Murió a los noventa y seis años, perfectamente lúcido y enterado de los problemas de la patria.
Falleció el sábado 20 de los corrientes un ejemplar ciudadano, un colombiano de mostrar, un gigante de la política y de la economía, un liberal como quedan pocos, me refiero a don Abdón Espinosa Valderrama, santandereano de nacimiento. Fue ministro, embajador en España, subdirector de El Tiempo y columnista del mismo periódico. Se había iniciado, muy joven, como secretario de Hacienda de su natal departamento, luego fue secretario privado del presidente Lleras Camargo. Murió a los noventa y seis años, perfectamente lúcido y enterado de los problemas de la patria.
Una anécdota viví con el doctor Abdón, que de alguna manera ya había contado en este medio. A mediados del año 2003, cuando Colombia se aprestaba a votar el referendo que proyectó y defendió el doctor Álvaro Uribe, escribió el doctor Abdón Espinosa en su muy leída columna en El Tiempo La espuma de los acontecimientos que la posición del Partido Liberal en ese referendo debía ser la de participar y votar negativamente las propuestas que el partido no deseara. Glosé la posición del doctor Espinosa Valderrama con los siguientes argumentos: “Difiero sustancialmente de lo que usted cree debe ser el comportamiento del Partido Liberal en el tema del referendo. Cuando el pueblo va a las urnas a elegir presidente, gobernador, alcalde, congresista, diputado o concejal actúa en ejercicio de la función electoral y en ese caso la única manera de participar es votando. Quien no vota está dejando que otros decidan por él. Caso contrario es cuando el pueblo va a las urnas en cumplimiento de la función constituyente. Aquí el pueblo puede participar de tres formas: 1- votando afirmativamente, 2- votando negativamente y, 3- absteniéndose de votar. En este caso quien se abstiene también está decidiendo. Si el referendo no obtiene la votación requerida, los abstencionistas decidieron. Visto lo anterior no es posible afirmar que ‘el Partido Liberal, sensatamente, no puede sino optar por la participación democrática’. ¿No cree Usted que el liberalismo al abstenerse está participando? Es una abstención activa, ideológica, con contenido”.
Abdón Espinosa, demostrando su talante de demócrata se dignó responderme, obvio, defendiendo suposición:
“Agradezco vivamente su mensaje y los términos con que me honra. Entiendo que usted, respetado profesor de Derecho Constitucional, se sienta molesto con cuanto parezca reforma de la Carta al menudeo. Pero permítame formularle las siguientes precisiones sobre el referendo: 1- La representación liberal en el Congreso, en su gran mayoría, contribuyó a la ley de convocatoria y aprobó su temario, afortunadamente revisado y recortado por la Corte Constitucional. 2- Ilógico resulta que quienes lo aprobaron, aun con los puntos declarados inexequibles, aparezcan ahora considerando inadmisible sus consecuencias prácticas y jurídicas. 3- La abstención activa es una forma de protesta y de resistencia civil cuando se conculcan los derechos y garantías constitucionales. Pero este no es el caso cuando, como en la actualidad, el gran problema es la insurgencia armada con sus secuestros, devastaciones y nexos con el narcotráfico, al lado del desempleo y la creciente pobreza. 4- Entre la violencia terrorista y la legalidad democrática no puede haber dudas ni ambigüedades. 5- La actitud selectiva frente al Referendo se explica por la conveniencia de algunos artículos y la inconveniencia de otros. 6- No le queda bien al Partido Liberal exponerse a que se le siga tachando de confundirse con una clase política corrupta y arcaica, ni tratar de impedir que se complemente la Reforma Constitucional aprobada por el Congreso, bajo su patrocinio. 7- La hipótesis de la opción de poder, jugando a la aventura, está condicionada a que el partido no se niegue a reconocer las realidades, a que no posponga sus responsabilidades democráticas y a que no acabe disolviéndose en el camino. 8- A la ola poderosa de la opinión pública no es aconsejable embestirla con frágiles quillas, cerrando los ojos a la necesidad de preservar el régimen de leyes, la estructura del Estado Social de Derecho y la unidad de la patria. 9- No le ocurra al Partido Liberal que por querer preservarse como opción de poder repita, en el plano civil, el episodio doloroso de la Humareda y precipite acontecimientos fatales e irreversibles. Bien sabemos a dónde conducen los radicalismos enceguecidos y la virulencia de las palabras y las pasiones. 10- Por lo demás, recuerdo la admonición de Víctor Hugo en oportunidad célebre: ‘¡La consigna! Ah, no: ¡la conciencia!’. Por la distinguida consideración que usted me merece y por sus títulos intelectuales y políticos, he querido ampliarle lo bastante que expuse en la ‘Espuma’ de la cual siento que esta vez usted disienta”.
Ese era don Abdón Espinosa Valderrama, un colombiano superior.
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