El POTA es un instrumento creado para la identificación de los suelos locales y sus fortalezas fértiles. Actualmente avanza para cumplir la meta a largo plazo de fortalecer el agro antioqueño y aprovechar al máximo sus tierras.
El Plan de Ordenamiento Territorial Agropecuario en Antioquia (POTA) continúa avanzando de cara a su objetivo de optimizar el uso adecuado y el aprovechamiento del suelo rural. Este plan, según la Gobernación de Antioquia, se concibe como una política pública integral de largo plazo para intervenir y dirigir la organización espacial del territorio y optimizar su grado de producción mediante criterios de actuación.
El diagnóstico revelado al comienzo de la presente Administración departamental señaló que Antioquia presentaba una estructura productiva con un “uso inadecuado del suelo. Esto, conjugado con una distribución predial inequitativa, causaba un sistema agrario ineficiente y en permanente conflicto”
De acuerdo con datos de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), para cuando el gobernador Luis Pérez Gutiérrez asumió su cargo en 2016, el departamento presentaba un uso inadecuado de la tierra en 3.5 millones de hectáreas, esto representaba un 55.1% del área total perteneciente al mapa antioqueño.
Por ejemplo, señaló Upra que “la actividad del pastoreo debía contar con 115.000 hectáreas, sin embargo para el 2016 ocupaba 1.7 millones de hectáreas destinadas a la crianza de rebaños vacunos”. Teniendo claro el panorama a intervenir, la Gobernación se fijo la meta de asegurar la sostenibilidad de los sistemas agroproductivos y aplicar prácticas que aumentaran el rendimiento apuntando a la conservación ecológica.
Para lograr los avances planteados en materia de desarrollo rural, la administración departamental formuló el POTA, que fijaba unas tareas específicas como apoyar las cadenas productivas, facilitar materiales propagativos, reactivar el sector agrícola con la intervención de 4.942 hectáreas rurales y posicionar la cadena forestal en el departamento.
“Todo lo anterior permitirá aumentar la producción, mejorar la calidad y, alcanzar los rendimientos promedios departamentales agrícolas y forestales; incrementándolos en 8,7 toneladas por hectárea en el presente cuatrienio”, citó el plan de desarrollo expuesto por la Gobernación en los comienzos del mandato de Pérez Gutiérrez
Con el ánimo de conocer el estado de ese Plan de acción segmentado en nueve fases para el campo antioqueño, EL MUNDO conversó con el secretario de agricultura y desarrollo rural de Antioquia, Jaime Alberto Garzón Araque, quien esbozo los logros propios del POTA al término de su primera fase y casi al cierre de la segunda.
“El gobernador Luis Pérez Gutiérrez quiso desde el principio planificar el departamento. Con base en eso sacamos el plan de desarrollo llamado Antioquia Piensa en Grande que estipula varias líneas. La que me compete a mi es la línea 2: la nueva ruralidad para vivir mejor en el campo”, explicó el secretario.
De acuerdo con el funcionario, una de las tareas “más importantes” en la primera fase consistía en conocer las condiciones agroecológicas de los suelos de Antioquia para poder aprovecharlos con pertinencia. Trabajar la tierra de manera adecuada según los lineamientos del POTA hace referencia a la utilización lógica para cada tipo de suelo dependiendo de sus caracteristicas que varían según la ubicación de cada uno.
En este sentido, señaló Garzón Araque, “se necesitaba saber cuáles eran las condiciones agroecológicas de los suelos para poder sembrar efectivamente, en cada una de las regiones, aquellos productos que las tierras podían ofrecer con más competitividad”.
Para tal fin, la Gobernación trabajó articuladamente en la primera fase del proyecto el año anterior con la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional y la Upra. “En ese primer estudio se mapearon 26 Tipos de Usos de la tierra (TUT), seleccionados de acuerdo a las propiedades biofísicas socialmente afectadas, económicamente viables y ambientalmente sostenibles”, aclaró el secretario de agricultura.
El profesor Guillermo Vásquez Velásquez, experto en hidrología forestal y usos del suelo, fue uno de los profesionales de la Universidad Nacional que trabajó en la creación del POTA y dijo a EL MUNDO que la primera fase del Plan arrojó “todo lo que no se debería utilizar en cuestiones agrícolas, pecuarias y forestales en Antioquia”.
“Nosotros analizamos 29 TUT: 12 agrícolas, ocho forestales y nueve pecuarios. Y para cada uno de los 29 indicamos cuales son las tierras A1, las tierras A2, A3 y las que definitivamente no sirven”, añadió.
La categorización de la tierra está clasificada en: A1 (las mejores); A2 (las que tienen alguna limitación); A3 (las que presentan más limitaciones) y las que no se deben trabajar.
Cuáles son las tierras intocables
El profesor Vásquez expuso que Antioquia cuenta con un territorio de 6.3 millones de hectáreas, por eso la Gobernación buscaba comprender para qué servían sus tierras y qué rubros productivos, agrícolas, pecuarios y forestales se podrían mejorar con una adecuada caracterización de su ruralidad.
“Por ejemplo los parques nacionales, las áreas de interés arqueológico, los espejos de agua: embalses, lagos, humedales; deben retirarse de los planes para la producción. Ese ejercicio nos dice que 3.5 millones de hectáreas tienen restricciones y hay que excluirlas de la cadena productiva departamental”, aseveró el académico.
Tras esa depuración de zonas no aptas para las actividades agropecuarias y forestales, la administración departamental ya sabe que cuenta con 2.4 millones de hectáreas disponibles para los rubros ya mencionados. En este orden de ideas el secretario de Agricultura resaltó que ha sido necesario realizar varios talleres para cambiar las practicas agrícolas inadecuadas con el propósito de comenzar a darle el uso correcto a cada tierra, “cambiarle el chip al campesino para que produzca de una manera distinta a la que ha utilizado durante años no es fácil”.
“En la medida en que el trabajador de la tierra va observando como un proyecto avanza de buena forma y que su vecino está ganando dinero; él va accediendo a cambiar sus métodos agrícolas”, enfatizó el funcionario.
Con la reciente caracterización de los suelos contemplados en el POTA, desde hace un tiempo las subregiones antioqueñas han incorporado nuevos productos agrícolas y forestales en sus parcelas. Estas acciones dialogan con la meta del Plan para sacarle el máximo provecho a cada tierra.
Las nuevas vocaciones
Según el profesor Vásquez, en el orden agrícola actualmente hay tres nuevas vocaciones rurales con buena proyección: “La primera es el aguacate Hass, le sigue el cacao que está tomando un gran ímpetu en el mundo (Antioquia tiene más de 121.000 hectáreas para cacao) y luego tenemos el limón Tahití, un rubro que está creciendo mucho”.
Estos tres agroproductos se comienzan a proyectar con fuerza en el mercado internacional, especialmente el aguacate Hass; en este hizo hincapié el secretario Garzón Araque puesto que después de diez años de trabajo por parte de las federaciones, organizaciones de aguacate y muchos otros gremios, Estados Unidos abrió sus puertas a esta fruta.
Para el 17 de este mes se llegará a EE. UU. con el aguacate Hass, “eso para nosotros es un mercado supremamente importante”, consideró el secretario de agricultura. “Hemos venido posicionando la fruta y estamos trabajando con todos los productores de aguacate para que lo mantengan inocuo, a razón de que pretendemos exportalo rumbo a otros mercados del mundo que consumen ese producto”, subrayó.
Por otro lado, el experto de la Unal consultado, resaltó que, además, en el sector pecuario hay nuevas prácticas que contribuyen a la conservación ecológica: “En el orden pecuario todo lo que sea silvopastoreo, o sea la crianza de animales combinada con la plantación de árboles, está marcando la tendencia”.
“En el orden forestal todo el abanico del mundo está abierto, Antioquia tiene un potencial forestal inmenso, yo diría que cercano a las 500.000 hectáreas. Ahí podemos notar especies de madera con capacidad de rápido crecimiento (pino, ciprés, melina y teca). Y otras especies finas tropicales como el cedro y el zapán; son maderas valiosas con mucha potencialidad”.
Pese a que según los creadores del POTA este marcha por buen camino, hay riesgos de que se vea interrumpido a causa del cambio de Administración. Como se explicó anteriormente, es una visión a largo plazo “El plan tiene nueve fases y apenas estamos abordando cuatro. Las otras fases van a depender de muchas cosas. Si cambia el gobernador y llega otro que no le dé importancia a eso, ahí murió”, manifestó el profesor Vásquez.
“Si llega un gobernador que entienda para dónde va la cosa, que no le de pena decir: esto lo inicio el gobernador Luis Pérez, entonces va a seguir. Pero si llega otro del equipo contrario al que no le interesa saber nada de lo que hizo este otro señor, volvemos a comenzar”, argumentó el docente.
Por su parte, el secretario de Agricultura consideró que “en este cuatrienio pretendemos mejorar y atender más de 80.000 hectáreas, es decir, que a través del POTA se puedan generar nuevos sistemas productivos, esperamos continuar por este camino”.
La problemática del sobre pastoreo
Según informes de diferentes organizaciones ambientales, el exceso de terreno destinado a la crianza de ganado es un de los problemas ambientales más serios que aquejan a Colombia. Esta práctica causa diversos impactos negativos como el deterioro precoz del suelo y la infertilidad de la tierra.
Según el experto en uso de suelos, Guillermo Vásquez, “hay ocho millones de hectáreas en Colombia destinadas a la crianza de ganado en pendientes, definitivamente esa práctica debe ser retirada de allí, yo no sé quién va a hacer esa magia. Pero es un reto para Colombia planificar el uso de la tierra eliminando ese problema. Antioquia, por lo menos, ya sabe dónde no se debe hacer pastoreo gracias al POTA”, enfatizo el académico.
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