoclásico melcochudo donde el mármol se sustituía por el yeso pintado para dar el efecto visual de ser una arquitectura auténticamente romana. En la farsa quienes participan de ella terminan convertidos en ella. Lo primero que hicieron dos políticos pertenecientes a la farsa, después de estas últimas elecciones, fue celebrar pomposas cenas con invitados especiales para “tomar decisiones”. De este modo creían estar en la “escena histórica” cuando lo que les exigía la ciudadanía era que estuvieran aquí en la dura realidad cotidiana. Fotos para las revistas del corazón y no una preocupación verdadera por la suerte de la democracia. Es la falsificación de las palabras y el recurso criminal de la retórica populachera, el “Idola Fori” que Carlos Arturo Torres aplicó a los falsos ídolos del mercado que desvirtuaron la posible legitimidad de las ideas políticas.Lea también: El desgaste ideológicoA una colectividad histórica como el Partido Liberal decisiva en la fundamentación de la democracia colombiana no se le puede dar un entierro de tercera por parte de dos pintorescos personajes como De la Calle y César Gaviria actuando a la manera de viejos gamonales pues tal como lo demuestran las encuestas, la traicionada base popular del Partido ya está señalando su derecho a escoger libremente a su candidato a la Presidencia. Lo que estamos definiendo, repito, es un modelo de país donde la democracia necesita erradicar para siempre la farsa en que ha caído la política colombiana. La democracia no necesita de falsos ídolos, busca un lenguaje sin trampas. Si Chávez ya era una caricatura, Maduro es un esperpento en cuya ampulosidad demagógica se mira Petro. Una auténtica vida civil no necesita de farsantes electoreros sino dar paso al derecho a la felicidad, a una vida civil donde los valores cívicos sean los que legitimen el derecho a la diversidad y a la tolerancia.Vea además: Parálisis cerebral
Pero la pregunta es si lo estamos haciendo bien. Porque la verdad es que ya después de un poco más de cuarenta días, ese miedo convertido en obsesión de lavarnos las manos ha pasado un poco. Todo el mundo corría, abría la llave y contaba religiosamente los 25 segundos de darle vueltas a manos, dedos, palmas, porque creía que ese bichito se le pegaba. Pero ahora lo que no ha pasado, todo lo contrario se intensifica, es el tener las manos lavadas por el oficio de casa… lavada de platos, lavada de cubiertos, lavada de traperos, lavada de puertas, lavada de ropa… ¡Dios mío! Ahora la piel de nuestras manos está templada como cuerdas de guitarra.Para este tema consultamos a la doctora María Fernanda Corrales, dermatóloga de la Clínica CES.1 - ¿En estos momentos de miedo por la extrema limpieza qué cuidados se deben tener con las manos?La dermatitis de contacto es una enfermedad muy frecuente que ocurre por la reacción alérgica a sustancias que puedan entrar en contacto con nuestra piel, produciendo resequedad, fisuras, dolor y ocasionalmente sangrado.En estos días han aumentado la frecuencia del lavado de manos y el uso de desinfectantes, por lo que hemos visto un incremento de la dermatitis de contacto, especialmente por jabones y sustancias derivadas del alcohol.Lea tambien:¿Dolor de espalda y cuello? ¡Cuidado!Mis recomendaciones para estos días son: 1. Mantener una mezcla de vaselina con crema humectante (ojalá una crema sin fragancia y sin color) y aplicarla 4-5 veces al día o luego de cada lavada. 2. Evitar exfoliaciones intensas con esponjas, guantes, toallitas o estropajo, ya que pueden empeorar la resequedad y no van a disminuir el riesgo de infección porCoronavirus. 3. En lo posible, preferir jabones de bebé o syndet para lavarse las manos. 4. Por ningún motivo recomiendo usar jabones azules o detergentes de loza para lavarse las manos porque tienen un pH muy distinto al de la piel y pueden generar brotes con mayor facilidad.2 - ¿Dicen que el cloro puede borrar las huellas digitales es cierto?Sí, aunque no es por el cloro exclusivamente sino por la irritación que se produce en la piel con distintas sustancias abrasivas como el cloro, el alcohol, los detergentes, etc.Esta irritación genera descamación, enrojecimiento y engrosamiento de la piel que hace que se pierdan las huellas dactilares.3 - ¿Hay algo especial para aplicar y proteger las manos?En el mercado existen cremas con sustancias aislantes y protectoras como la silicona o los polímeros. Estos agentes aislantes tienen un efecto guante que aísla la piel de las sustancias irritantes y mantienen su efecto incluso después de varias lavadas. Mis favoritas son: Bariederm crema de manos, Cicalfate manos, Silicare, Silkses, entre otros.4 - ¿Qué otros órganos sufren trastornos, ojos, nariz?La nariz y los ojos pueden verse afectados e irritados por el uso de sustancias limpiadoras que puedan volatilizarse en el aire o por el contacto directo de nuestras manos con estas zonas corporales.5- ¿La piel del rostro tiene algún trastorno por el encerramiento?Sí, con el aislamiento y el aumento del reposo la piel puede sufrir desequilibrio en la producción de grasa y la humectación de la piel lo que puede llevar a produciracné, mayor brillo en la piel o por el contrario una mayor resequedad y descamación de la piel del rostro.6 - ¿Qué productos protegen y qué productos son de peligro?Para desinfectar superficies:Se recomiendan sustancias como el amonio cuaternario o el cloro diluido en agua. El cloro no se debe usar puro porque puede ser tóxico, la dilución se hace con dos cucharadas de cloro por 1 litro de agua.Para desinfectar la piel:Se puede usar agua y jabón o geles antibacteriales a base de alcohol. No se recomienda el uso de alcohol antiséptico puro y mucho menos de alcohol industrial porque se absorbe y puede generar intoxicación. Es importante que si se usan sustancias a base de alcohol, se deben dejar secar muy bien porque pueden producir quemaduras si se acercan al fogón o a fuentes de calor.Hay que tener en cuenta que estas sustancias no se deben mezclar entre sí por el riesgo de toxicidad. Además no se debe olvidar que el cloro y el amonio no se deben aplicar en la piel y que el alcohol no es muy efectivo para desinfectar superficies.7 - ¿Que productos no se deben mezclar?El cloro no se debe mezclar con vinagre, amoniaco o alcohol porque puede producir gases altamente tóxicos. Tampoco se debe mezclar cloro con agua oxigenada porquegenera una sustancia corrosiva que quema cualquier superficie.8 - ¿Tiene mascarillas o productos naturales que se pueden hacer en estos casos de cuidado?En realidad los productos naturales para las mascarillas (azúcar, limón, café, huevo, bicarbonato, entre otros) reaccionan muy diferente en cada tipo de piel, porlo que no recomiendo su uso en cualquier persona.Para las cremas faciales o las mascarillas es mejor consultar con el especialista para prevenir quemaduras o irritaciones innecesarias en la piel.
Un estudio parcial (36 pacientes) dirigido por el médico Philippe Gautret del Hospital Universitario de Marsella, Francia, que refiere beneficios en el tratamiento de coronavirus ha desatado entusiasmo en redes sociales, políticos como Donald Trump y hasta pacientes que se automedican sin conocer riesgos, baja eficacia curativa y nula capacidad de prevención del paliativo aplicado en el estudio.El estudio del médico Gautret fue divulgado a mediados del mes de marzo en Francia. En él se referían éxitos clínicos en la combinación de cloroquina y de azitromicina para tratar el covid-19.Lea también: La vacuna para el coronavirus no estaría lista para 2019La cloroquina es un compuesto usado, bajo guía médica, para el tratamiento del paludismo. Si puede tenerlos en el tratamiento del coronavirus es una pregunta a la que hoy busca respuesta la Organización Mundial de la Salud, a través del estudio Solidaridad, que se realiza simultáneamente en diez países para conocer si los medicamentos remdesivir; cloroquina; Ritonavir y lopinavir, y ritonavir y lopinavir junto con interferon-beta, puede ayudar a los médicos e instituciones hospitalarias a tratar a pacientes de coronavirus con síntomas severos o graves.Mientras no concluya el estudio, que apenas comienza y tardará varios meses, se ha concluido que la combinación de cloroquina y azitromicina “no es avalada por sociedades científicas en el mundo”, señala el médico Gustavo García, quien agrega que, como otros virus de las vías respiratorias altas, “el coronavirus no tiene tratamiento específico”.Igual consideración hace Luis Gonzalo Morales, gerente para el coronavirus en Antioquia, quien ha indicado que “no hay ninguna evidencia científica, sistemática, comprobada, de que la cloroquina sirva para tratar el coronavirus y no se debe recomendar su uso bajo ninguna circunstancia”.El peligro de la cloroquinaLos médicos Gustavo Roncancio, jefe de infectología de la Clínica Cardiovid y asesor del Ministerio de Salud; Cristian García, infectólogo de la UPB, y Jorge Enrique Machado Alba, presidente de la Asociación Colombiana de Farmacología, coinciden en alertar por el riesgo del uso indiscriminado de cloroquina o la hidroxicloroquina.El medicamento cloroquina, señalan los médicos, pueden tener impactos graves o hasta fatales para los pacientes.En comunicado conjunto, el presidente de la Asociación Colombiana de Farmacología, la decana de la Facultad de Medicina de la Universidad Tecnológica de Pereira y el director de Investigación de Audifarma, alertan porque se han identificado como efectos secundarios de la cloroquina “alteraciones cardíacas, efectos extrapiramidales, trastornos hematológicos, alteraciones neuromusculares, hipoglicemia, alteraciones de campos visuales/retinopatías, hipersensibilidad”.Conozca aquí el comunicado completo de las asociaciones científicasA estos efectos, el médico Jorge Alonso Marín Cárdenas, presidente de la Asociación de Toxicología Clínica Colombiana, suma los también comprobados efectos secundarios de afectaciones hematológicas, falla renal o convulsiones”, que pueden provocar la muerte, más aún que el coronavirus.“Pueden existir casos en que los médicos tratantes del paciente hospitalizado ordenen el tratamiento con cloroquina”, señala el médico García, pero sólo en esas situaciones y sobre todo con pacientes bajo el estricto seguimiento que se puede ofrecer en hospitales.Sobre la azitromicina, la Asociación Colombiana de Farmacología indica que puede producir “alteración en la conducción cardíaca, sobreinfecciones bacterianas, alteraciones dermatológicas, hipersensibilidad”. Agregan los médicos que la combinación de estos medicamentos puede “causar una arritmia cardíaca que puede ser mortal”.Le puede interesar: Dos claridades: epidemiológica y moralCuidado con los medicamentos domésticosLa pandemia por coronavirus ha despertado interés en autoridades, médicos y posibles pacientes, que ante el temor de contagio, aspiran a tener medidas profilácticas diferentes al distanciamiento físico y el continuo lavado de manos, que sean útiles para prevenir el coronavirus o incluso para tratar infecciones respiratorias leves.Los científicos recomiendan el manejo de los medicamentos en el hogarAnte estas condiciones, las asociaciones Consejo Colombiano de Seguridad, Asociación Colombiana de Farmacovigilancia, Asociación de Toxicología Clínica Colombiana y la Asociación Colombiana de Químicos Farmacéuticos Hospitalarios, llamaron a evitar el uso de medicamentos no formulados por el médico tratante y a seguir estrictamente las recomendaciones médicas para su empleo.Asimismo, compartieron indicaciones sobre el uso doméstico de fármacos de venta libre, a fin de garantizar la salud de las familias y de las personas.
Política en Medellín en la república de Nueva Granada, 1830-1858, y en la Confederación Granadina, 1858-1863En 1830 se disolvió la república de la Gran Colombia debido a la inconformidad venezolana, ecuatoriana y panameña con el gobierno central de Bogotá.Colombia se transformó en la república de Nueva Granada. El general Santander pudo regresar al país de su destierro para asumir la Presidencia. Se inició la hegemonía de los santanderistas en Antioquia y el acceso al gobierno de notables de la élite de Medellín.Lea también: Historia de Medellín a cuentagotas 26El Colegio Académico de Antioquia (futura Universidad de Antioquia) recibió recursos financieros y se crearon las cátedras de química y mineralogía, adicionales a la de derecho que ya existía. El Colegio se convirtió en centro de debate ideológico y político, y en formador de buena parte de la dirigencia antioqueña, con éntasis en las doctrinas liberales.En el colegio seminario de San Fernando, en Santa Fe de Antioquia, se preparaban los religiosos y los intelectuales de tendencia conservadora.En Medellín se vivía un ambiente liberalizante, tanto en política como en las costumbres. La ciudad adquirió la imagen de libertina, secularizada y anticlerical.El debate electoral de 1837 terminó con la derrota y fractura del santanderismo. Esto produjo en Antioquia división y sectorización de la élite dirigente.En 1939 estalló en Pasto la Revolución de los Supremos contra el presidente José Ignacio Márquez. Antioquia se sumó al levantamiento bajo el mando del general Salvador Córdova y la aquiescencia del gobernador Obregón, su primo. Esta acción militar polarizó aún más la clase dirigente de Medellín. Terminó en 1841 con las derrotas de Córdova en Riosucio, por las tropas oficialistas al mando del también antioqueño Juan María Gómez, y luego en Salamina.De esta manera, el poder político en Antioquia pasó a manos del grupo conocido como Ministeriales, que apoyaban al presidente Márquez. Estos se dedicaron con ahínco a recuperar el orden en Medellín y terminar con lo que consideraban el libertinaje reinante. En el Colegio Académico se cambió el plan de estudios por uno de tendencia conservadora. La comunidad de los jesuitas regresó al país y abrió en Medellín un colegio dirigido a formar las élites. La conducta ciudadana giró hacia la moral y las costumbres tradicionales.A mediados del siglo diecinueve se estructuraron en Colombia los partidos Liberal y Conservador. En el año 1848 nació el programa del partido Liberal, formulado por Ezequiel Rojas, y en 1849, el del partido Conservador, redactado por Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro. En las elecciones de 1848 los partidos liberal y conservador se presentaron con nombres y proyectos políticos propios.En los años siguientes Medellín tuvo un crecimiento significativo. Su Cabildo, conformado predominantemente por profesionales interesados solamente en el progreso de la ciudad, no en polarizaciones partidistas, jugó un papel decisivo. Medellín vivió una época de progreso en su urbanismo, en el comercio y en el ascenso de la clase social media. La limpieza de sus calles le trajo el calificativo de “tacita de plata”. No obstante, el suministro de agua potable y el manejo de las aguas servidas se dificultaban por restricciones técnicas en los sistemas de conducción y recolección.Lea también: Historia de Medellín a cuentagotas 25En 1858 se dictó una nueva Constitución Política que creó la Confederación Granadina, que transformó la que hasta entonces era una nación centralista y confesional en una confederación de estados soberanos, descentralizados, autónomos y laicos. Este cambio tuvo poca influencia en la política de Antioquia. La Confederación no tuvo tiempo de desarrollarse debido al levantamiento de Tomás Cipriano de Mosquera en 1860 que derrocó al presidente Ospina Rodríguez.Fuentes de consulta:Uribe, María Teresa. “La política en Medellín, 1820-1845”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 175 a 187.Ortiz Mesa, Luis Javier. “Política, cabildo y ciudad, 1850-1910”, en Jorge Orlando Melo, editor, “Historia de Medellín” dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1, páginas 188 a 200.Continuará
Prácticamente coincide la aplazada inauguración del túnel de oriente con el nonagésimo aniversario del que se construyó para atravesar el alto de La Quiebra en ferrocarril. Y aunque hoy todos quieran estar en la foto y celebren “la pujanza antioqueña”, la verdad es que en el presente como hace un siglo, además de las breñas, el túnel tuvo que sortear otra suerte de barreras que pasan por lo económico pero también por la voluntad. Al joven ingeniero Alejandro López lo tildaron de loco cuando propuso, en su tesis de grado, romper la montaña para que pasara el tren. Tuvo la suerte de que quien aprobó su trabajo académico, el general Pedro Nel Ospina, fuera después Presidente de la República y en esa condición, con los recursos de la indemnización de los Estados Unidos por la separación de Panamá, ordenara la construcción del túnel. Hoy, 90 años después de haber sido inaugurado, sigue siendo orgullo para los habitantes del nordeste, así el tren haya cesado su andar. Ahora son coches impulsados por motos los que cruzan entre Santiago y El Limón para animar el turismo, impulsar la economía y alimentar la nostalgia. Lea también:El cumpleaños de BogotáEntre la concepción de la idea y la materialización del túnel de La Quiebra pasaron 30 años. No es muy distinto a lo que ocurrió con el que tiene los pechos hinchados hoy: el proyecto se planteó hace más de 25 años. El primer estudio tiene 22 años, pero el contrato de obra es de octubre de 2011. Sin embargo, el proyecto estuvo paralizado entre 2012 y 2015. Una obra de envergadura sin duda, 24 kilómetros, túneles, viaductos, intercambios, que valieron 1,1 billones de pesos. En ambos casos, como en tantos otros ejemplos, una vez se ve la luz al otro lado, todos sonríen y se sienten un poco responsables del éxito; pocos, recuerdan los momentos difíciles y los palos en las ruedas. Pero justo es decir, que en buena medida esas contradicciones sirvieron para mejorar los diseños, asegurar los recursos y potenciar los impactos. Esa ha sido la condición de la dirigencia en Antioquia, una controversia que permite avanzar, a veces más a prisa que otras, pero que impone emulación. Cosa distinta ocurre en otros territorios en los que parece más importante la disputa política y el capital de imagen personal que el desarrollo colectivo, amén claro de los contratos oscuros, las coimas y los carruseles. Los ejemplos pululan pero valga señalar solamente el metro de Bogotá, que lleva un siglo de diseños y se ha convertido más en una pesadilla que en un sueño para la capital; o el túnel de La Línea, que con el ejemplo de La Quiebra empezó a soñarse para la vía férrea sin éxito y para finales de los 80 se convirtió en un proyecto vial, que sin embargo solo comenzó obras en 2009 y una década después no conoce el final. Mientras tanto en Antioquia avanza la construcción de otros túneles que serán fundamentales para superar un atraso de infraestructura que no da espera. El letargo de décadas de dormir sobre los laureles dejó al Valle de Aburrá encerrado en su endogamia. Hoy es urgente agilizar la conexión de los proyectos pacífico que contemplan varios túneles y muchos kilómetros de viaducto; los proyectos al mar, que unirá el túnel Guillermo Gaviria Echeverri en el sector de El Toyo y la conexión vial al Nus, para empalmar con la Ruta del Sol, como la salida al Caribe, que también atravesará el alto de La Quiebra en doble calzada. Además:Se abrió el partidorDel túnel ideado por Alejandro López, de casi cuatro kilómetros de longitud, se dijo en su momento que era el segundo más largo de América Latina; del que estrenamos hoy en el oriente de Medellín se dice que con sus 8,2 kilómetros es el más largo de Latinoamérica, datos que no sirven más que para alimentar el orgullo regional. Lo importante es lo que posibilitan en términos de conectividad, que acercan a Medellín con el mundo, el primero, en épocas en que era imprescindible el ingreso de maquinaria y productos para la elaboración de mercancías que tenían que salir por el Caribe; el segundo, en tiempos en los que el tráfico aéreo es creciente y la distancia con el aeropuerto internacional es cada vez más insufrible por cuenta de la creciente congestión vehicular. Obras que para ver la luz tienen que pensarse, soñarse, discutirse y concertarse, que demandan líderes capaces de proponer y hacer; no de quienes amparados en su minuto de fama se vanaglorian de parar las obras que no llevan su impronta; porque piensan más en ellos y en su momento, que en el desarrollo futuro del colectivo.