Mucho se ha escuchado sobre las campañas de recolección de tapas plásticas para apoyar a los niños con cáncer. Medicáncer, organización que desde hace cuatro años realiza esta tarea, explicó cómo funciona y a quiénes beneficia Tapitas por la Vida. 
Jaime Londoño Echeverri, director ejecutivo de Medicáncer, manifestó que dicha campaña opera bajo tres aspectos fundamentales. El primero es generar en los niños y en los jóvenes un sentido de ayuda y solidaridad hacia los pacientes que por alguna razón son sometidos a quimioterapia. El segundo está enfocado en la defensa del medio ambiente, ya que, al recoger las tapas, se está evitando que se tiren a la calle, a lo que se le suma que su degradación se demora muchos años. Y el tercero, y no menos importante, es todo lo relacionado con los programas de solidaridad, de ayuda y acompañamiento para los pacientes y sus familias.
Explicó Londoño Echeverri que el proceso inicia con las actividades de sensibilización y educación que se realizan en los colegios, universidades, centros comerciales y empresas de la ciudad. Luego de hacer la recolección, las tapas pasan por un proceso de selección y limpieza. “Tenemos unos proveedores que son los que se encargan de comprarlas a unos precios que, obviamente, son difíciles porque en este momento uno encuentra una competencia alta, ya que otras personas con otros fines están vendiendo tapas”, aseveró.
Con el dinero recaudado la organización apoya los distintos procesos que se desarrollan dentro de la misma, es decir, crean campañas de detección oportuna de cáncer con la comunidad, y realizan actividades encaminadas a la educación y la formación. 
Igualmente, “a nosotros nos remiten pacientes que tienen dificultades socioeconómicas y que requieren consultas de cualquiera de las subespecialidades que nosotros tenemos. Son pacientes entonces que, o su EPS no les ha brindado en forma oportuna la consulta o que no tienen ningún tipo de vinculación inicial al sistema social en salud, lo que hacemos entonces es darles la posibilidad de que se haga una detección oportuna”.
Por otra parte, cuando tienen pacientes que vienen de otros municipios o pueblos, y que no tienen dinero o dónde quedarse, en convenio con instituciones como la Casa del Buen Dios, les ofrecen hospedaje, desplazamiento y alimentación, durante el tiempo que se encuentre en la realización de los procedimientos.
Hay pacientes, según Londoño Echeverri, que presentan déficit nutricional. Para este caso, antes de empezar la quimioterapia, trabajan en la nivelación de esa etapa nutricional, usando suplementos alimenticios, con el fin de que las personas tengan una respuesta adecuada a los distintos ciclos de quimioterapia. 
También cuentan con programas de cuidado paliativo y de salud mental y emocional, en los que ofrecen consultas gratuitas con sicólogos. “Todo esto se logra con lo que recaudamos de la venta de las tapas”, resaltó Londoño Echeverri, quien además afirmó que si bien tienen una unidad de oncología pediátrica, no trabajan solamente para los niños, sino para la población con cáncer en general.

¿Cómo nace?
Según explicó Jaime Londoño Echeverri, director ejecutivo de Medicáncer, la idea de Tapitas por la Vida surgió hace cuatro años, ya que al ser una Organización No Gubernamental, tienen dentro de su misión ofrecer programas de acompañamiento, tanto médico como emocional, a los pacientes. “Vimos que a través de la campaña de recolectar tapas por la vida había una forma de fortalecer toda esa parte de acompañamiento y vínculo social frente al paciente y a las familias”, puntualizó.