Aunque estar al pie del equipo en la cotidianidad de los entrenamientos es una pasión incontenible para ellos, los hermanos Rescalvo habían llegado al DIM con la voluntad, la capacidad y, sobre todo, un proyecto ambicioso, para darle al club un rumbo deportivo sólido, más allá del desempeño eventual del equipo profesional.

Ismael, en calidad de nuevo gerente técnico de desarrollo deportivo, y su hermano Juan como asistente, adelantaban los diagnósticos para poner en marcha su proyecto que comprende inicialmente cinco áreas: el equipo profesional, las divisiones menores, la secretaría técnica y las áreas médica y administrativa. “Cuando llegamos encontramos áreas que ya estaban creadas y estábamos en la tarea de fortalecer unas y organizar las demás. Encontrando el talento interno que pudiera ayudarnos en este trabajo y analizando qué personas y perfiles necesita el club”, explica Ismael Rescalvo y quien por cuenta de la nueva crisis del Medellín tras la salida de Juan José Peláez tendrá que dejar un poco de lado esos objetivos por los cuales llegó al DIM y ponerse los guayos para trabajar bajo la presión del tiempo y, sobre todo, de la forma más funcional posible para conseguir los puntos que necesita el equipo para seguir peleando por el título.

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La situación actual le impone a Ismael una disyuntiva. “Por una parte está el compromiso y el anhelo de aportarle al club desde la posición en que uno deba hacerlo y de otro lado el reto de dirigir a un grupo muy bueno, sano y talentoso”, dice Rescalvo, quien sin embargo lamenta que Juan José Peláez no continúe más, pues en el poco tiempo de trabajo había alcanzado a crear puentes con él de ideas y conceptos, en temas de contrataciones y necesidades deportivas del equipo, por lo que  lo consideraba clave en el nuevo proyecto institucional. “Desafortunadamente los resultados juegan en contra de los procesos. Él era un convencido de que este proyecto de la gerencia deportiva podía darle al club un rumbo más sólido y estaba dispuesto a aportar todo su conocimiento y experiencia para llevar a cabo lo que nos proponíamos”, apuntó el español.

Sin tener muy claro el curso que tomará el equipo y las decisiones de Raúl Giraldo, dueño del DIM, Ismael y su hermano trabajarán en lo único que parece importar muchas veces: conseguir puntos.

Parametrizar las contrataciones de jugadores, renovar las divisiones menores y devolverles protagonismo, mejorar el trabajo deportivo, médico y administrativo y muchos otros aspectos, son labores que tendrán que esperar. Ojalá por el bien del DIM que no sea por mucho tiempo. Porque más que un técnico, más que puntos, el equipo ahora necesita jugársela por un camino de certezas, más allá de posibles logros y otras eventualidades. 

En cuanto a Ismael, con la decencia que lo caracteriza, asume las funciones que le asignen. Eso sí, recalca como lo dijo a su llegada al DIM. “Creemos que nuestra vinculación con el club va a ser por mucho tiempo. Tenemos mucho trabajo por hacer y garantías de una gran institución para lograrlo. Este equipo y la hinchada merecen llegar más alto”, piensa Rescalvo.