Las huertas de autoconsumo que se vienen promoviendo desde la Gobernación, significan para 40 familias de la zona rural bellanita, más que un ahorro, una oportunidad para emprender.
Por medio de ventas y trueques, las familias de las veredas Granizal y Altos de Oriente 1 y 2 podrán convertir su huerta casera en una unidad productiva en un par de meses, que además de suplir algunas necesidades de su hogar les significarán recursos extra para sus economías.
Por lo menos así lo ve Juliana Carvajal, una de las beneficiarias del programa, quien aunque dice no conocer muy bien el concepto de seguridad alimentaria, sí entiende lo que significa para su bolsillo, poder encontrar todos los ingredientes para una sopa en la huerta de su casa: “Yo soy desplazada del área metropolitana, de la Comuna 13, entonces nunca tuve la oportunidad de aprender a sembrar, y ya viviendo en el campo es muy bueno, uno tiene la posibilidad de tener por ejemplo arveja, cilantro, calabacín, y repollo, sin tener que sacar plata o tiempo para ir a comprar. Es una dicha salir a la huerta y encontrar todo lo que uno necesita”, dijo la beneficiaria, quien explicó que por medio de unas fichas técnicas, en donde se explican los ciclos de cultivo y cosecha detalladamente, cualquier persona que se anime puede hacer de un terreno pequeño, su alacena propia.
El programa de Huertas de Autoconsumo resulta de la alianza entre la Gobernación de Antioquia, la Secretaría de Salud del municipio de Bello y la Universidad Nacional, como operadora de la Gerencia Departamental de Seguridad Alimentaria. Esta prueba piloto busca generar un apoyo nutricional para población vulnerable, pero también las bases de un proyecto productivo en pequeña escala.
Diana Álvarez, coordinadora del programa de Seguridad Alimentaria de la Secretaría de Salud de Bello, señaló que estos esfuerzos están en sintonía con la Política Nacional de Seguridad Alimentaria, que desde 2002 intenta hacer de Colombia un país que aporte a este objetivo del milenio.
“Esto también se trata del esfuerzo de todos, buscamos poner a la mano de la gente alimentos como frutas y hortalizas, que muchas veces no les son asequibles, también fomentamos el intercambio entre huertos, y la reincorporación de alimentos que dejaron de consumirse en las comunidades como la chía, el amaranto, el yacón, la quinua. Hemos tenido apoyo de la Gobernación, pero el programa ya ha alcanzado una lógica de continuidad independiente”, destacó Álvarez, al señalar que además de los insumos primarios, el proyecto cuenta con el acompañamiento de complementación alimentaria, vigilancia nutricional, y proyectos pedagógicos, todo ello con miras a generar, basados en esta prueba piloto, futuras experiencias de seguridad alimentaria en más comunidades.