Claro que existen leyes contra la corrupción desde hace muchos años, ¿y entonces por qué sigue reinando?
Este domingo 26 de agosto votaré la consulta anticorrupción e invito a todos los ciudadanos a votarla. A que otorguen un multitudinario mandato al Congreso plasmado en cada una de sus siete preguntas.
Y no será solo un mandato al Congreso. También es un mensaje a toda nuestra sociedad y al mundo porque se trata, no solo de realizar el contenido de las siete preguntas, sino de iniciar una cruzada nacional en todos los sectores sociales, porque es en todos donde la corrupción está adherida en cientos de expresiones como un moho nauseabundo.
Vótese como se vote la consulta, supere o no el alto umbral, como lo dice Mockus este domingo será la hora cero para que Colombia inicie una lucha nacional contra la corrupción en todos sus frentes, en los sectores público y privado, en todas las profesiones y oficios, en todos los estratos y en todo el territorio.
Una lucha que atacará los nidos de corrupción y sus prácticas, pero que también tendrá como fin que los ciudadanos la empecemos a ver, no solo como ese irritante robo a nuestros bolsillos, sino como una costumbre vergonzosa. Porque ese es uno de sus principales nutrientes: En Colombia la corrupción para muchos es signo de inteligencia, astucia, viveza. Por eso tantos admiran a los corruptos, vivos y pícaros. La corrupción, e incluso la viveza no penalizada, deben ser vistas como vergonzantes porque atacan la confianza desgarrando el tejido social y deslegitimando la democracia y las instituciones. Y la confianza es base de la sociedad, de la democracia y de sus instituciones.
Para nadie es un secreto la corrupción en Colombia, pero es aterrador el informe de cuatro tomos que presentó hace poco Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia, fruto de una investigación desarrollada por dicha institución en los dos últimos años.
Dice el informe: «Los tipos de corrupción más frecuentes son el soborno, la apropiación de bienes públicos, la extorsión y el nepotismo. El soborno es tan grave (…) que el 91 por ciento de los empresarios consideran que secretamente se ofrecen dádivas para obtener contratos, y los montos pueden alcanzar en promedio el 17,3 por ciento del valor del contrato. A esto se suma que el 58 por ciento de empresarios afirman que “si no se pagan sobornos, se pierden negocios”.». (El Tiempo, 18-8-18).
Es que la corrupción no solo es pública. También la hay privada que actúa solo en su esfera o en contubernio con la pública. Y también la pequeña corrupción expresada en miles de actos cotidianos. Por donde se esculca aparecen grandes y pequeñas corrupciones que como cucarachas corren, se esconden en otros resquicios y se multiplican.
La corrupción en Colombia es un sinfónico, roquero o reguetonero concierto para delinquir: “Corrupción al parque”. Asistimos a la escandalosa función del día para retorcernos de rabia en nuestros puestos a renegar. Pero no más renegar, es hora de actuar.
¡No más! Este domingo es la largada de la maratón -porque será larga y extenuante- de ese ¡no más!” en la que todos los ciudadanos nos apropiaremos de la lucha contra la corrupción. Y deben empezar los honorables congresistas para que les podamos seguir diciendo honorables.
Claro que existen leyes contra la corrupción desde hace muchos años, ¿y entonces por qué sigue reinando? Pues porque esas normas no sirven, porque hay que hacerlas cumplir, porque son insuficientes y porque se necesita un cambio cultural. El mandato popular de la consulta será el inicio de ese cambio, de una gran movilización con un propósito común.}
¿Qué dirán organismos multilaterales como la OCDE y el Banco Mundial, al igual que el resto del mundo, si leen o escuchan el lunes que Colombia no votó contra la corrupción? Ellos no analizarán las siete preguntas, ni incisos, ni las normas actuales. Mirarán la voluntad política popular y el titular será uno: “Colombia dice no a la lucha contra la corrupción”.
Ese solo titular sí que dificultaría al gobierno y a los empresarios recibir ayudas de cooperación internacional y hacer negocios, obtener préstamos y celebrar tratados con esos organismos y varios países del mundo. ¡Pellízquense quienes se oponen porque ahí sí adiós confianza inversionista!
La corrupción es una fiesta en Colombia y es hora de que la fiesta sea la cruzada contra ella: ¡La corrupción, cion, cion, / nos está robando, ando, ando, / nos está carcomiendo, endo, endo, / no más corrupción, cion, cion, / este domingo a votar la consulta, ulta, ulta!
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