Construir país

Autor: Henry Horacio Chaves
5 mayo de 2017 - 12:09 AM

Más que por bondad o filantropía, cada vez más empresas asumen prácticas de responsabilidad social porque son buen negocio.

Hay mucha distancia, desde el propósito y los métodos, entre la idea aquella de “refundar la patria” y el compromiso cotidiano de aportar a la construcción de país. Una necesidad permanente que supera los eslóganes y las frases hechas para convocar a la acción desde la esfera y la competencia de cada uno. El país es el escenario donde ejercemos la vida y la nacionalidad, por eso es urgente su protección desde la geografía y desde la cultura.

La palabra país viene del francés pays, y designa el conjunto de instituciones políticas en las que confluyen el territorio, la población y la soberanía. Una idea liberal que implica el desarrollo de relaciones recíprocas, fortalecimiento de la cultura y protección del entorno. Tarea que no es asunto de unos pocos iluminados ni exclusiva de las instancias gubernamentales, sino que corresponde a cada quien desde el desempeño de lo que hace o lo que es en el día a día. Un reto inaplazable si es que mantenemos la esperanza de que sean muchos los días por venir y que quienes nos siguen tengan condiciones suficientes para poder hacer algo más que sobrevivir.

Así lo han entendido varias empresas y muchas organizaciones sociales en distintas partes del mundo. Lo que hace medio siglo sonaba a romántica idea ambientalista o social, cada vez tiene mayor importancia y mayor impacto, ya no como asunto asistencialista o de filantropía sino como única opción de mantenerse en el mercado y ser respetado. Así se evidenció hace pocos días en Bogotá y Medellín, en un foro que hizo parte de la celebración del año Francia –Colombia, que giró en torno a la llamada Responsabilidad Social Empresarial.

Quedó claro allí que más allá de la caridad, hablamos de estrategias empresariales para afrontar retos sociales, ambientales y de gobernanza de las empresas. Solo así se pueden influenciar las políticas públicas de desarrollo y enfrentar los desafíos de la época. Son estrategias que tienen que ver con todo, porque se trata de la preservación. No es uniformarnos sino de mantenernos para poder ser distintos y competir, pero en condiciones dignas y menos desiguales. Entre las experiencias de éxito de las empresas francesas que están en Colombia valoro especialmente aquellas que tienen que ver con el desarrollo humano, las que ponen a la gente en el centro del negocio.

Accor Hotels, por ejemplo, adelanta un programa de inclusión laboral de mujeres víctimas del conflicto, de maltrato intrafamiliar, desplazamiento y otras tantas amenazas. Lóreal capacita la mano de obra que requiere la venta de sus productos con cursos de peluquería, maquillaje y manicura a mujeres en condiciones de vulnerabilidad. El grupo Éxito se impuso el desafío de alcanzar en 2030 una generación sin desnutrición infantil. Pero la primera causa de muerte de niños entre 5 y 14 años en Colombia son los accidentes de tránsito, por eso Renault enfoca sus esfuerzos en tratar de revertir esa realidad, mientras que  Sodexo atendió el llamado de la Agencia Colombiana de Reintegración para acoger desmovilizados de las AUC en su fuerza laboral, luego vinieron los desmovilizados individuales de los grupos guerrilleros. Hoy hablan de más de 800 personas que han recibido capacitación, acompañamiento y trabajo, que hacen parte de su organización y han respondido bien.

Por fortuna son muchos, muchísimos más los ejemplos de empresas y organizaciones que encuentran ventajas en adelantar programas incluyentes y responsables socialmente, más allá de mejorar su imagen. Muchas de ellas, aquí y en otras esferas, van permeando las instituciones públicas con sus buenas prácticas en una lucha real, no demagógica, contra la corrupción. Pero además, generan nuevas oportunidades para ellas y para otros, mejoran sus procesos, disminuyen desperdicios, desarrollan nuevos productos, mejoran el clima organizacional y la competitividad: en lugar de perseguir sindicatos se convierten en aliados y referentes de sus empleados. Es decir, han demostrado que trabajar con responsabilidad social es, sobre todo, un buen negocio.

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