A nadie, que esté en la mala, o que haya caído en desgracia, debido, entre otras cosas, a la desatención de las normas de buen comportamiento y el incumplimiento de las leyes y disposiciones, las recomendaciones, consejos y sugerencias que pudieran haber evitado las desgracias, le va a gustar oír el titular de este escrito. Es el caso del “pobre Peraloca” del humorista uruguayo, H. Castro, a quien: “se le recomendó, se le sugirió, se le aconsejó, etc.”, más no hizo caso y entonces: “¡Pobre Peraloca!”.

Esto, ni más ni menos, fue lo que le pasó al señor general (R) Jaime Ruiz Barrera. presidente de Acore, (Asociación colombiana de oficiales en retiro) quien recientemente, declaró: “Estamos solos. El presidente no nos contesta y el ministro (de defensa) no es nuestro interlocutor. Cuando a uno lo juzga el enemigo, no tiene garantías de ninguna especie”. ¿VIO? ¡SE LO DIJE!

La mayoría manifestada en el plebiscito del 2 de octubre del año pasado, rechazó ese nefasto acuerdo de Santos con alias timochenko, sin embargo el mamertismo internacional se las ingenió para “enredar la pita” y siguió con sus siniestros designios.

La Comunidad se muestra algo extrañada con todo el embeleco de la JEP, pero no podrá afirmarse nunca, que “no se les advirtió, ni se les aconsejó” sobre lo que se veía venir: impía e indecentemente, los mamertos internacionales se nombraron entre ellos mismos, con el ánimo claro de desatar una gran persecución en contra de sus opositores. En estas columnas se recomendó hace mucho aquello de que: “Si rasuran al vecino, pon tu barba a remojar”.

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Entre los muchos embelecos está el de la “erradicación y sustitución voluntaria de los cultivos ilícitos”, sin tener en cuenta que ningún producto agropecuario puede competir con el beneficio costo de los cultivos de la coca. Y con mucha lógica, se presentan enfrentamientos como el ocurrido recientemente en Tumaco, y concurren presurosos el Ministro del Posconflicto(burócrata inútil de profesión) y el Vicepresidente (el “defensor” del Palacio de Justicia), para concluir, más precipitadamente, que las responsables son las fuerzas del orden, cuando la evidencia los señala a ellos, en primera instancia, como los principales responsables, aunque hay que reconocer que, en realidad, han seguido las directrices del Primer Mandatario en aras de cumplir los compromisos de la Habana.

El descaro ha llegado a extremos como el de ir “fusilando mientras llega la orden”, como se ha manifestado con el desarrollo de la “tal” JEP. Antes de que se apruebe su implementación se auto nombran con la garantía de que se autoregularán. Las cuestiones relacionadas con la JEP, son tan inicuas que el mismo Fiscal, a quien no puede tildarse de opositor, ha presentado serios reparos.

También puede aplicarse al desarrollo económico el titular de este escrito, las señales de alarma que están prendidas hace mucho, y el deterioro de esta situación, también fue advertida, con mucha anterioridad, por verdaderos expertos en la materia. ¿VIO? ¡SE LO DIJE!

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A todas estas, vuelve el primer Mandatario a “cometer” un discurso, en donde se presenta como una víctima de las múltiples acusaciones a que “se ha visto sometido” por parte de la oposición. En el listado que presentó parece haber acertado, porque dicha lista puede considerarse como muy completa. Al respecto la comunidad se pregunta también: ¿Por qué no prosperan las investigaciones relacionadas con tal lista de acusaciones? La respuesta es muy simple, y se debe a que, en primera instancia, ese cuento de la independencia de los poderes es un “cuento chino”, y, además, el Primer Mandatario se las ha ingeniado para permear todos los poderes, convirtiéndose en un verdadero “intocable”. Ese sí que está bien “blindado”, Juanito.

 Es innegable que en muchos de los nombramientos de funcionarios claves aparece la “llamada de arriba”. Este estado de cosas acaba de ser ratificado con el “blindaje” que la Corte Constitucional le acaba de dar al tal acuerdo. ¿VIO? ¡SE LO DIJE!

 Y el mamertismo encabezado por la “gavilla mediática”, lanza “las campanas al vuelo”, cuando más bien habría que decir: “¿Por quién doblan las campanas?”.

Una muestra más de lo que ocurre, es la proliferación de carteles que, en buena parte, las superintendencias han utilizado para perseguir opositores. Sin embargo, no se persigue al cartel más nefasto, propiciado desde las más altas esferas, como lo es el cartel de la “mermelada”.