Bienvenidos lactarios

Autor: Editor
6 enero de 2017 - 12:00 AM

Son un primer firme paso hacia la construcción de una política integral de seguridad alimentaria y nutricional que salve vidas y garantice el bienestar de los niños y las familias.

La sanción presidencial a la Ley 1823 de 2017, iniciativa de la representante liberal Clara Rojas que crea las Salas amigas de la familia lactante en el trabajo, le da entidad jurídica al propósito de atender las principales necesidades de los niños y sus familias. Además, contribuye a forjar una cultura de seguridad alimentaria para la infancia y da esperanzas por una política integral para la familia. 

Conocidas como lactarios empresariales, las salas de lactancia son espacios técnicamente desarrollados para ofrecer a las madres privacidad y comodidad para el acto de recolección de su leche, así como seguridad para almacenarla hasta que ellas, sus parejas o los cuidadores, alimenten a los niños, garantizando la lactancia exclusiva o prioritaria. Su creación, dotación y mantenimiento es responsabilidad de empleadores -en Colombia, las entidades públicas, las empresas con capitales superiores a 1.500 salarios mínimos o con más de cincuenta empleadas-, mientras que su vigilancia compete al Ministerio de Salud. Además de estas garantías, la ley crea cultura al señalar que el Gobierno “promoverá campañas y brindará capacitación para incentivar la lactancia materna en las trabajadoras de las entidades públicas y privadas”. Con los lactarios, el Estado y los empleadores realizan inversiones razonables para el bienestar de la niñez y aportan a crear sociedades saludables.

La lactancia materna exclusiva desde el nacimiento hasta la edad de 6 meses y la complementada con otros alimentos hasta los 2 años sustentan una vida saludable y feliz para quien la recibe. La leche materna es el único alimento que ofrece los nutrientes requeridos para desarrollar el cerebro y los órganos del infante, así como el que fortalece el sistema de defensa. Si tales beneficios no bastaran, la alimentación materna es defensable en tanto aporta afecto y da seguridad al niño que la recibe, aumentando sus capacidades de asimilación de los nutrientes ofrecidos. Tan grandes ganancias no tienen costo para las familias o para el sistema de salud.

A pesar de indiscutibles virtudes, la lactancia materna no es universal. Algunas madres no alimentan a sus vástagos porque han sido influenciadas por prejuicios, como el temor a dar el alimento en público, o por mitos falaces. Otras dejan de hacerlo influenciadas por fabricantes de sustitutos aliados con algunos prestadores de salud. Muchas otras, según lo ha demostrado la OIT, por obstáculos laborales insalvables, que son, justamente, los que resuelven las salas de lactancia. En los primeros seis años de uso de los lactarios, creados en 2006 y ampliados el año pasado, Perú hizo crecer en 5% la población de madres que alimentan a sus bebés, y elevó en ocho meses el período en que las madres lactan, llevándolo a veinte meses. Según la última encuesta de nutrición en Colombia, base de los datos que tiene MinSalud, el 48% de los niños colombianos menores de seis meses no tiene leche materna exclusiva como fuente de alimentación. La cifra refleja un fuerte contraste frente al 68,2% de niños peruanos que en 2015 recibieron lactancia materna exclusiva. 

En su análisis sobre las virtudes de los lactarios como una de las políticas laborales recomendadas para ofrecer atención integral a las familias, la OIT ha destacado beneficios inesperados que redundan en la productividad y las ganancias de las empresas. Laura Adatti, especialista en protección de infancia de la organización ha destacado la reducción en 35% del ausentismo relacionado con calamidades domésticas, en especial mala salud de sus hijos; también que el 33% de las madres han dejado de pedir licencias o vacaciones asociadas a la maternidad, además de que el 67% de las trabajadoras se declararon no interesadas en cambiar de lugar de trabajo en el mediano o largo plazo. Tales indicadores se compadecen con los que presentan empresas peruanas y mexicanas que participan de la convicción del Gobierno del Perú que define los lactarios como un componente importante de las políticas “de conciliación entre la vida familiar y el trabajo, para promover la protección de los derechos de las mujeres, niñas y niños en edad de lactar y el fortalecimiento de las familias” (ver informe en: https://goo.gl/4Y1cgH).

Celebramos los lactarios, que esperábamos desde el año pasado. Ellos son un primer firme paso hacia la construcción de una política integral de seguridad alimentaria y nutricional que salve vidas y garantice el bienestar de los niños y las familias de Colombia.

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