Danza en el agua, saltos majestuosos y habilidad, un año notable para la natación del país que deberá consolidarse en el 2017.
No todos los desempeños deportivos tienen que estar respaldados por una medalla para representar un logro importante.
Además de las medallas y los diplomas obtenidos en Río 2016, Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano sacaron pecho por la presentación de Mónica Sarai y Estefanía Álvarez, quienes se lucieron en la competencia de nado sincronizado, en la que mostraron al mundo los ritmos y las músicas colombianas con una rutina inspirada en el mapalé.
La presencia de las antioqueñas en Río marcó un hito para el deporte colombiano, pues el país nunca había tenido la posibilidad de competir en el nado sincronizado olímpico.
Finalizaron en la posición 17, pero lo más importante es el potencial que hay en ellas. De hecho, los entes deportivos nacionales no han escatimado enrecursos para formar a este dúo de danzarinas que ya se codean con la élite.
Ellas no fueron las únicas que brillaron este año; los saltos de Sebastián Morales, un antioqueño de 19 años, se convirtieron en otra grata sorpresa en los pasados Olímpicos.
Siendo el menor de los cuatro clavadistas nacionales en Río, Sebastián se convirtió en el primer colombiano en clasificar a una final en saltos ornamentales olímpicos. Terminó doce en la prueba y se perfila como unos de los deportistas más importantes de Colombia en los próximos años.
Para rematar, el bogotano Ómar Pinzón, de 27 años, se cansó de ganar medallas en la Copa Mundo de Natación, demostrando que tiene el talento para medirse ante los mejores.
Tras él viene Jonathan Gómez, quien con sus escasos 20 años ya tuvo el honor de competir con Michael Phelps, y en sus primeros Juegos Olímpicos clasificó a dos semifinales. Estos logros permitirán que en poco tiempo Colombia encuentre un tesoro lleno de triunfos deportivos en el agua.
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