Oskar Schindler, @ADJustica, a través de las redes sociales difundió el siguiente texto: “Si Ud. dice odiar a las Farc, pero piensa votar por Fajardo, Claudia López, Humberto de la Calle, Robledo o Petro, Ud. no solo es idiota, es un hipócrita. Vote directamente por Timochenko, es exactamente lo mismo, y deja esa doble moral”

Ese es el tonito con que el “furibismo” del país va pintar la campaña política del 2018, a punta de insultos y descalificar a muchos compatriotas que se atreven a disentir de la manera como el Centro Democrático durante estos años de oposición se ha encargado, a través de “fieles adeptos” de tildar a aquellos que estamos a leguas de congeniar con esa manera de hacer política, encasillando a aquellos que piensan distinto de ser serviles a las Farc. Podríamos decir que todos aquellos que son de la “ultragodarria” y extrema derecha, entonces, tienen simpatías con el paramilitarismo.

Lejos están los unos y los otros de la realidad. Brujas tienen tanto la derecha, el centro y la izquierda, jugadores de doble moral están allí, abanderando procesos como paladines de la moral pública, pero debajo de los calzones algo les huele “refeo”, Estos personajes sólo están pintando nubarrones en el horizonte del país, sin ideas claras, sin propuestas ideológicas que destaponen la cloaca de la politiquería colombiana. De la manera como vamos, vamos mal con tendencia a estar peor, pero, sobre todo, con una carencia altísima de verdaderos líderes transformadores de realidades, que construyan ideologías y teorías políticas, esos seres pensantes y actuantes que el país tuvo en otrora están brillando por su ausencia en el ruedo nacional actual. Muchos tienen esas cualidades, pero prefieren no untarse o salir salpicados.

Infortunadamente en el país desde hace muchos años vienen haciendo carrera votar por el menos malo, o votemos en contra de…, así ganó la elección Uribe, la ganó Santos, y en el ámbito regional igualmente muchos alcaldes y gobernadores han salido electos no exactamente por sus brillanteces.

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Si hacemos un pequeño recuento de las últimas tres décadas, ninguno ha ganado sin tener un alto porcentaje de adeptos por ser el menos malo o en contra de:

1986: Virgilio Barco Vargas, le gana las elecciones al mejor candidato que ha tenido el partido Liberal, el conservador Álvaro Gómez Hurtado, a quién el fantasma de su padre le impidió llegar a la Presidencia.

1990: César Gaviria Trujillo, se encontró la presidencia en un entierro y el país con el dolor del asesinato de Galán, derrota al repitente candidato Gómez Hurtado.

1994: Ernesto Samper gana por un pequeño margen las elecciones. Pastrana, a posteriori arma el escándalo del 8.000, con las consecuencias bien sabidas.

1998: Andrés Pastrana, se deslinda de sus orígenes conservadores, le gana a Serpa, quién era el candidato del gobierno. Un claro ejemplo de votar en contra de…

2002: Después del desgobierno pastranista su más acérrimo contrincante, Uribe Vélez le gana las elecciones a Horacio Serpa, entre la desesperanza reinante y el pasado de Serpa, el del otrora liberalismo gana las elecciones.

2006: Las elecciones las repite Uribe Vélez, con un apabullador resultado contra la izquierda del Polo Democrático en cabeza de Carlos Gaviria Díaz. Entra en escena los especímenes como JJ Rendón a asesorar las toldas uribistas.

2010: Santos gana las elecciones bajo las banderas del Uribismo, derrotando a Antanas Mockus

2014: Repite Santos abanderando el proceso de Paz, y le gana al uribismo, en cabeza de Zuluaga. Oscuros personajes rondan por estas campañas como asesores, la guerra sucia llega a sus puntos más altos en esta campaña, gracias a que las redes sociales son cada día más usadas para la “guerra sucia”

Para 2018 nada raro, pero con bajo perfil, se espera la llegada de los gallinazos como JJ Rendón a asesorar las campañas presidenciales sustentadas en el ataque personal y no en el debate de las ideas.

Sería bueno, así sea ficción, darle una mirada a la serie de Netflix Designated Survivor. Reflexiones desde la función presidencial para hacer política de manera ética, a pesar de algunos de sus asesores. Todo lo contrario de lo que sucede en House of Cards, de la misma cadena.

El poder del cambio está en las urnas y es nuestra responsabilidad como demócratas deslindar al país de las de autocráticos, que están disfrazados de pseudo demócratas, sean de izquierda, centro o derecha.

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Es hora de que el otro país, el que está al margen de los odios partidistas y quiere una patria distinto aletee las alas de la mariposa para empezar a generar cambios importantes en la cultura politiquera del país y exigir un basta al ¡Ataque marranero de D’artagnan!