Angélika, una voz de vida

Autor: Carmen Vásquez Gómez
5 noviembre de 2017 - 02:00 PM

Te miras un día en tu espejo y te ves de maravilla. Pasan los días y otro día te miras y el espejo te enfrenta ante un interrogante. Ante el diagnóstico el choque es brutal. Tan fuerte como si fueras manejando a mil por una carretera y te das contra un inmenso camión. Quedas suspendida en el espacio… quedas en otra dimensión de la vida.

Medellín

Ella es una princesa en un castillo. Angélika Molina Estrada tiene una hermosa voz, privilegiada en registro de soprano. Con sus cuerdas vocales alcanza ese registro que, en segundos, son notas diferentes que en sus canciones, como poemas de vida, van quedando entrelazadas entre palabras y ritmos alegres. 
Una voz formada con disciplina y dedicación. Tiene máster de canto en la Academia del Arte, en Madrid, España. Ella es alta, rubia, con una envidiable figura y una mirada que lo dice todo.
Pero hay algo en ella que es un encanto secreto. Su signo de Tauro la define como esa persona inquieta, persistente. Lo que se le mete en la cabeza lo saca adelante, y esto es desde chiquita, cuando dulcemente jugaba con muñecas.
Uno de los patios a pleno sol del Museo El Castillo fue el escenario perfecto que ella escogió para invitar a un grupo de amigas, sólo mujeres. Mujeres con las que quería arropar en fuerza de vida una vivencia, esa misma que la dejó suspendida como la sensación de fuerte choque y otra noticia más de sonidos maravillosos en su voz, su tercer trabajo musical que ella bautizó Flores de mar y, que abre con un tema que lo dice todo: Baila mi corazón.
Su relato fue corto pero directo al corazón de esas amigas que había invitado. Hace dos años se le murió su abuela, María Elena Uribe de Estrada, ese mismo año se casó y ese mismo año un diagnóstico médico le confirmó que había algo allí en ese cerebro pensante de poemas y canciones. Y así, ¿quién no queda suspendido en el espacio? 
Ella vestía un suave vestido de rayas blancas y negras. Aquel dolor de noticia que llegó hasta sus entrañas… y esas notas alegres que salían de su ukelele. En esa mañana de sol en El Castillo, momentos en que ninguna se movía, las asistentes quedaron como estatuas, sólo mirándola a ella. El sol brillaba. Angélika arropaba de amor y fuerza a una realidad que puede cambiar la vida. Pero una vida sin “miedo”, y lo dijo: “El cáncer es una energía que hay que convertir en luz”. Su fuerza interior es seguir adelante con sus sueños, es volar, es ser madre, es abrazar, es seguir enriqueciendo su arte musical, su voz. 
Serán muchísimas más mariposas volando alto. Y se puede sentir con los temas de este, su tercer trabajo musical, que está saliendo por estos días.

Canta, dilo, grítalo fuerte
¿Qué sintió dentro de sí cuando le dieron el diagnostico? 

Lógicamente al principio no me lo creía, yo pensaba que estaba soñando cuando me dijeron que lo que tenía era ‘tan’ grave. Pues ese año, el 2015, fue muy provechoso para mí tanto en lo personal como en lo profesional. Me acababa de casar con Rikki Vélez, artista y mi compañero en todo desde hace años, y en lo profesional recién había lanzado con gran éxito Te quiero tal cual, la canción de campaña de Caracol para la Feria de las Flores. Tenía en ese entonces una agenda muy nutrida para esa Navidad, y de repente, un amanecer, frente a mis ojos, la vida que tenía antes cambió para siempre.

¿Cuánto tiempo pasó para llegar a una calma de reflexión? 
Ahora mirándolo en perspectiva, todo pasó relativamente rápido. Aquí hago alusión a Einstein, porque es muy sabio entender que ‘el tiempo es relativo’. Lo que en ese entonces pasó en cuestión de días, meses, ahora parece tan poco, y a la vez me ha tomado toda una vida para llegar a ese momento de calma y reflexión. Las noches parecían eternas, ahora las veo como las noches y días de más aprendizaje en mi vida, sustanciosas, mucho tiempo, y a la vez tan poco.

¿Qué fue lo que más la ayudó a esa fuerza y tranquilidad que usted tiene hoy? 
El Amor. Mi esposo me miró a los ojos y me dijo: “de esta vamos a salir, hay mucha gente que ha salido de una situación así”. Y verme a través de sus ojos, era un reflejo de lo que me estaba dictando mi corazón. El sentir muy en lo profundo de mí ser que esto no me definiría, que quería ser mamá, y por eso me iba a levantar de esta y de todas las demás que me tenga preparada la vida.

¿Hay un tratamiento especial? 
Una de las maestras quienes han aparecido en todo este tramo, me ayudó a ver diferentes caminos al tradicional. Un día me dijo, recuerda que por muchos caminos se llega a Roma. Y Roma, si lo escribes al revés, es Amor. El camino a mi sanación, lo decidí yo por la vía alternativa, entendiendo mi enfermedad como mi maestro, aprendiéndola y haciéndola parte de mí. Alimentando mi cuerpo mente y espíritu solamente con información que le brindara luz. Un cambio en la alimentación es lógicamente uno de los pasos para esto, yo decidí alcalinizar mi cuerpo y crear un entorno sano, purificar mi sangre, para alimentar bien mis células. Pero más que eso, fue un trabajo de sanación interior, emocional, de cortar muchos miedos y prejuicios heredados y aprendidos, que me estaban incomodando, hasta el punto de generar un nudo energético en mi ser, que en este caso, se convirtió en un tumorcito en la parte izquierda de mi cerebro.

¿Cual fue el cambio en la alimentación? 
Hay estudios que demuestran que si haces una dieta alcalina el cuerpo no es apto para albergar el cáncer. Esta consiste en una base de frutas, verduras, vegetales, granos, todo lo que la tierra nos brinda en su infinita sabiduría. 
Cuando decidí no hacer la quimioterapia, mi médica bioenergética me recomendó cortar la carne pues esta genera mucha acidez en el cuerpo, en ese entonces mi sangre estaba muy ácida y la teníamos que alcalinizar sí o sí. Yo comía mucha carne, me encantaban las carnes frías, ¡en España me las comí todas!  Lo malo es que estas contienen nitritos y nitratos que están demostrados inducen al cáncer. Eliminar los lácteos pues la leche de vaca contiene una enzima que el cuerpo humano no es capaz de metabolizar. Cúrcuma tres veces al día, mucho brócoli, té verde. Hice una dieta anti-cáncer a punta de jugos ‘detox’ en ayunas, con pepino, manzana verde, remolacha, apio, jengibre, uva Isabella, espinaca, zanahoria, y este me lo tomaba intensamente en mi tiempo de desintoxicación, y ahora todavía lo sigo tomando cada mañana, ¡es pura energía, pura vida!

¿Que no puede volver a comer jamás?
No me gustan estas palabras extremas, pues “jamás” genera una sentencia que puede desencadenar en algo negativo, por querer que sea positivo. Pero sí dejé de comer azúcar pues este alimenta las células cancerígenas, dejé los lácteos y la carne.

¿Cree que el estar hoy curada es un milagro o una gran fuerza?
Yo diría que el milagro es la vida misma, creo que el milagro  ha sido la sabiduría misma que he adquirido de toda esta experiencia. Ví la luz. Y a esto va encaminado mi mensaje, el que mueras ante una enfermedad, no quiere decir que hayas perdido la batalla. Cada ser necesita vivir la experiencia a su manera para trascender, mi forma de trascender en este momento de mi vida fue ver todo en perspectiva, aprender cuáles son mis prioridades, y mi propósito como mujer y como artista. El milagro fue el poder ver por qué estoy aquí, en el universo, en el sistema, en mi círculo, en mi familia. Mi misión.

¿Cómo es usted hoy, y quién era antes Angélika?
Soy la quinta hija de una familia numerosa, de seis hijos. Hubo una época cuando éramos pequeños en que mi mamá tocaba guitarra y cantábamos todos con ella, pero luego mi madre ya tocaba más ocasionalmente, y para mí eso fue muy triste, me marcó. Porque yo siempre he vibrado con la música, ha sido mi motor, mi ilusión, la chispa de mi vida. 
Ha sido todo un proceso el hacer mi carrera artística en una familia tradicional paisa, cortar con temores de que de esto no se vive. Pero la vida misma te va templando, como el hierro que se pone al fuego para forjarlo. Y yo siempre he seguido mi corazón. Estudié Negocios Internacionales y luego me fui a estudiar un Máster en Canto Profesional en España.

¿Y con la música cual es su sueño? 
Siempre lo he sabido, ahora con más certeza, que con la música, tengo más que un sueño, una necesidad, de entregar mensajes de luz, de amor, de esperanza, y motivar a otros seres que, como yo, andan en la búsqueda de su lugar en el universo.

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